- ¿En serio, hoy de todos los días? – me quejo con nadie en particular.
- … -.
- Maldita sea, odio sentarme en la ultima fila -.
- … -.
- Y, por si fuera poco, no puedo creer que hayamos acabado sentados uno a lado del otro, después de año y medio evitándonos – continuo en voz baja.
Esta vez el rubio sentado a mi izquierda toma la indirecta y contesta entre dientes.
- No fue por elección propia, créeme –.
- Tal vez, si no hubieses llegado tarde… – respiro.
- El comal le dijo a la olla – replica.
- Lo que sea, ¿tenías que hacer lo mismo precisamente hoy? – me giro a verlo ya sin pretender hablar con el aire.
- ¿Estás loca? – me lanza una mirada incrédula.
Me recuesto en la silla hacia atrás hasta estar prácticamente acostada.
- Bueno, ese no es el punto -.
Alza una ceja.
- Creo que posiblemente podría ser el punto -.
- ¿Ves? Esta es precisamente la razón por la que nos hemos evitado la mayor parte del tiempo -.
- ¿El que estas medio loca? No tienes que recordarme eso -.
- ¿O el que seas un asno todo el tiempo? Tampoco había olvidado eso - devuelvo.
- Solo… pretendamos que no nos conocemos -.
- Con gusto – pongo los ojos en blanco.
Lo miro de reojo tomar apuntes furiosamente a pesar de estar a como mucho quince minutos de terminar la clase.
- No se para que molestarse - murmuro.
- ¿Por qué sigues hablándome? – deja de escribir.
- ¿Es que no puedes dejar pasar nada? No estaba hablándote a ti – vuelvo a poner los ojos en blanco.
- No – dice simplemente.
- Lo que sea – dejo de prestarle atención.
Darren Louis ha sido la persona más insufrible que he conocido en mi vida y vaya que he conocido a una gran cantidad de patanes en mis 20 años de vida.
Empezando con mi padre.
Bueno, tal vez sea un poco demasiado compararlo con mi padre, nadie puede ser tan malo como él…
Lo conocí hace casi 3 años cuando mi mejor amiga, Nanette, desapareció un día sin dejar rastro para luego regresar como una persona totalmente distinta junto a Kilian, al parecer, el amor de su vida, quien además trajo consigo a sus dos mejores amigos, los chicos completamente opuestos: Taylor Keaton y el rubio presente aquí.
Mientras Darren Louis era un ser insufrible con el sexo femenino, excepto al parecer con Nan, Taylor Keaton era una ramera sin principios. Se acostaba con todo lo que tuviera una vagina entre las piernas. Incluso era un coqueto ligón con Nan, aunque ella dijera que no era serio y que solo era parte de su personalidad, no podía creer que Kilian estuviera bien con su amigo tirándole la onda en cada frase que decía, por más que mi mejor amiga solo sonriera y negara con la cabeza.
Casi podría decir que no tiene excepciones sino fuera por una gorda y notable: yo. Pero eso es algo que no quiero recordar.
Uno pensaría que, al recuperar su memoria, Nan volvería a estar con Xander, su amigo de la infancia y actual exnovio, eran de la misma clase social y lo más importante se conocían de toda la vida, sin embargo, el vínculo que Nan y Kilian habían formado en esos pocos meses cuando la salvó de morir, fue suficiente para tirar por la borda los años de amistad y noviazgo que había entre ella y Xan. Verlo atravesar el duelo de haberla perdido cuando aun estaba claramente enamorado fue difícil de presenciar, en verdad creí que un día ambos iban a casarse y obtener el perfecto final de cuento de hadas en los que hace mucho dejé de creer.
Bueno, supongo que eso solo significa que realmente no existen. Otro clavo al ataúd entonces.
No me malinterpreten, estaba feliz por Nan, es mi mejor amiga y es realmente feliz junto a Kilian, él es realmente bueno con ella, pero no se si yo hubiese tomado la misma decisión de haber estado en su lugar. Aunque, para empezar, de haber estado en su lugar quizá estuviese muerta.
Cuando Trevor me secuestró para atraerla a su loco plan, realmente creí que no iba a salir de esa por un segundo y lo que más me asustó no fue el hecho de pensar que iba a morir sino el ligero alivio de saber que no iba a tener que regresar a casa y cuidar de mi hermano pequeño o curar de las nuevas heridas de mi madre. No iban a haber más preocupaciones o sonrisas de plástico.
Optimismo barato.
Falso.
Pero eso no ocurrió y casi dos años después, por fin me he alejado de Bellingham y todo lo que representa. La culpa de haber abandonado a mi hermano que ya está por cumplir 9 y a mi madre que, sería un eufemismo decir que no esta preparada para hacerse cargo suyo cuando la mayoría de los días no puede ni salir de la cama, es aplastante. Desde el primer día que puse un pie en los dormitorios de la escuela lo primero que hice fue pedir un formulario de “baja permanente” para rellenar. La pobre secretaria estaba más que sorprendida aquel día, no debe haber tenido en todos sus años de trabajar aquí, una chica que en su primer día en la universidad estuviera pensando en abandonar. Tal vez, pensó que era una broma desde que aun sigo aquí.
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Editado: 05.04.2023