Elementum Ii: Aqualius

Capítulo 10

Brigit había dejado de tener esos sueños de pronto, al parecer había pasado semanas enferma aunque a ella no le habían parecido más de tres o cuatro días pero si que recordaba a su madre cuidándola y diciendole que todo iba a estar bien, probablemente también había soñado con ella porque recordaba algunas frases sin sentido alguno.

— Tendré que pedirle los apuntes a alguna compañera de clase —le comentó a su madre cuando se levantó por primera vez en semanas para desayunar.

— Bueno, eso es lo de menos —respondió su madre— Lo importante es que te recuperes del todo bien, quizá sea mejor que no vayas en unos días por si acaso.

Brigit miró extrañada a su madre, ¿Faltar más? ¡Ni hablar! Se encontraba perfectamente para acudir, de hecho no se sentía para nada débil, es más, era como si nada la hubiera afectado.

— Iré mañana —advirtió antes de desaparecer.

Selena miró el cuerpo de su hija desaparecer. Había cogido las sábanas antes de que ella las viera donde estaba la sangre de su virginidad, había durado aproximadamente el mismo tiempo que cuando ella estuvo enferma sin explicación. Sin duda alguna su hija Brigit estaba embarazada y pronto todos lo descubrirían, ir a la Universidad era el menor de sus problemas ahora pero tal vez fuera una buena idea, no sabía como iba a reaccionar Forgos cuando notara el latido del bebé en el cuerpo de Brigit.

— Hay Dios mío —suspiró. Menos mal que desde que dio a luz, Forgos ya no podía entrar en su mente cuando hacían el amor porque si no, sabría de sobra lo que Brigit significaba para Aqualius y no le podría ocultar todo lo que conocía pero aquello no dejaba de ser una bomba de relojería apunto de estallar y a momentos dudaba o no en decirselo, solo que era consciente que si se lo decía, Forgos estallaría en cólera y se montaría el caos.

— Solo espero que Theras y Ventus estén para controlarlo —suspiró.

— ¿Para controlar que? —preguntó Forgos cuando entró a la cocina estando Selena sola.

— ¿Cómo? —preguntó mientras se distraía fregando un par de cuencos.

— Me gustaba más cuando no me podías ocultar nada, como lo hecho de menos —Forgos la abrazó de la cintura dandole pequeños besos en el cuello— Ahora tengo que “adivinarlo” todo y reconozco que se me da muy mal.

— Tampoco se te da tan mal —Selena rodó sobre si misma y unió los brazos detrás de la nuca de su compañero mientras él acortaba la distancia para darle uno de esos besos que la dejaban sin sentido y que estaba segura de que siempre sería así.

(…)

Tres días, fue todo lo que aguantó lejos de Brigit y la insistencia de Ventus en retrasar el viaje, al menos habían conseguido información importante y mejor aún, ciertas sospechas sobre una posible base que debía ser una de las principales.

Había tardado un poco más porque Ventus insistió en traer sus cosas de Ágora, sino hubiera estado alejado no más de un día que fue el tiempo que se pasaron persiguiendo a los apestosos de ojos naranjas, podía ser tedioso pero era la única forma de recabar información.

— ¿Que pasará si vuelves a perder el control? —preguntó Ventus.

— Asegurate de que Forgos está lejos para no darse cuenta y solo espero poder controlarme, para ello necesito pasar tiempo cerca de ella.

Ventus entró en Plactarium y enseguida supo donde se hallaba Forgos, rodando los ojos le envió un mensaje mental a Aqualius que se presenció al instante. No habría momento más seguro para Aqualius cuando Forgos estaba en su habitación encerrado con Selena.

No llamó, simplemente entró y cuando se encontró con la figura semidesnuda envuelta en un conjunto de lencería blanca con encaje que se adaptaba perfectamente a cada una de sus curvas enloqueció.

Brigit se giró al escuchar la puerta, tenía el cabello empapado por salir recientemente de la ducha y solo se encontraba en ropa interior. Al ver a Aqualius simplemente corrió hacia él y saltó, apresándola éste al vuelo y entrelazándose a su cuerpo le besó con desesperación.

— No vuelvas a alejarte de mi —le susurró al oído.

— Nunca más —le respondió Aqualius mientras la besaba y cargaba su cuerpo sobre ella mientras la apoyaba en la pared y ella se arqueaba hacia él.

Aqualius comenzó a propinar una serie de besos comenzando por sus labios y bajando por su garganta, le desabrochó el sujetador y acarició con su lengua sus inmensos pechos deleitándose en aquel placer hasta ahora desconocido para él pero de lo más sensorial.

Mientras ella parecía deleitarse con aquel toque que únicamente conseguía que él la deseara con aún mas fervor fue bajando lentamente sus besos por su esternón, llegando a su ombligo y una extraña sensación le recorrió, una que le hizo pararse a analizar lo que sentía, hasta que sintió un lejano pero estridente sonido.



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En el texto hay: fantasia, romance, romance adulto

Editado: 06.09.2018

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