La Energía Femenina,
residente en el corazón mismo de toda Creación,
fue siempre sempiterna testigo de todo lo que es...
También del hombre y de la mujer hechos de barro,
y del hálito que les insufló Vida;
y sin perder tiempo, la Energía Femenina,
quiso dejar de ser espectadora.
Se condensó, eligió para ella un color,
reunió en cuatro pensamientos,
los cuatro fundamentos que más la hacían sentir orgullosa:
la Creatividad,
la Pasión,
la Intuición,
el Amor,
y los regó, como lluvia dispersa de lágrimas,
en el plano humano.
Y su consorte, la Energía Masculina,
al ver todo aquello no pudo evitar susurrarle:
" Esa forma de diseminar tus recursos
no evitará que tus semillas
alcancen también a algunos hombres..."
Su amada contraparte sonrió ante semejante reflexión:
" cierto es... que algunos hombres serán poseedores de tales virtudes
y cierto también es
que algunas mujeres jamás las poseerán,
aunque se llamen así mismas mujeres...
Tú lo sabes, como yo,
que lo Masculino y lo Femenino no tiene que ver con los cuerpos...
sino con el corazón..."