Cap 7

El Último Amanecer

Elara sostenía la daga en sus manos, su hoja centelleando a la luz de las velas. Sir Edric la miraba con una mezcla de determinación y tristeza. El altar de piedra parecía un testigo silencioso de su destino.

—¿Quién será el sacrificio? —preguntó Elara, su voz apenas un susurro.

Sir Edric tomó una respiración profunda. Sus ojos grises reflejaban la lucha interna que lo consumía.

—Elara —dijo—, nuestro amor es más grande que nosotros mismos. Si uno de nosotros se hiere, el otro vivirá con la esperanza de que Valoria florezca. Pero si ambos nos herimos, el reino renacerá con una fuerza que ni tú ni yo podemos imaginar.

Elara miró la daga. ¿Qué significaba el último sacrificio? ¿Qué dejarían atrás? ¿Y qué quedaría de su amor?

—Si yo lo hago —dijo Elara—, ¿qué será de ti?

Sir Edric acarició su mejilla. El gesto era tierno, pero también cargado de despedida.

—Viviré con el recuerdo de tu valentía —respondió—. Y con la promesa de que Valoria prosperará. Pero si tú te sacrificas, Elara, mi corazón quedará atrapado en un invierno eterno.

Elara sintió las lágrimas amenazando. ¿Cómo podía elegir entre su amor y su deber? ¿Cómo podía decidir entre el futuro del reino y el de su corazón?

—Sir Edric —susurró—. Si ambos nos herimos, ¿qué pasará con nosotros?

El caballero la abrazó con fuerza. El aroma de su piel, la calidez de su cuerpo, todo se grabó en la memoria de Elara.

—Nuestro amor será una leyenda —dijo Sir Edric—. Un amor que trascenderá el tiempo y las estaciones. Y Valoria vivirá.

Elara tomó la daga. La hoja fría rozó su piel. ¿Podría hacerlo? ¿Podría lastimarse a sí misma o permitir que él lo hiciera?

—Juntos —susurró Elara—. Lo haremos juntos.

Y así, en la cámara secreta, Elara y Sir Edric se hirieron. Sus sangres se mezclaron en el suelo sagrado, y el altar pareció vibrar con una energía ancestral. El último sacrificio estaba hecho.

El amanecer llegó, y Valoria despertó con una nueva luz. Elara y Sir Edric se miraron, sus manos entrelazadas. El amor había prevalecido, y el reino florecería.

*Continuará...*