—De Gabriel. Si él me espera todo ese tiempo estaré decidida a enamorarme de él. Aunque no pongo ninguna esperanza, en ese tiempo puede conocer a una mujer mejor que yo. Una tarde lluviosa hablamos todo ese tiempo mientras esperábamos que la lluvia cesara, fue una conversación bastante difícil, hablamos sin tapujos sobre todos nuestros pensamientos; él se va a ir a vivir a otro país, conocerá a muchas mujeres y puede que encuentre la indicada, yo estaré aquí perdiendo todos mis miedos y aprendiendo a ser una mejor persona. Le hice mucho daño Josef, no merezco a alguien como él, pero aun así dijo que me esperará el tiempo que sea necesario para que yo olvide a Tomás, le dije que serían cinco años, en ese tiempo terminaría mi carrera de literatura y Gabriel me dijo “todos los que sean necesarios”. Eso me da miedo, ¿crees que sí lo haga?
—Es mucho tiempo, estarán lejos. Pero si de verdad te ama lo hará, aunque tú también deberías poner de tu parte, deberías llamarlo, visitarlo, y mirar cada detalle de él para poder empezar a amarlo; aunque creo que es un poco egoísta de tu parte decirle que lo esperes.
—Yo le dije que era muy egoísta el esperar tanto tiempo para que pudiera estar conmigo y le dije que si conocía a alguien especial por allá debería darse la oportunidad de conocer a esa chica y olvidarme. No voy a amarrarlo, tampoco me amarraré yo a ese tiempo, si conozco a otra persona también intentaré darme una oportunidad, aunque lo dudo mucho, he pasado muchos tragos amargos a mi corta edad.
—Pero Gabriel es una muy buena persona que se nota que te ama de verdad, es un amor puro y trasparente, deberías pensar mejor las cosas en ese tiempo que te vas a dar y no esperar a que pasen cinco años para que puedas formalizar una relación con él —recomendó Josef.
Alejandra quedó bastante pensativa, aunque se veía muy decidida en ese momento.
—Yo tengo miedo de lo que pase con mi relación con Keidys en todo este tiempo que estemos separados, yo la amo demasiado y quiero seguir a su lado, verla así sea una vez a la semana, pero eso será tan imposible. Pasarán varios meses para que pueda verla personalmente, tocarla, poder escuchar su voz cerca de mí… Esas son las cosas que no me podrá dar la tecnología por más perfecta que sea —Josef se veía bastante triste, dejó salir un suspiro.
—Tienes razón, por más que hablemos por video llamadas se va a sentir la ausencia. Voy a extrañar este año, pasaron muchas cosas locas, nunca creí que la modelo engreída sería mi mejor amiga y que tú terminarías siendo su novio —Alejandra soltó una gran carcajada.
—Esa loca supo conquistarme —dijo Josef y después soltó una carcajada—, y tú que tanto la criticabas terminaste amándola Alejandra.
—Supo conquistarme.
—Tiene que estar zumbándole el oído ahora. Pobrecita.
Mateo estaba manejando su bicicleta por el parque tranquilamente, escuchó un grito detrás de él, volteó y miró.
—Ah… Claudia, se me había olvidado que venía contigo —soltó una carcajada, dejó de pedalear y miró a la chica quien estaba completamente sudada—, ¿por qué estás así?
—¿Por qué? ¿Será porque tengo a un novio idiota que se le olvida que vino con su novia al parque? —puso sus manos en su cintura mientras calmaba su respiración.
—Ah… Lo siento, es que acostumbro a dar vueltas por las tardes en la bicicleta, por eso te dije que era mejor vernos otro día, los sábados por la tarde siempre hago esto solo, además, me dijiste que no te gusta hacer ejercicio, no puedo hacer nada al respecto —Mateo dijo lo último un poco preocupado por la reacción de su novia. Hizo un puchero mientras bajaba la cabeza.
—A veces me da ganas de matarte, pero después recuerdo que eres mi novio y me controlo. Es que no parecemos una pareja de verdad, todo lo que dices me da rabia Mateo —se cruzó de brazos y soltó un suspiro.
—Yo no puedo hacer nada. Desde antes siempre hemos sido así —Mateo la miró fijamente y desplegó una sonrisa—, aunque así me amas ¿verdad?
—Te ama tu mamá —Claudia empezó a caminar rápidamente mientras limpiaba el sudor de su frente con su mano.
—¡Oye! —gritó Mateo alcanzándola en la bicicleta— ¿en serio estás enojada?
Claudia seguía caminando ignorándolo por completo:
—Ay, esta bolsa de pecas —refunfuñó Mateo, al alcanzarla la tomó del vestido rosado que traía puesto.
—¡Suéltame perro pulgoso! —gritó Claudia.
Mateo se bajó de la bicicleta y la abrazó por la espalda haciendo que la chica no pudiera caminar:
—¡Mateo! —gritó Claudia.
—Corazón de melocotón —dijo Mateo.
Claudia quería soltar la carcajada, pero se obligaba a no hacerlo.
—¡Vamos a comer pollo frito! —dijo entusiasmado Mateo, empezó a darle besos en el cuello a su novia, esto hacía que la joven sintiera cosquillas y soltó la carcajada.
—Está bien, siempre me manipulas con esto —masculló Claudia.
—Porque es lo que más te gusta comer.
—Para próxima no funcionará.
—Ya lo veremos, porque siempre que hablo de pizza y pollo se te hace agua la boca —dijo Mateo—, aunque todavía no sé a dónde se te va todo lo que comes, sigues igual de delgada.
#36 en Joven Adulto
#1094 en Novela romántica
#433 en Chick lit
romance, colegio iluciones amorosas, colegio vida estudiantil
Editado: 13.05.2023