Eligiendo al chico equivocado

♥ 07 ♥

No debo confundir mangos con papayas ni citas con no citas
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Olivia

Jim viene después de clases con una sonrisa y sujetando una correa de su mochila, al lugar donde acordamos en el almuerzo para que me acompañe a casa luego de una disparatada jornada escolar. Geneden estuvo presente cuando vino a nuestra mesa y casi se convierte en una vacuola que, a cambio de retener el agua en una planta haciendo turgencia, estuvo resistiendo el gran chillido que daría después en el pasillo camino a su clase de geografía.

En algún momento me hubiera unido a ella, pero en las personas se expresa diferente algún tipo de sentimiento, emoción o pasión y preferí, en su lugar, imaginar nubes de colores, jardines similares a paraíso mientras mi hermana se encargaba de gritar por las dos. Más adelante, para su desgracia, un insecto -creo que un escarabajo- ingresó a su zona bucal y su chillido fue abruptamente cambiado por una tos espantosa que casi la llaga al baño para vomitar. Tuve que reprimir una carcajada cuando vio al culpable de detener su momento de algarabía y por eso daba saltos cortos agitando la mano que había utilizado para sacarlo de su lengua.

Eso fue muy desagradable y desafortunado. Tanto para ella como para mí, pero esperábamos algo fortuito después de no derramar su bandeja con puré de zanahoria más parecido a un caldo de cultivo.

Ella había dicho que al menos, para mi bien, ella era la chica de la mala suerte y no tendría problemas si evitaba cruzarme con un grato negro o, de nuevo, pasar bajo una escalera.

Si eso es asequible y Flowersight promete, este día, respetar el Objetivo 11 establecido el 2000 y acordado el 2012 en Río +20 entre Los objetivos del milenio (ODM) con un éxito en el 2015, no tropezaré con ninguna superstición posible porque la ciudad será inclusiva, resiliente, sostenible y, lo más importante, segura.

O eso estaba por verse.

El paso de Jimmy, cada vez más cercano, precede a una Mina Page con la mirada furiosa mientras abraza sus libros en lo que veo como eleva la barbilla en rencor. Estoy sumamente concentrada en hablarle a mi corazón para que se tranquilice en toda la caminata que me espera, pero no puedo evitar ver esas gafas enormes de mi compañera de educación física, la única clase que compartimos.

En desórbita analizo sus siguientes movimientos porque ella, Mina Page, es tan estoica como un astrocito con su ambiente y esta muestra de variación un almíbar para quién sea.

Un resumen cabal señala a Mina Page como alumna nueva hace un año junto con Dalton Drane. Al verla, en lo mínimo, pensarían de ella como un yambo. En un principio nadie la notaba porque era la minúscula y breve sílaba del pie de una poesía griega y latina; sin embargo, nadie esperaba que le siguiera otra sílaba más larga que, ahora, todos concentraban su atención en descubrir la incógnita de su existencia.

Ella fue fácil y sencilla hasta ser compleja y con miles de artificios. Y, en la actualidad, es otra suposición construida en los pasillos.

Cada quien tomó de ella no lo que se disponía a ofrecerles, sino lo más fácil que ellos querían aceptar y, entre ellos, estuve un buen tiempo hasta ahora. La espía personal de la directora estaba siendo vulnerable frente a mí y aunque veía una sonrisa discreta en el rostro de Jimmy, no puedo evitar mirar más allá de él para centrarme en Page y su inusual muestra de sensibilidad.

Algo en mí despierta más que curiosidad y entretejo cada hipótesis: ¿ha perdido algo? ¿ha reviso una mala noticia?

¿Ya no será la espía de la directora y eso la congoja?

Sin evitarlo, ninguna de las dos, veo una manía ungular en medio de la segunda entrada a Clifton: sus uñas sufren un desgarrador destino a manos de sus dientes. Dicen que la onicofagia es contraproducente por la cantidad de gérmenes que se esconden bajo las uñas, algo que veo de otra manera. Estar en contacto con un millón de potenciales enfermedades, sí, nos pueden hacer daño, pero cuando nuestro sistema inmunitario lo reconoce y lo combate formamos antígenos dispuestos a luchar contra la enfermedad en un futuro.

El cuerpo, de alguna manera, tiene una memoria fantástica para sobreponerse ante adversidades previas. Usualmente, diría que cuando caemos no lo hacemos dos veces en el mismo lugar ni de la misma forma porque lo único que queda es levantarse si se llega al fondo de un agujero; no obstante, si le doy el momento de opinar a Geneden, ella me diría que otros ni siquiera intentan levantarse o, peor aún, cavan más profundo o hacia los lados.

Pero el cuerpo no entiende de tiempo ni pérdidas y así como cuidamos el exterior de nosotros, aunque no parezca creíble, nuestro organismo también lo hace solo cuando no ve de nuestra ayuda. Lástima que para eso tenga que destruirse de a poco.

Sacudo la cabeza y desvío la vista rápidamente aunque falle en no cruzar miradas con Mina. Es probable que, como hace unas horas me dijo Dalton, estuviera viendo arriba a la derecha con solo recordar y esa sea mi excusa.

Debo preguntarle a Geneden qué tan cierto es eso. Y, también, debo disimular mejor para la próxima.

-Estás aquí.

La voz indefinida de Jimmy me trae a la realidad tanto que soy consciente del cambio térmico en mis mejillas.

-Estoy aquí -respondo grácil. Olvido a Mina Page, el extraño proceso de nuestro cuerpo y la mala suerte de mi hermana-. Vine después de todo.




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