Capítulo 6

—Estoy esperando—Dice Margaret.

—Pues yo soy...

—Cállate que le estoy preguntando a Susy no a tí. Si no entendiste te lo repito ¿Por qué está mujer se hace llamar mi hermana?

—No creo que debamos hablar de esto en la puerta—Le dice Susana—Pasa y siéntate.

Margaret se sentó en el sillón y no apartó la mirada de ninguna de las dos ni por un segundo.

—Pues Mari, la cuestión aquí es que...

Susana comenzó a explicarle a Margaret todo lo que había pasado y la situación de su hermano actualmente. Aunque al principio no se creyó nada, poco a poco fue asimilando aquella absurda idea.Todo esto mientras que Alicia estaba cruzada de brazos y con cara de pocos amigos.

—JAJAJA—Se reía a carcajadas Margaret—Entonces tú...Rainol...Jajajajaja.

—Que bueno que te divierte está situación—Dice Rainol con ironía.

—Perdón, perdón. Es que me acabo de enterar de que ahora tengo una hermana y muy sexy por cierto jajaja--- Dice cambiando el tono de voz.

—Verdad que Sí.—Afirma Susana.

—¡Suficiente las dos!

—No te pongas así Rai—Le pide Susana.

—Si Rai, o ¿cómo te tengo que llamar ahora?...¿Alicia no? Pero si mira que lindo te queda ese shorcito corto y esa blusita.—Se burla de él seguida de Susana que no pudo aguantar la risa por el comentario.

— ¿ Qué quieres?—Pregunta cortante Alicia—Dudo mucho que hayas venido para burlarte de mí con una empresa a tus espaldas.

—¿ Trabajas en una empresa?—Pregunta asombrada Susana.

—Fue difícil—Le responde Margaret —Pero con el tiempo fui escalando y ahora dirijo una empresa con varias sucursales a nivel mundial.

—Quien te vió y quien te ve.—Dice Susana—Mari, la más loca del pueblo y cuando venías de visita a La Habana mi compañera de fiestas, ahora toda una madre soltera y jefa de un imperio.—Se comienzan a reír.

—¡Responde Margaret!—Interrumpe la alegría Rainol— ¿ Qué haces aquí?

—No seas pesado ¿ Sabes del tiempo que no la vemos?

— Déjalo Susy—Le pide Margaret mientras la mira—Tiene sus motivos para hablarme así.—Devolviendo su atención a Rainol le dice— Estoy aquí para resolver dos asuntos.Y cómo estaba de paso, quise ver a mi sobrina y a mi hermano.

—Pues ya nos vistes,  ahora piérdete de mi casa.

—¿No vas a preguntar por papá?¿No quieres saber cómo está?

—No quiero saber nada de él. Por mi se puede morir si le apetece.

—Pues...—Intenta decir Margaret con pesar—...no vas a tener que preocuparte por ello.

Susana abrió los ojos como platos porque ya se había dado cuenta.

—Papá está muerto—Dijo triste Margaret— En su testamento quizo que sus cenizas fueran dispersas a los pies de la ceiba que teníamos en la finca. Ese es uno de los asuntos y el otro es que vine para que firmes y tomes la parte de la herencia que te corresponde.

—Lo siento Rai—Le da su pésame Susana.

—No hay nada que lamentar—Dice Alicia mientras se volteaba y miraba fijamente a Margaret— Al fin ese bueno para nada a muerto. Creo que desde que me convertí en mujer esa a sido la mejor noticia que me han dado. Viejo de mier....

No tuvo tiempo de terminar de hablar porque Margaret se paró y le dió una cachetada en la mejilla derecha que la dejó aturdida. Incluso Susana se sorprendió.

—No sé te ocurra decir una palabra más.—Le ordena Margaret.

—Parece que mi hermana mayor sigue teniendo fuerza en la mano—Dice Alicia mientras se toca la cara con una leve sonrisa—Digo eso y más si quiero.

— Podrá no haber sido el mejor, pero es tu padre.

—Error, es TÚ padre, no el mío. Ya hace mucho que dejó de serlo o es que acaso no te acuerdas.

—Rainol, creo que es demasiado.— Interviene Susana—Sé por lo que Margaret y tú me han dicho que no era el mejor pero de ahí a renegar de tú familia.

—Ahhh, con que Margaret habló contigo ¿no?—El tono de voz y la mirada de Alicia se volvieron muy frías—Entonces también te dijo la razón del por qué odio tanto a esas personas que una vez llamé familia.

—¿De qué está hablando?—Pregunta Susana a Margaret extrañada.

— Dícelo, vamos ¡DÍCELO!

—Ya te dije que lo siento. Que me perdones.

— Me lo dices ahora ¿Cómo puedes ser tan hipócrita?—Dice Alicia con asco—Ella confío en tí, y tú que hiciste ...nada... NADA.

—¡VASTA YA!—Grita Susana— Alguno de los dos me puede decir ¿ qué pasa aquí?—Modera su voz.

Margaret no podía hablar, estaba en silencio. Mientras era sentenciada por la mirada llena de ira de Alicia.

— Ya que tú no hablas le diré yo. Susy, ¿te acuerdas cuando en las primeras vacaciones que estuve con Sofy , se me ocurrió llevarla a conocer a mi familia?

—Si me acuerdo, ¿por qué?

—Pues al llegar todos se alegraron, inclusive ella...—Señala a Margaret— ...fue la primera en hacerce su amiga. Mi padre ni se diga; estaba feliz de que su hijo, al que trató tan mal porque  pensaba que era gay por jugar con sus hermanas y ayudar a su madre en la casa, tuviera una novia.

—¿Solo por eso pensaba que eras gay?

—Nuestro padre era enchapado a la antigua—Le dice Margaret a Susana—Era machista y homofóbico hasta la última célula de su cuerpo.

—Así es. —Prosigue Alicia—Y fue eso lo que hizo que lo odiara.

—¿ Cómo?

—Pues un día cuando regresaba de un mandado vi como mi padre le estaba pegando con su cinto a Sofía.

—¡Nunca me dijiste eso!— Dice horrorizada Susana.

—Eso es algo de lo que no me gusta hablar—Continúa recordando ese cruel instante de su vida— Cuando vi esto, solté las javas en el piso y empujé a mi padre lo más duro que pude. Cuando pedí una explicación, sabes lo que me dijeron estas mal nacidas.

—Tal vez yo me lo merezca pero no le digas eso a mamá.—Señala Margaret.

—Mamá, Antonia y tú, las tres son culpables por quedarse mirando y no hacer nada.

—No teníamos otro remedio. En aquel entonces...entonces.

—¿ENTONCES QUÉ?

—En aquel entonces le teníamos miedo a nuestro padre.—Responde  Margaret que aunque ya era mayor se veía que recordar aquello le causaba malestar.