Elementos

Capítulo 14 - La colonia de los mongos (parte 2).

Delante de ellos había una enorme sociedad con un montón de portales a diferentes áreas de la colonia, en el centro de todo estaba el tronco de un árbol que los mongos adaptaron como parte de su sociedad, un montón de hongos iluminaban con mucha fuerza el fondo de la colonia mientras que sol hacia lo suyo para la parte de arriba, cientos de mongos andaban despreocupados de un lado a otro mientras cumplían sus labores y, Cyan y Urano miraron asombrados al notar la similitud que tenía con Kore.

─Por aquí ─dijo uno de los guardias ─el rey los espera.

Cyan agitó un poco su cabeza para salir de sus asombro al ver todo lo que tenia por ofrecer esta mini sociedad.

Urano lo miró por un momento pues creyó que planeaba salir, pero al verlo avanzar, avanzó también.

─¿Qué cosa son? ─preguntó Urano.

─Somos una sociedad bastante desarrollada con capacidades diferentes a las que crees, pensamos que la naturaleza está viva y no nos aprovechamos de los recursos que no proveen como la raza humana ─dijo uno de los guardias sin mirar a Urano ─entendemos que debemos avanzar con ella y no atacarla hasta agotar lo que nos ofrece ─concluyo.

Urano quedó completamente paralizado por lo que le respondió. Esperaba cualquier cosa excepto esta.

Cyan, por su parte solo se limito a escuchar lo que decía sin comprender del todo lo que quería decir hasta que a su mente llegó un recuerdo de la escuela en donde leía sobre una raza más inteligente de la humana, pero que todo quedaba en meras teorías por no tener las pruebas concretas de lo que comprobaran lo que decían.

Ese libro hablaba de una raza de tamaño menor al promedio de los seres humanos que se les caracterizaba por siempre llevar ropa campirana como si de un trol se tratada, tenían la nariz alargada y bastante regordeta con las mejillas sonrosadas y un gorro que les daba su jerarquía en su colonia, la descripción era similar a los mongos con la particularidad de que las criaturas de las que leyó no tenían una abundante melena que les hacia ver como una bola de pelos andantes, además que los trols no se mostraban ante los humanos, pero con la reunión que tenían con el rey pareciera que fueron atraídos a ese lugar a propósito.

─Es aquí, pueden entrar.

Los guardias mongos abrieron una pesada puerta de madera doble.

En el interior estaba el rey de pie mirando a través de un enorme hueco en la pared que funcionaba como una ventana que le daba vista a toda la colonia y que por la posición en la que estaba era perfecta para que le de los rayo del sol, a pesar de su altura de no más de un metro de alto todo ahí parecía que fuera construido para personas de al menos uno cincuenta de alto.

La sala era como la usual de una oficina en Kore con unos archiveros de madera para guardar papeles, una pequeña caja hecha de tierra y hojas que asemejaba un estante y un escritorio de madera cuidadosamente tallado, detrás del escritorio había una silla que no se veía bastante cómoda al ser de madera y en las paredes un par de pinturas hechas mano con el rostro del rey de mongos.

─¿Saben por que los trajimos aquí? ─comenzó preguntando el rey.

─Eso mismo nos preguntamos nosotros ─dijo Cyan.

Urano lo miró sorpresa ya que era la primera vez que Cyan tomaba iniciativa en todo lo que llevaba de conocerlo.

─Uno de ustedes se infiltro en mi colonia anoche ─dijo ─y no sé cómo, no sé por qué se intentó robar algo muy preciado para nosotros.

El rey giró sobre su eje para quedar de frente a los chicos que lo miraba con incomodidad, pero era por el tamaño tan pequeño que había en la habitación.

Con ellos dos dentro de esa sala todo se veía aún más pequeño, incluso el rey.

─Lamento decepcionarlo, pero nosotros no tenemos más personas con nosotros ─dijo Urano ─hemos viajados los dos solos.

El rey abrió grande los ojos escuchar esas palabras.

─¿Entonces no creo que sea problema si ordeno su ejecución?

─¡No! ─interrumpido Cyan.

El rey lo miro dubitativo.

─Quiero decir, no deben ser tan barbaros con sus prisioneros ─Cyan no entendía de que hablaba, pero siguió ─debe tener un juicio justo y la corte determinara su castigo.

─La corte soy yo ─dijo molesto el rey ─y aquí se hace lo que yo ordeno.

─Pero no es muy extremista que lo maten solo por intentar robar algo ─continuo Cyan ─todos están bien y su cosa ya está a salvo.

─¡¿Cosa?! ─exclamó ─¡Ese humano irrumpió la noche de ayer con las claras intensiones de robarse la corona del rey!

─Cyan debemos dejar que ellos lo resuelvan ─sugirió Urano ─si alguien entra a la colonia e intenta robarse los diamantes seguro le haríamos lo mismo.




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