El zorro amarillo y el ave herida

III: Moriré intentándolo

Te fallé... y debo pagar por ello, que egoísta soy. Volviste a hablar con él, y me sentí de nuevo en tercero medio, cuando no sabía lo que sentía por ti y te escuchaba atentamente todo lo que hablabas de él, como terminábamos siempre hablando de nuestras exparejas, y el mundo juraba que hacíamos otra cosa.

Porque somos amigas.

Me encanta ser tu amiga y no otra cosa, siento que de alguna forma es más especial.

Me siento inútil, porque soy débil y cobarde, y él es tan, tan perfecto para ti, quiero pensar que tus ojos ya no brillan para él... pero me temo que es así. Ojalá algún día pueda protegerte como deseo, niña pequeña.

«Cuando quieres a una rosa, solo la arrancas. Pero cuando amas a una rosa, la cuidas y la riegas a diario».

Eso fue lo que le dije a Joos cuando me preguntó por el amor, yo le respondí aquello porque me gusta el principito, y a él le fascinó la respuesta. Y esa misma respuesta me dio cuando le hablé de esto (aunque agregó un: «Estás jodida»).

Quizás lo que siento es amor, y me enseñaste que el amor es lindo, aunque duela peor que cualquier herida. Quizás cuestiones lo que siento, y todo esto es tan raro. No puedo creer que escriba estas cosas para sentirme mejor...

Quizás mi mayor acto de amor sea dejarte ir, como leí por ahí.



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En el texto hay: poesia, cartas, el primer amor

Editado: 21.02.2019

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