Electrum

Linda oscuridad

Tristeza...

Era lo único que podía sentir en ese momento Pero ¿porque? Tal vez era deprecion, tal vez era la soledad, aunque en este momento no estaba solo, para mí se sentía igual que siempre.

Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido tomas, feliz cumpleaños a ti.

Todos cantaban y celebraban como si este día fuera el mejor de todos, pero solo podía poner una sonrisa falsa para no hacerles ver qué no quería ésto, que me estoy ahogando en la deprecion, con esas ganas de salir volando del pozo y ser feliz por una vez.

Al menos solo una.

Pero vamos no es tan malo, es solo mí cumpleaños, no hay porque pensar así. Lo triste es que es mí cumpleaños 40 y he estado más solo que nunca, lo peor para mí es que nunca pude estar en los brazos de alguien, para ser más claro nunca pude experimentar esa sensación de "mariposas en los riñones" ¿O era en el estómago?

—¿En que piensas?— me pregunta Helen, mí hermana.
—Nada—respondo y le doy mí mejor sonrisa.
—Sabes que puedes engañar a todos pero no a mí ¿verdad? Te conozco desde que tenías pañales ñoño.
—Ya te he dicho que no me gusta que me llames así— le recuerdo.
—Si y yo te recuerdo que...q...qu...tu— no podía hablar, sonaba como una cinta o una película trabada.
—Hi..h..hijo—mama también, todos me hablaban y se escuchaban igual.
—No los entiendo.
—Hi...hi...hij....
—Mama ¿que pasa? ¿Helen? ¿Papa?—entré en pánico y una mano se posó en mí hombro de golpe haciéndome gritar como una niña.

Y desperté, con la respiración vuelta un desastre, lo único que veía era la oscuridad de mí habitación.

Solo fue un sueño.

Me repetí una y otra vez hasta que me calmé, tomé aire y busqué a mí hermana y recordé que vivo solo.

Mamá tenía razón, vivir solo no era fácil, solo llevo 1 año después de decirle a mí familia que ya era mayor y que podía tomar mis propias decisiones, tenía solo 18 en ese momento y creía tener ya la suficiente madurez para eso, cuando la verdad es que me da miedo ir al baño de noche pensado que hay un monstruo en la oscuridad, ¡Ya soy adulto por dios!

Veo la hora en el despertador junto a mí cama y son las 7 de la noche y es 24 de diciembre, mamá dijo que podía pasar la navidad con ellos en Arizona, pero no sé si quiera ir, no quiero deprimirlos con mí presencia.

Ya no tenía sueño, así que decido tomar mí abrigo y salir a casa de helen, la única persona en este put* mundo que ha sabido ver a través de mí y me entendía, además de mí hermana era como mí mejor amiga.

Creo que soy el típico chico deprimido que no le ve propósito a su vida, a excepción de que no me interesa suicidarme en lo más mínimo, para mí ya estoy muerto en vida. 

¡Por dios que deprimente!

El camino a la parada del autobús era silencioso y adoraba eso, me senté a esperar, pasaron unos segundos hasta que alguien habló.

—¿Porque tan triste?— me preguntó una voz que no reconocía, me di vuelta y era un niño o así se veía desde la oscuridad.
—No estoy triste.
—Se te da muy mal mentir.
—¿Quien dice que miento?—le pregunto alzando la vista y viendolo mejor, era aún niño de cabello negro, ojos café y piel blanca o así se veía bajo la suciedad y bajo la ropa toda rota y con hoyos, parecía un niño vagabundo.
—Tus ojos reflejan más de lo que crees.
—¿Quien eres?¿con quién andas niño?—le pregunto y el mira al frente, el autobús había llegado.
—Creo que ya debes irte—dice con una sonrisa.
Dudé por un segundo y me levanté para entrar y en los escalones me di vuelta para verlo pero el niño ya no estába, no había nadie

Que extraño.

Le pagué al conductor y esté arrancó.

Me quedé viendo el camino por una media hora, la luna iluminaba todo el valle a mí izquierda, una señora esperaba en la parada frente a mí y el señor no se detuvo, hasta que me percaté de algo extraño y era que el señor no se detuvo en ninguna parada.

—Disculpe, señor—ninguna respuesta—¿Señor?—el autobús iba a toda velocidad que el miedo se hizo presente, pasamos mí parada de bajada—Señor pare—me levanté a ver al conductor—mierda—no habia nadie al volante—¡MIERDA!

Me caí de espaldas y lo único que recuerdo después de eso es que el autobús se volcó y caí por un barranco.

Luego de eso nada.

Solo oscuridad y un pitido doloroso que retumbaba en mí cabeza.

Mierda...



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En el texto hay: misterio, muerte, suspeso

Editado: 21.02.2020

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