El Viaje y otros cuentos

The Moon

Nota: este relato surgió de un juego propusto por un podcast. El juego era básicamete elegir tres adjetivos y tres sustantivos al azar (yo usé un generador aleatorio de palabras, pero pueden elegirse por ejemplo abriendo un diccionario en una página random) y completar con ellos la frase "La luna es..." Y, con esas tres frases, empezar tres párrafos del relato. Se suponía que debía ser un relato de solo esos tres párrafos, pero a mi siempre se me va la olla y termino escribiendo mucho más (? Así que nada, acá está el resultado. Quizá utilice la premisa para hacer una novela más tarde, no tengo idea.

 

La luna es un filete peligroso. Muchos creen que está hecha de queso, especialmente en los más tiernos años de la infancia, pero nada más lejos de la realidad. Roca sólida, grisácea, llena de cráteres producto de los cientos de meteoros que la azotan cada año. Así es la luna. Y contra todo pronóstico, la humanidad ha logrado conquistarla.

El primer alunizaje se realizó en el siglo XX. El segundo en el siglo XXI. Para principios del XXII ya estábamos trayendo las partes de lo que sería la primer colonia humana fuera de la Tierra. Y vaya colonia. Tomó un tiempo descubrir cómo defender los edificios no solo de la radiación propia del vacío, sino también de esos pedazos de roca que bombardean la superficie bastante seguido. Al final, los nuevos materiales descubiertos y sintetizados hicieron lo suyo.

El primer año fue complicado, con los suministros de oxígeno limitados, pero una vez que las plantas lograron crecer verdes y fuertes, todo fue a mejor. Ahora, casi cinco años después, ya es posible inaugurar la colonia, traer a quienes serán sus residentes permanentes, planear las visitas prestigiosas de los líderes mundiales y celebridades internacionales. El oxígeno ya se ha vuelto renovable, creando casi que una pequeña atmósfera dentro del gran domo; las granjas producen suficiente alimento como para alimentar a toda la población esperada y los sintetizadores de alimentos animales funcionan a la perfección.

Pero, una vez más, la luna es un filete peligroso. ¿Por qué un filete? Es tan solo un trozo de roca, una mera rodaja de lo que es nuestro planeta. Y ha sido cocinado de más. Seco, sin gracia, olvidado en una esquina del refrigerador para ser tomado solo en ese momento a las 4 am cuando no hay nada más que comer pero tu estómago te pide a gritos algo de comida. Eso es la luna para la humanidad, un manotazo de ahogado para expandir nuestras fronteras porque la Tierra ya no da abasto con la superpoblación, la segunda opción del panorama espacial porque Marte no está aún disponible. Y por si eso fuera poco, es peligrosa, no hay oxígeno, no hay seguridad completa de que una colonia pueda perdurar aquí, no realmente. Cinco años de personal científico y obreros yendo y viniendo en transbordadores no son suficientes, la verdadera prueba comenzará cuando los primeros colonos lleguen y pasen más de un año aquí, cuando empiecen a darse cuenta de que ya no hay amaneceres ni atardeceres, cuando entiendan que una pequeña fractura en la estructura del domo podría significar la muerte.

La luna es un dormitorio útil, porque al fin y al cabo servirá su propósito de albergar a la primer colonia humana en el espacio. Servirá de dormitorio, cocina, baño, sala de estar, parque de juegos, estadio deportivo, pileta de natación, parque de diversiones. Incluso de Disney World. Porque por supuesto, han construido un parque de Disney aquí también, ¿cómo podrían perdérselo? Y ni hablar de la -al menos- docena de McDonald’s que están esperando por ser inaugurados con aceitosas papas fritas y clientes desesperados por tener un poco de lo que solían tener en la Tierra.

Lo mejor es quizás que todo el domo tiene Internet gratuito. Encontrar redes wifi no será un problema para los colonos, aunque espero que hayan considerado el hecho de que por culpa de eso necesitarán un gran porcentaje de psicólogos aquí dentro. Ya saben lo que dicen: el wifi destruye mentes. ¿O eran las redes sociales? ¿Ambas cosas? Los psicólogos dicen demasiadas cosas y es difícil estar al día con todo.

Lo más interesante será sin dudas estar presente para cuando la primer generación de nacidos en la colonia sean adolescentes, o adultos. La primer generación completamente criada en el espacio, en gravedad artificial, en días artificiales. La primer generación en crecer sin saber lo que es sentir los rayos de sol contra la piel, o la briza otoñal moviéndote el cabello. Para ellos la luna será su hogar, no solo un dormitorio. Educación, trabajos, vacaciones, toda sus vidas en un domo en medio de la luna.

Quizás ellos puedan entender verdaderamente el significado de proteger el planeta, porque no lo darán por sentado. O quizás intenten cortar lazos con su cuna, independizarse. Quién sabe. Las colonias nunca duraron demasiado tiempo siendo colonias… Si un océano fue suficiente para que los países de América sintieran que no pertenecían a esos gobiernos europeos, miles de kilómetros de vacío probablemente no serán mucho mejores.




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