— ¿Te encuentras bien? —respondió sin dejar de mirarla.
Brigit intentó incorporarse rápidamente.
— Despacio, con cuidado —le advirtió Aqualius que aún no se podía creer que tuviera delante de sus ojos a la hija de Selena, la había dejado siendo un bebe y se imaginó tantas veces su rostro, ese delicado rostro que poseía Selena y que sin duda había heredado ella, tenía sus ojos verdes, su piel clara, sus labios…
— ¿Qué ha pasado? —volvió a repetir Brigit cuando se dio cuenta de que no estaban en la orilla sino en una especie de playa desierta, una cala algo apartada y desde no se podía divisar más que el mar, ¿Dónde estaba?
— El mar estaba revuelto y debiste golpearte con las rocas del arrecife.
— Gracias —respondió evitando su mirada, aquel hombre la ponía nerviosa y no sabía porqué.
— No dejaría que te pasara nada —respondió asombrandola por su respuesta.
— Creo que debería volver, probablemente me estén buscando y si mi padre se entera no me dejará salir más de casa —dijo sin poder evitarlo.
— Te llevaré hasta la orilla —le advirtió mientras la ayudaba a levantarse.
Brigit no deseaba ser descarada pero no podía evitar mirarlo mientras él la tenía rodeada por la cintura y ella se sujetaba a sus hombros mientras la dirigía hacia la orilla por las altas corrientes. Le sorprendió la agilidad con la que lo hacía pero supuso que debía ser un gran nadador ya que la había rescatado de los arrecifes y esas corrientes eran fuertes.
Aqualius la dejo donde ya podía hacer pie para que llegara caminando hasta la orilla.
— Yo no puedo ir —le dijo aún sin soltar sus manos de su cintura. El contacto con su piel era exquisito y tan placentero que apenas recordaba esa sensación de todos los años que habían pasado.
— ¿Te volveré a ver? —preguntó Brigit porque de algún modo que no sabía como deseaba verlo.
— ¿Quieres volver a verme? —respondió mirándola fijamente y acercándola a ella.
— Yo… si —dijo al fin.
— Entonces te buscaré —respondió al tiempo que le sonreía.
— Pero… —comenzó a decir, ¿Cómo iba a buscarla? Si ni siquiera sabía quien era, no sabía su nombre ni ella el de él ahora que lo pensaba.
— ¿Quién eres? —dijo de pronto, se lo había preguntado con anterioridad y no le había respondido.
— Pronto lo sabrás —dijo al tiempo que se alejaba de ella mar adentro— Te veré pronto y recuerda no mencionarle a nadie lo ocurrido.
Brigit se quedó confusa mientras le veía marchar, ¿Mencionarle a alguien que casi se ahoga en su primera salida con amigos? Ni hablar, de hacerlo estaba segura de que la dejarían permanentemente encerrada en casa de por vida.
Cuando llegó a la orilla alguna de las chicas que iban en el grupo corrieron hasta ella jurando que la habían visto ahogarse en los arrecifes e incluso habían llamado a emergencias para socorrerla.
Gracias a dios los equipos de rescate no fueron necesarios y ella dijo que pudo salir por sus propios medios aunque fuera mentira pero quizá el hecho de mencionar que un hombre la había rescatado y había decidido adentrarse de nuevo en el mar sería menos creíble aún por mas que fuera verdad.
— ¡Hola mama! —dijo cuando llegó a casa, entró en el comedor donde siempre solía haber alguien y aquellos momentos solo estaba su madre cocinando. Desde que tenía uso de razón era “la cocinera oficial” a todos le encantaba como cocinaba y sobre todo porque tanto sus tíos como su padre y hermano comían demasiado, eran auténticos devoradores de comida y por mucha comida que su madre preparase nunca era suficiente.
— ¡Brigit! —dijo sonriente, incluso más de la cuenta.
— ¿Dónde están todos? —preguntó mientras dejaba su mochila por el suelo y se acercaba a darle un beso mientras olfateaba lo que estaba preparando— No es normal que no estén ya por aquí con lo bien que huele.
Y era cierto, en cuanto el olor de comida salía de allí, ya los tenía a todos hambrientos a la mesa.
— Han salido —respondió sonriendo.
— Tu nunca sonries cuando salen de caza mamá —dijo extrañada, además de que por las horas que eran, precisamente no era el mejor momento para salir aunque aún faltaba para el anochecer.
— Han sentido a Aqualius —volvió a sonreír—Después de diecinueve años que lleva fuera le han vuelto a sentir.
— ¿Enserio? —dijo asombrada.
Eso era una gran noticia para todos, le echaban de menos y lo cierto es que nunca había sabido exactamente cuáles eran las razones por las que se marchó. Su padre siempre lo evitaba y su madre respondía con evasivas, no sabía las razones pero sí había averiguado que se fue nada más nacer Junior y ella, aunque mamá siempre decía que si no llega a ser por tío Aqualius yo no estaría con vida y probablemente ella tampoco.