Elisa

Huyó bajo la lluvia

 

La casa era perfecta, estaba completamente limpia y lista para usarse, se notaba que Rubén estaba pendiente de cada detalle. Sebastián había hecho un trabajo increíble escogiendo aquella preciosidad, les extrañaba mucho a él y al tío Ignacio pero era peligroso tan siquiera llamarles pues su ex esposo podría rastrearla.

 

Las cosas comenzaron a desarrollarse con relativamente en calma. Varios días después Mauricio decidió visitarla y llevarla al rancho.

 

—Vamos Elisa, llevas días sin salir.

 

—De acuerdo.

 

Una vez lista se fue con él.

 

— ¿Lista?

 

 

—Eso creo. No estoy segura de esto, pareces decidido a estar conmigo y me da miedo, temo enamorarme y que suceda igual.

 

—Cielo, jamás te pondría un dedo encima. Al menos no para lastimarte

 

— ¡Mauricio!

 

—No he dicho nada malo.

 

—Eres aparentemente incorregible.

 

—Me lo han dicho en reiteradas ocasiones.

 

Disfrutaron del paisaje unos minutos, luego una ligera tos, llamó la atención de Mauricio.

 

—Estás enferma.

 

—Debe ser el cambio de clima. ¿Tu hermano...?

 

—Salió unos días a una feria ganadera, estará allá al menos dos semana pues va a visitar varios pueblos buscando los mejores ejemplares.

 

— ¿Qué tipo de animales tienen?

 

—Algunos caballos pura sangre y reses. Nuestros sementales son bastante apetecidos, ahora estamos incursionando en la fertilización in vitro.

 

—Increíble.

 

— ¿Cómo escogiste Turrúcares?

 

—Decidi empezar de nuevo, entré a la página de bienes raices de Alajuela y esta casa llamó mi atencion. 

 

—Tratemos de no hablar de temas tristes, vamos a cabalgar un poco para que conozcas nuestro rancho.

 

El lugar parecía sacado de la imaginación de Elisa, casi veinte potrillos trotaban cerca de sus madres. Mauricio decidió llevarla por uno de los caminos secundarios donde estaba la naciente.

 

Allí vieron algunos caballos tomando agua. Elisa estaba tan feliz que Mauricio se prometió traerla cada vez que pudiera. Estaban llegando a la casa para tomarse un café comenzó a llover, pocos segundos después estaban empapados, por lo que apuraron a los caballos.

 

Al llegar al rancho la condujo a su habitación, le entregó una bata y le dijo que se bañara mientras él ponía su ropa en la secadora. Estaba envuelta en la bata cuando Antonio entró al cuarto. Elisa se apretó la bata contra ella, la cara del vaquero estaba roja de la ira.

 

—Termina de vestirte furcia y márchate de mi casa.

 

—Mi ropa...

 

—Toma <<le dijo al tiempo que arrojaba sobre ella una camisa suya y un pantalón de buzo>>

 

—Pero...

 

—Nada, saldré para que te vistas y luego te irás.

 

Elisa se vistió en tiempo record considerando la forma en que le temblaban las manos, iba sin zapatos. Salió por el pasillo y al pasar junto a la biblioteca escuchó los gritos de los hermanos. Tenía que salir antes que ellos terminaran de charlar

 

En la casa, las cosas estaban tornándose violentas.

 

— ¿Qué hiciste qué?

 

—La fulana estaba en tu habitación, supuse que ustedes dos habían...

 

—Salimos a cabalgar y solo lo conseguí porque le aseguré que estabas fuera unos días. Pero la lluvia nos sorprendió y como noté que estaba tosiendo un poco, le sugerí bañarse en agua caliente para evitar enfermarse. Me llevé su ropa a la secadora y estaba aquí dándole tiempo a terminar.

 

—Iré a hablar con ella.

 

—Definitivamente perdiste la cabeza, después de lo que le dijiste no eres el más indicado. Pero te advierto que la verás seguido, ella me gusta y planeo cortejarla.

 

Pero al llegar al cuarto lo encontró vacío, buscó por todas partes sin éxito alguno.



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En el texto hay: peligro, acosador, romance drama

Editado: 08.11.2018

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