Elementum Ii: Aqualius

Capítulo 17

— No podemos permitirlo —dijo levantándose Ventus.

— No son tantos —terció Forgos mientras visualizaba no más de sesenta morteses en todo el recinto.

— Treinta para cada uno —sonrió Theras mientras los tres se abalanzaban cambiando de fase sobre el recinto para impedir aquella masacre que iban a cometer aquellos bichos azules.

Los tornados de viento creados por Ventus comenzaron a asustar a la gente que empezó a chillar y a salir corriendo.

Al mismo tiempo Theras empezó a hacer que la tierra vibrara mientras creaba una nube de polvo provocando el empeoramiento de la visión para que nadie les viera y Forgos creó muros de fuego impidiendo que la gente huyera por el camino equivocado.

En cuanto fueron descubiertos los morteses empezaron a atacar, y Forgos lleno de ira era despiadado con cada uno de ellos como si matándoles consiguiera eliminar el dolor y sufrimiento que su mujer tuvo que pasar a manos de ellos.

Aquello estaba siendo fácil, demasiado fácil para estar ganando tan rápidamente y cuando Theras sintió el impacto en su nuca creyó que de verdad moría, no podía respirar, literalmente no podía

— ¡Theras! —gritó Ventus que fue el primero en sentirlo.

— Tranquilo, respira calmadamente —le dijo Forgos mientras hacía una cortina de fuego alrededor para que nadie traspasara.

— N…n….no p…pued….do

— ¡Joder Aqualius!, ¡Date media vuelta ya! —gritó en voz alta aunque se lo indicara mentalmente.

Los temblores de tierra estaban empezando a sentirse, ¡mierda!, ¡Theras se estaba muriendo!

 

— ¡Mamá! —gritó Brigit que estaba en su habitación cuando el sismo comenzó.

Todo se movía, algunas rocas se estaban desprendiendo por el pasillo.

— ¡Venid a la cocina! —gritó Selena mientras se metían todos debajo de la mesa aunque a tantos metros de profundidad poco podía hacer una mesa.

— ¿Qué está pasando? —preguntó Brigit asustada ya que cada vez era más fuerte.

— Es Theras —susurró Junior— Se está muriendo.

— ¡Dios mío no! —gimió Brigit y Selena al mismo tiempo.

Los temblores eran cada vez más fuertes, las piedras empezaban a resquebrajarse y algunas a desprenderse. Un fuerte estridente se escuchó por el pasillo o algunas de las habitaciones.

— Vamos a morir aquí —susurró Brigit abrazándose a su madre mientras su hermano las acogía a ambas.

— No vamos a morir —le contestó severamente su madre mientras aguantaba su propio miedo. Confiaba en que pararía, Theras no podía morir, ¡no podía!

— Mi bebé —susurró tocandose el vientre aún poco abultado.

— Estarás bien, todo estará bien —contestó Selena mientras dieron un respingo cuando un ruido atroz sonó justo al lado.

— Ha sido el ascensor —les dijo Junior.

— Y tras el sonido vino la calma absoluta y el temblor desapareció.

— ¿Puedes saber si Theras está bien?

— Debe estarlo o los temblores habrían empeorado —suspiró Junior haciendo que ambas respiraran.

Salieron de debajo de la mesa entre el polvo, la mitad del pasillo hacia atrás estaba completamente inaccesible.

— El ascensor está completamente bloqueado —comunicó Junior al inspeccionarlo, los cables se había descolgado y se había ido a parar al foso cubierto por piedras.

— Estamos atrapados —gimió Brigit mientras miraba tanto a su madre como a su hermano.

— Tranquilos —respondió Selena mientras los acogía— Nos sacarán de aquí.

 

— Tenemos que llevarlo a casa y ponernos a resguardo —comentó Aqualius mientras conducía a toda velocidad en un coche robado.

Apenas si Theras cuenta ese asalto y les seguían los morteses pisando el culo.

Aunque Ventus y Forgos trataran de distraerles pero despues de usar el circulo no estaban en plenas facultades que digamos.

— No podemos ir directamente, hay que deshacernos de ellos.

— ¿Crees que no lo sé?, en ello estamos.

No podrían cambiar de fase hasta al menos cuarenta y ocho horas, su única oportunidad era despistarlos por carretera como simples humanos.

Tras varias horas jugando al despiste, por fin le habían dado carpetazo, la sola idea de estar huyendo de los morteses le ponía de mal humor. ¿Desde cuando se habían vuelto tan fuertes como para tener que huír de ellos?

— Vosotros llevad a Theras y yo me desharé del coche —dijo Forgos, pero cuando llegaron al lugar y vieron las grietas en el edificio y los desperfectos causados se temieron lo peor.

— ¡Brigit! —el grito de Aqualius era desgarrador.

— Seguro que están bien —respondió tranquilamente Ventus aunque algo preocupado.

— ¿Tú has visto como está aquí?, ¿cómo crees que habrá sido allí abajo? —la desesperación en su voz era apreciable.



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En el texto hay: fantasia, romance, romance adulto

Editado: 06.09.2018

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