Cap 5

El Precio de la Verdad

Elara esperaba en la penumbra de la biblioteca del castillo. Las velas parpadeaban, y el suave crujido de las tablas de madera resonaba en el silencio. La carta que había enviado a Sir Edric aún no tenía respuesta, pero algo en su corazón le decía que el enigma debía ser resuelto.

El sonido de pasos la hizo girar. Sir Edric entró, su mirada intensa como siempre. Elara notó las marcas de fatiga en su rostro, las sombras que oscurecían sus ojos.

—Lady Elara —dijo Sir Edric—. Has despertado mi curiosidad. ¿Qué enigma deseas resolver?

Elara extendió el pergamino hacia él. Las palabras escritas con tinta negra parecían arder en la luz de la vela.

—Este juramento ancestral —dijo Elara—. ¿Qué esconde? ¿Por qué nuestros corazones están atrapados en sus redes?

Sir Edric tomó la carta y la leyó con atención. Luego, la miró a los ojos.

—Elara —dijo—, hay un precio por la verdad. Un precio que debemos pagar si queremos desentrañar el enigma. ¿Estás dispuesta a enfrentarlo?

El corazón de Elara latía con fuerza. ¿Qué precio sería ese? ¿Qué oscuros secretos aguardaban?

—Lo estoy —respondió Elara—. Por Valoria y por nosotros.

Sir Edric la condujo hacia una mesa cercana. Sobre ella, había un antiguo cáliz de plata. Elara lo reconoció como uno de los objetos sagrados del castillo.

—Bebe —dijo Sir Edric—. Bebe de la copa de la verdad.

Elara dudó. ¿Qué revelaría esa copa? ¿Y qué consecuencias traería?

Pero no podía dar marcha atrás. Tomó el cáliz y bebió. El líquido era dulce y amargo a la vez, como la vida misma. Y entonces, las visiones llegaron.

Vio a los antepasados, a la dama de cabellos dorados y al caballero con los ojos grises. Vio la traición, el sacrificio y el amor prohibido. Y en medio de todo, vio sus propios corazones, entrelazados en un destino que trascendía el tiempo.

—Elara —susurró Sir Edric—. Ahora sabes la verdad. Y con ella, viene el precio.

Elara sintió cómo su cuerpo se debilitaba. ¿Qué precio pagaría por la verdad? ¿Qué sacrificaría por su amor?

—El último acto —dijo Sir Edric—. El último sacrificio. Uno de nosotros debe renunciar a todo para que Valoria sobreviva.

Elara miró al caballero, a su futuro esposo. ¿Podría hacerlo? ¿Podría sacrificar su felicidad por el bien del reino?

Y así, en la biblioteca oscura, Elara y Sir Edric enfrentaron su destino. Un destino que los llevaría al límite de su amor y su lealtad.

*Continuará...*