—Eso es un poco contradictorio, pero es cierto —soltó Claudia.
—Como las personas se acostumbraron a vivir al lado de una persona que no las ama, pero aun así las trata bien, ellas se sienten satisfechas, están acostumbradas a ese trato y es muy difícil cambiar ese pensamiento —terminó de explicar Gabriel.
En realidad, sus vidas eran muy parecidas, Claudia se sentía tan identificada con Gabriel:
—Yo conocí a Mateo cuando llegué al colegio, siempre me pareció que era una linda persona y quería ser su amiga, pero se me hacía imposible, aunque cuando se dio la oportunidad hice todo por agradarle. Mateo nunca dejó de amar a Keidys, por más que la ve siendo feliz con su novio él… no deja de quererla. Es cierto lo que dices, es mejor buscar la felicidad en otra parte, un lugar donde te traten mejor —las lágrimas de Claudia salieron a flote, llevó su mirada al cielo frío, sentía que la vida era injusta con ella.
—¿Y qué piensas hacer ahora?
—Me voy a ir con mi familia, nosotros no somos de aquí… estábamos por el trabajo de mi padre y ahora que lo han liquidado volveremos. Nunca tuve que haber estado aquí, yo también soy un sobrante en esta historia —limpió sus lágrimas.
Alejandra estaba terminando de comerse una gelatina mientras escuchaba música, ella sola tenía el ambiente para la noche:
—Oye Alejandra, Gabriel acabó de irse con Claudia ¿por qué no lo acompañaste? —Keidys se sentó a su lado.
—¿Qué? —se quitó los audífonos.
—Hoy andas muy extraña con Gabriel, ¿por qué eres tan mala con él? —regañó Keidys.
—Yo estoy normal ¿por qué dices eso?
—Porque lo vi, él trataba de hablarte y tú lo ignorabas. Gabriel ha sido muy lindo contigo y no me gusta la manera en que lo estás tratando últimamente.
—Keidys, él y yo estamos bien. No pasa nada, solo que hoy estábamos disfrutando del rato con ustedes, tranquila —explicó Alejandra terminando de comer la gelatina.
—¿Y ya se te declaró? —inquirió Keidys recogiendo los platos sucios.
—¿De qué hablas? —Alejandra sintió que la gelatina pasó lenta por su garganta.
El problema aquí estaba en que Keidys era su mejor amiga y la conocía muy bien, sabía que ella estaba esquivando el tema porque había pasado algo entre ellos dos que la asustó y por eso ignoraba a Gabriel. Pero no quiso decirle nada esa noche.
Mateo estaba con Josef, hablaban en la sala y Mateo trataba le explicarle lo que estaba sucediendo pero veía que nada se ponía a su favor.
—Oye, yo estoy tratando de arreglar las cosas. En serio que estoy tratando de arreglarlo. Pero parece que ella no me quiere ver, para nada —terminó de contar Mateo.
—¿Y quién quiere ver a una persona que lo ha tratado tan mal? —preguntó Josef, trataba de calmarse.
—Pero, ¿qué es lo que estoy haciendo mal? ¡¿Qué?!
—¡Eso! Que estás confundido y actúas como un buen idiota. Mira que decirle que quieres seguir siendo su amigo, ¿no te das cuenta? Ella te ve como algo más, solo lo que haces es lastimarla más y hacer que se enfade contigo, con razón salió de aquí tan mal. Eres la persona más lenta que conozco —Josef estaba muy enojado y trataba de calmarse—. Tú no la mereces, has sido muy idiota con ella.
—Josef por favor… No es para tanto, yo estoy tratando de hacer lo mejor.
—Claro que no… Sigues con tu idea absurda de estar enamorado de otra persona cuando tienes a una buena mujer frente a ti y como un buen estúpido la prefieres como una amiga, ay sí, vamos a ser amigos. Idiota —Josef se cruzó de brazos y apartó la mirada de Mateo, este estaba confundido por el comportamiento de su amigo.
—Josef si es por lo que pasó ya te expliqué todo, lo siento —dijo, pero se sintió tan incómodo cuando sus palabras salieron.
—¿De qué hablas? —Josef volvió su rostro hasta él.
—Por lo de Keidys.
—Mira, este… ¿Sigues con la idea de que te gusta Keidys? —los dos hicieron silencio. Josef no era el indicado para hablar sobre sus sentimientos.
—No voy a hablar de eso contigo hermano. Sería muy fastidioso —soltó Mateo. Josef también creía que era lo mejor.
—Ya deja de estar pendiente de nuestra relación y concéntrate en tus problemas ¿sí? —pidió Josef.
—Me importa una mierda lo que ustedes hagan ¿lo sabías? —al Mateo decir esas palabras sintió que en su mente algo pasó, algo cambió.
—¿Y entonces si es así por qué no reaccionas y te das cuenta que estás perdiendo a Claudia? —Josef sentía que su paciencia llegaba a su límite.
—No lo sé… —Mateo en ese momento empezó a sentirse extraño. Se levantó del mueble y fue al comedor, vio que Keidys y Alejandra estaban hablando.
—¿Qué sucede? —preguntó Keidys.
—Nada —miró a su prima—, me voy a ir a dormir ya.
—Bien —respondió Alejandra.
Al salir de la casa sintió que había entendido todo. Cuando miró a Keidys no sintió nada, solo la vio como una amiga más, pero tenía una gran preocupación por cómo debía sentirse Claudia, era cierto, él le había hecho mucho daño y sería muy difícil que ella lo perdonara; aunque no sabía a ciencia cierta cómo quería tenerla. Pero tenía muy claro que quería estar a su lado.
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Editado: 13.05.2023