Elena Otra Vez El Amor

Capítulo 36 - Preocupada Por Lo Que Más Amo.

Sentada con Kevin en un banco junto a la puerta de una farmacia, lo ví tomarse un medicamento para el estómago y beber de una botellita de agua. 

 

- Lo siento. - Se disculpó con la mano en su doliente estómago y sonreí. 

 

- Soy yo quien siente que hayas lastimado tu estómago solo para acercarte a Abril. - Le dije y miré a mi hija dentro del coche, aparcado no muy lejos de la farmacia. 

 

- Casi consigo el efecto contrario. - Comentó y le devolví la mirada con gracia. 

 

- En adelante se tú mismo, Abril te aceptará tal y como eres. - Asintió y bajó la mirada hasta la botella de agua que sostenía entre sus manos. 

 

- Lo tendré en cuenta. - No contuvo una sonrisa y trás dedicar una mirada en dirección a mi coche, se inclinó hacia mí y se detuvo antes de pegar sus labios a los míos. - Abril no nos está mirando así que puedo hacer esto... - Susurró y observó mis labios antes de cerrar sus ojos y besarme, con la misma suavidad del primer día. Mis ojos siguieron a los suyos y se cerraron por los segundos que duró nuestro beso, haciéndome sonreí agradada y colocar mi mano en la mejilla de su cara. 

 

 

- ¿Por qué no me habías avisado?. - Le reclamé a Angela por teléfono, en pijama y sentada en mi cama. 

 

- No iba a interferir si era algo que él quería hacer, es un chico adulto que puede decidir si quiere aguantar un dolor de estómago. - Me respondió Angela y suspiré realmente preocupada por él. - Tómalo con calma, Kevin lleva con esto toda la vida y sabe lo que puede aguantar. 

 

- Lo sé, pero eso no hace que me preocupe menos. - Reconocí llevándome la mano a la cara. 

 

- ¿Puedo pedirte un favor?. - Bajé mi mano para atender a sus palabras. - Solo sigue siendo como eras con él. Kevin no soportaría que le tengas lástima, menos pensar que estás con él solo por saber de su miocardiopatía. 

 

- Sabes bien que nunca haría eso. Amo a tu hijo y es el único motivo por el que estoy con él. - Le aseguré y sonreí por expresarle sin pudor ni vergüenza el amor que tenía por su preciado hijo. - Lo tomaré con calma en adelante. - La tranquilicé. 

 

- Está bien. Estoy tan cansada que me conformo con eso. - Aceptó Angela antes de dejarse llevar por el cansancio y bostezar al otro lado del teléfono. - Creo que hoy e envejecido el doble y ahora parezco una mujer de cincuenta años. 

 

- Exagerada, sigues siendo igual de joven y bella. - Le dije evocando una sonrisa y levantándome de la cama para salír de la habitación e ir al salón. 

 

- Ojalá. - Se rió y se mostró pesimista. - Los años no pasan en vano y cada día veo aparecer nuevas arrugas. 

 

- Si no crees en mí, solo pregúntale a Damián y verás como no miento. - Me paré en el pasillo pudiendo ver a Abril en el sofá del salón, vestida con un pijama mío que le quedaba grande y mirando un viejo álbum de fotos sobre la mesa. 

 

- Olvídalo, te creeré y pensaré que sigo siendo joven y bella como cuando tenía la edad de Abril. - Bromeó y no pude evitar reírme. 

 

- Buenas noches, Angela. - Le deseé y recibí un deseo igual de su parte antes de finalizar la llamada. Luego bajé el teléfono y entré en el salón. - Mañana te traeré ropa de casa. - Avisé a Abril cuando me acerqué y dejé mi móvil junto al suyo para sentarme a su lado. 

 

- Podemos irnos a vivir a casa. - Opinó mirándome y acerqué la mano a su cabeza para acariciarle el cabello y oponerme a ello. 

 

- Buscaré un nuevo lugar para nosotras. - Abril asintió sin dejar de mirarme hasta que sonó su teléfono móvil y las dos miramos el aparato que se encendió. Pude ver un mensaje de Brayan, antes de que mi hija lo cogiera y apagara la pantalla para evitar que leyera algo. 

 

- Me voy a la cama. - Habló y me besó en la mejilla antes de levantarse. 

 

- Abril. - La llamé tomando su mano libre y consiguiendo que me mirara. - Quiero que rompas con Brayan, ese chico no me gusta. 

 

- Mamá. - Protestó apartando su mirada de mí y rogándome. - ¿Podemos no hablar de él?. 

 

- No puedo no hablar de algo que sé que no es bueno para ti. - Le respondí cogiéndole también la otra mano para hacerla volverse y que me escuchara atentamente. - Un chico que me falta el respeto y me tira al suelo aún siendo tu madre, no es un buen chico y mucho menos es bueno para ti. - Apreté sus manos sin poder evitar que los ojos se me llenaran de lágrimas. - No quiero ni imaginar que se esté sobrepasando contigo. 

 

- ¡Voy a romper con él!. - Abril me calló de golpe y sus ojos se llenaron también de lágrimas. - Así que no llores, porque lloraré yo también y no quiero hacerlo. 

 

- Abril... Sí Brayan te a maltratado de algún modo debes de decírmelo para que pueda... - Le quise explicar pero soltó una de sus manos para pasársela por la cara al no reprimir una lágrima y negar.

 

- No me a hecho nada. - Aspiró por la nariz y se marchó rápidamente para mi habitación que estábamos compartiendo. Me llevé las manos a la cara para no echarme a llorar, y ví sobre la mesa el álbum que había estado mirando. Viejas fotografías de cuando estaba en el instituto, siendo apenas una muchachita que no sabía nada de la vida, pero decía estar enamorada de Adam. Si mis temores eran ciertos, su padre y yo éramos los únicos culpables de empujarla a salír con un chico que la trataba mal. 

 

 

- ¿Recoger tú a Abril?. - Pregunté a Kevin al día siguiente, después de contarle lo poco que me fiaba de Brayan, más si Abril decidía romper con él. Kevin me asintió sosteniendo su taza de café entre las manos y sonrió. 

 

- No tengo nada que hacer hasta que vuelva a asistir a clases, y por lo que me has dicho no estarás libre de reuniones hasta la tarde. 



#28218 en Novela romántica
#4677 en Chick lit

En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 30.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.