Eligiendo al chico equivocado

♥ 06 ♥

Es sabido que si un profesor busca a su próxima víctima, si lo ves, serás tú

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Olivia


El fuerte sonido de mi casillero al cerrarlo me aturde por lo que cierro los ojos al segundo siguiente. Creo que fui demasiado brusca y me disculpo mentalmente con los alumnos que voltean por el sonido encima del ajetreo de cambio de cursos. Casi sin tiempo y rogando tener la rapidez de un ciempiés en la escala de una mamba negra, abrazo mis cuadernos en lo que mi mochila pende del interior de mi codo para pasar entre todos.

Las clases de matemáticas, aquellas donde hay muchas letras buscando quienes son, números que terminan desapareciendo al final y más fórmulas que palabras en el diccionario para recordar, me esperan con un examen a inicio de clase como regalo por comenzar el semestre después de vacaciones.

Ni siquiera dieron mucho tiempo para estudiar y espero aprobar porque, siendo sinceros, no voy muy bien en esa materia. No entiendo como algunos adoran despejar ecuaciones, graficar funciones o hacer derivadas en el salón. Simplemente no llego a entender al curso que más problemas tiene en su vida aparte de Cenicienta luchando por salir antes de las doce del palacio.

Puedo multiplicar, dividir, sumar y restar, pero, a pesar que me encanta alentar a mis compañeros del club de superdotados cuando concursan, a veces me pierdo en dónde celebrar si no es por el presentador. Las personas seguimos muchas corrientes antes de encontrar la nuestra y, por eso mismo, adoptamos la postura de Bandura cuando nos habla del aprendizaje por modelamiento. Ahora mismo, seguramente, has copiado ciertas actitudes de tu entorno.

Somos esponjas, absorbemos cada aporte que creemos necesario en nuestra vida hasta estar lo suficientemente llenos para luego exprimir la síntesis de todo ello. Tomamos la tesis y la antítesis para formarnos. Somos la síntesis de lo bueno y lo malo.

Es vital tener un modelo a seguir y mientras me muevo como los demás, apresurada, rememoro lo que estudié la noche anterior mientras Geneden hacía un queso de patatas y otro de garbanzo. Según ella, se explotan a varios vacunos para obtener una caja de leche en el refrigerador, pero me pregunto hasta donde llega su empatía con un animal poligástrico si disfruta de las parrilladas que hace su papá.

Y, ¿dónde quedan los vegetales? ¿Por no hablar o quejarse, deben ser menos de aquellos que tienen voz?

Ellos también son arrancados para beneficiarnos.

Ambos son seres vivientes y comparten muchas cosas a excepción de un cerebro con un área de Broca que le permita expresar el lenguaje de defensa que usan algunos animales como los gemidos. Sí, la ganadería no suele tratar bien a los animales, pero hay muchas empresas que le dan una vida modesta antes de llevarlas al matadero.

Me duele el corazón cuando eso sucede; sin embargo, también me duele cuando hacen a un lado a la flora que usamos en nuestra dieta alimenticia.

¿Acaso es justo no escuchar al que no habla por el simple hecho de no poder decirnos su dolor?

Supongo que no tener corazón es parte de la razón, pero las plantas también sienten. Usan el fototropismo para crecer, cierran sus estomas cuando están en peligro inminente de quedarse deshidratadas y usan tácticas de protección ante amenazas: en pocas palabras, son asombrosas. Detectan su alrededor.

Tal vez debería concentrarme más en recordar la clase que tuvimos hace unos días y utilizar los pocos minutos de traslado a otro salón en poner a funcionar mi memoria fotográfica.

Subo las escaleras corriendo y camino, de vez en cuando, mirando hacia el techo. Es probable que este no tenga las respuestas de mi futura prueba, no obstante, sirve de apoyo de distracción mientras toda mi concentración se va a un espejismo de mi cuaderno de logaritmos y sus propiedades.

—Buenos días, Butler. ¿Lista para el examen? —Kit Clarke camina de espaldas señalando mi mochila. Tiene una mancha en la mejilla como si hubiera tenido un lío con las clases de gimnasia y se hubiera dado un golpe en ella. O lo golpearon. Un chiste en el peor momento no siempre es bien recibido. Puedes romper la tensión o te pueden terminar la risa, en todo caso, muchas cosas requieren de diferentes perspectivas para predecir su esencia. No todos entendemos el abecedario al revés si no está de cabeza, decía mi madre cuando no quería hacer la tarea— ¿Has estudiado todas las propiedades? Ayer no pude hacer lo que quería porque estaba sumergido en problemas. ¿Entiendes? La matemática y sus problemas, siempre van de la mano o, diré, ¡de la matemano!

Tiene una risa contagiosa y en medio de nuestro camino, suelto una carcajada. Es un chiste malísimo, pero no sé lo digo. Evito reírme de él y hago el intento de reírme con él. No sabes cuánto una risa puede colmar en llantos en un corazón frágil. Kit no parece el chico que haya sufrido y usa su humor como un escudo en lo que intenta repararse, él simplemente es feliz haciendo feliz a los demás porque es feliz.

Le gusta compartir. Lo sé porque me encargué de seguirlo una semana para recaudar información de la lista.

Y, recordando eso, aún tengo a un espécimen que clasificar.

—¿Siempre tienes un chiste para todo? —indago curiosa, pero sin dejar la diversión del ambiente—. Me pregunto si para el examen también tendrás un chiste.

—Claro que sí. Estaba pensando en hacerlo con vinagre para que el profesor piense que no hice nada y ¡bam! lo expongo a un poco de calor, ya que el vinagre combustiona más rápido, y aparecen todas mis respuestas en la hoja. Sería épico ver su rostro, ¿eh, Butler? —una chica impacta con su espalda y le pide disculpas sin mirarla. Está concentrado en lo que puedo comentar de su magnífica idea aunque no tenga palabras que justifiquen lo que en verdad quiero decirle. ¿Cómo hablar sinceramente sin que otros se ofendan? Estoy segura que el profesor no verá nada de gracioso en esa broma, así que opto por agigantar mi sonrisa—. Lo sabía, la chica de Jim tiene un alma macabramente divertida.




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