— Deberiamos irnos —habló Aqualius antes de perder el último resquicio de razón que le quedaba y besarla. No sabía como reaccionaría ella, ¿Qué pensaría de él? Lo último que deseaba era que Brigit le rehuyera aunque por un atisbo pensó que ella deseaba que la besara pero tal vez solo era fruto de su imaginación y su propio deseo porque así fuera.
—Si —respondió secamente.
Aqualius cogió de nuevo la mochila que había dejado en el suelo de Brigit y guardaron silencio durante el resto del camino. Lo cierto es que era algo más de media hora caminando y Aqualius no entendía porque no la recogían en un vehículo.
— ¿Por qué no vienen a recogerte en coche? —preguntó extrañado, aunque él no se cansaba suponía que ella sí, además aunque la entrada a Plactarium estaba bajo el aspecto de una casa normal, donde guardaban los vehículos estaba bastante lejos de la universidad para los pies de una humana o eso creía él.
— Es el único momento que puedo estar “sola” —hizo incapié de la palabra— No me importa caminar un rato y respirar un poco de aire libre —añadió.
— Entiendo —aunque no terminara de entenderlo del todo pero tal vez fuera porque él era libre de hacer y deshacer cuanto quisiera, aunque bueno, no tan libre ahora que lo pensaba.
— Tal vez te pueda llevar a alguna parte que desees visitar —le dijo como si pretendiera con aquello ganar su confianza, aunque debería evitar estar a solas con Brigit, su mente lo traicionaba.
— ¿Si? —la voz de Brigit sonaba casi esperanzada y Aqualius supo que en ese momento iba a pedirle algo de lo que estaría completamente seguro que Forgos se opondría.
— Claro —respondió importándole un comino la opinión de su hermano a menos que fuera demasiado peligroso para la seguridad de Selena.
— Siempre he querido ir a ver una partida de futbol a un estadio, pero papá no me deja —habló entusiasmada.
— ¿Una partida de futbol? —de todo lo humanamente posible que le podía pedir, le pedía ella, una mujer ver un partido de futbol aunque ahora que lo pensaba habia mujeres a las que les gustaba, podría compartir algo en común con ella.
— ¿Qué equipo te gusta? —preguntó curioso.
— Real Madrid —contestó con una sonrisa.
— Está bien —dijo con cierta complicidad— Te llevaré a ver un partido del Real Madrid pero solo lo sabremos nosotros.
— ¡Gracias! —exclamó Brigit al tiempo que se cogía de su brazo con efusividad y le daba un beso en la mejilla provocando un calor incesante en Aqualius que le hizo mantenerse rígido.
— Prometo que no se lo diré a nadie, creo que vas a convertirte en mi tío favorito —su voz penetraba en los oídos de forgos pero aquella calidez de ese casto beso aún permanecía en él, si así era con un simple beso en la mejilla, ¿Cómo sería besarla de verdad? Casi le abrumaba solo pensarlo.
(…)
Los planes de salir aquella mañana para comprar a escondidas un vestido sexy para la fiesta de halloween se esfumaron cuando su padre se negó en rotundo a que salieran despues del incidente que habían sufrido Junior y su madre con Ventus.
Siempre recordaba con bastante tranquilidad todos esos años, aunque era cierto que apenas hacian vida fuera de las instalaciones donde vivían y de hecho por eso nunca había podido relacionarse con otros niños que no fuera su hermano, ella no tenía el recuerdo de visitar parques, atracciones o poder ir a un colegio normal, de hecho gracias a la insistencia de su madre había conseguido no realizar la Universidad a distancia y poder asistir a clases presenciales, gracias a sus tíos sabía como relacionarse porque ellos tan habituados a llevar una vida solitaria estaban habituados a saber comportarse cuando salían para no llamar la atención en lo excedido y pasar desapercibidos.
— Mamá, ¿Y que voy a ponerme? —dijo algo exasperada, mirando su armario, que desde luego no podía quejarse porque cuando pedía ropa le traían casi media tienda de ropa para tuviera donde elegir.
— Tal vez podamos improvisar algo, pero más te vale no decir nada no vaya a ser que tu padre cambie de opinión. Aunque vayas con Aqualius y eso me dé algo de tranquilidad sigo demasiado preocupada —confesó Selena mientras sacaba una especie de falda de tul negra que un día le trajo Ventus cuando dijo que quería aprender Ballet unos años atrás.
— Tal vez esto sirva —Brigit la miró, desde luego piernas enseñaría porque le quedaría bastante corta.
Al final pudo improvisar una especie de “algo” sexy porque no sabía si eso era una bruja sin escoba o un demonio sin cuernos o tal vez una especie de vampira sin colmillos pero había conseguido una capa roja que la cubria parcialmente, mejor así porque de lo contrario estaba segura de que su padre no la dejaría salir, con la falda corta de tul que le llegaba justo por debajo de sus nalgas y una especie de blusa brillante también negra.