"Hay heridas que se graban en nuestra piel tan profundas que nunca logran sanarse del todo"
-Taiga Bridger
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Capítulo 3:
CON HERIDA DE FUEGO
De la nada, recordé que mis padres tenían un contacto dentro de la fuerza. El capitán del equipo designado a la investigación era un amigo de la familia. Aunque yo no lo conocía formalmente, sin duda iba a ser de gran ayuda. El equipo Hun-ZB, antes llamado Hunter-Zorro Blanco era, ni más ni menos, que el ojo del huracán cuando hablábamos de la captura de este criminal. Su trabajo era ligeramente seguirle el rastro y su único objetivo era su captura. Ellos debían tener más información que yo.
¿Mi opinión? Pues era simple. Un montón de niños jugando a ser importantes. Nunca se presentaban públicamente ante los noticieros y mucho menos daban declaraciones de cómo avanzaba su investigación. Nunca tenían las respuestas a preguntas hechas por los medios y hasta se tenían rumores de su incompetencia total ante la situación.
Por lo tanto, ese sería el plan; convencer al hombre de darme toda la información posible y no decirle nada a mis padres. Sencillo.
Sin embargo, los nervios aún me recorrían de pies a cabeza mientras empujaba la gran puerta de cristal y mis oídos eran inundados por todo el ruido y las voces dentro de la estación. Estaba llena de personas; muchas personas.
El sentimiento de encierro me paralizó por un momento, deteniendo mis pasos en seco considerando como todo aquello podía salir mal. Algo me derribó sin darme tiempo de premeditar o tan siquiera percatarme de la presencia de otro ser en mi mismo espacio geográfico. Solo solté una pequeña queja cayendo al suelo y cuando levanté los ojos encaré a mi "atacante de espacio personal".
Mis ojos se encontraron con un joven de cabello negro un tanto largo, la piel clara y una expresión de sorpresa. Lo primero que llamó mi atención fueron sus ojos y en ellos me sentí hipnotizada. El color verde que tenían era, sin duda alguna, un tono demasiado irreal para coincidir con mi definición de lo posible en un iris de manera natural. El verde era tan claro y a la vez tan intenso que cada rasgo era totalmente visible sin ningún problema y, como era de esperarse, ahora me encontraba perdida en la idea de que se trataba de una lentilla, porque no creía que fuera posible un color tan radical como ese.
Sí, definitivamente debía ser una especia de lentilla de contacto o alguna cosa, porque era totalmente imposible que...
—¿Hola~? Tierra llamando a la chica en el suelo, ¿sigues ahí? —me llamó con un tono que me hizo reaccionar. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba hablándome.
—¡Sí! —intenté ponerme de pie, pero mis piernas fallaron haciéndome caer de nuevo. No obstante, sentí sus brazos atraparme antes de que mis rodillas tocaran el suelo.
—La coordinación mano-ojo no es lo tuyo, ¿eh? —comentó con ironía. No supe reconocer si se estaba burlando o si intención era solo ser gracioso.
—Gracias —me límite a decir dando unos pasos lejos de él sin eliminar la sonrisa de mi rostro.
Esa sonrisa se hizo más amplia cuando, desde mi punto de vista, me percaté de su uniforme policíaco. Pantalones oscuros, camisa azul de botones y una chaqueta con una insignia que no reconocí en la manga derecha. Lo más resaltante era la placa que colgaba de su cuello en un estuche negro que la dejaba ver con claridad. Era un policía.
—Pensé que tendría que ir por alguna clase de ayuda. En serio te fuiste por varios minutos —de nuevo el tono de burla se hizo presente, esta vez era más evidente. Cómo confirmación, sus palabras fueron acompañadas de una pequeña risa que trató de disimular.
Detallé mejor su aspecto y me di cuenta de que lucía más joven de lo que hubiera imaginado a un policía. No podía tener más de 22 años, lo que me hizo cuestionarme las razones por las que era parte de la fuerza.
—No lo vi al entrar, oficial. Soy Janette Brown, futura mejor periodista de la historia. Un placer —hablé con amabilidad, ignorando por completo sus burlas anteriores.
—Me perdiste en "Soy". Alto, ¡Ah, claro! Janette Brown, la hija mimada de los dueños del noticiero. Tus papis te mencionan seguido en el canal —exclamó con un tono que me causó incomodidad.
De eso estaba totalmente enterada, mis padres solían mencionarle continuamente como la "futura directora de Tele J" y derivados que solo me hacían sentir más presión.
—¿Disculpe? No soy una "mimada". Llamar a una persona de esa manera sin conocerla no está bien —le reproché cruzando los brazos con una expresión de hostilidad.
¿Quién se creía este sujeto?
—Ahora dilo sin llorar —de nuevo esa sonrisa que estaba comenzando a irritante hasta un punto límite de mi ser.
—Soy una ciudadana Estadounidense. Merezco respeto —le recordé levantando mi dedo a lo que él solo soltó una carcajada.
—Ustedes los ricos solo saben exigir —su comentario fue lo siguiente en aparecer, lleno de suspicacia.
—Me parece que eso es generalizar —un poco ofendida, bueno, muy ofendida.
—Bueno, por lo visto no me equivoco...
Yo no era de ese tipo de personas que solo sabían pedir sin dar nada a cambio. ¡Eso no era cierto! Siempre, por ser hija de "Los Brown" me metían en el mismo saco que los niños ricos mimados hijos de papis consentidores, pero eso estaba totalmente alejado de la realidad. Yo sabía ganarme mis cosas, sabía posicionarme por mí misma y el hecho de que siempre tener padres ricos me jugara en contra era algo que me llenaba de irritación.