Aunque no le gustara admitirlo, era fanática de los clichés, pero no cualquier tipo de clichés, no, les gustaba aquellos en los que aunque pareciera que dos personajes no fueran compatibles, al final terminaban siendo el tipo de pareja que todos deseaban, en lo profundo de su ser esperaba encontrar a alguien así, que aunque fueran diferentes en varios aspectos no se restaran entre ellos, sino que se complementaran, tal vez no era tan pesimista después de todo.
Parpadeó repetidas veces al darse cuenta que se había perdido en sus pensamientos mientras miraba a su zapato derecho, dio un largo respiro al caer en cuenta que aunque no le gustara debía volver al trabajo, no es que fuera un mal lugar para trabajar, no, sus compañeros eran bastante amigables, el ambiente no era toxico, simplemente había llegado a un punto en el que se sentía sin fuerzas para continuar con su penosa vida.
Al terminar la que seria su nueva rutina diaria, se miro en el espejo y le sonrió a su reflejo tratando de darse ánimos, se paso gran parte del camino dándose un discurso mental de que aunque por dentro se sentía de una forma asquerosa no era culpa de los demás, así que debía tratarlos con la mejor versión de si misma.
Fue bajando el volumen de su playlist a medida que se acercaba a la puerta trasera de la cafetería, aquella puerta trasera no se podía comparar con la parte delantera del establecimiento, pero no importaba, aquella cafetería era el lugar mas acogedor que Thenea conocía, era casi como si fuera su segunda casa, siempre olía a café recién hecho y a una gran variedad de dulces y tartas, era como entrar al cielo. Desde el momento que puso un pie dentro del almacén un cuerpo la envolvió en un cálido abrazo, rápidamente reconoció aquel dulce perfume, se trataba de Olivia, aquella chica era la persona mas agradable que conocía, era amable con todos, era genuinamente graciosa y ademas era una experta haciendo cualquier tipo de café o postre, Thenea debía de admitir que hubo una época en la que tuvo un romance completamente platónico con ella, pero todo acabo rápidamente al darse cuenta que era heterosexual.
-¡Juro que casi muero cuando escuche que volvías!- exclamo emocionada, abrazándola con bastante fuerza.
-También te extrañe, deberías ponerme al día mientras preparamos todo para abrir- comento mientras veía el reloj de su muñeca.
-Te espero en el mostrador, deje algo en tu casillero, deberías revisarlo- dijo guiñándole el ojo y desapareciendo rápidamente a través de la puerta.
Sonrió con sinceridad, era increíble como aquel lugar desprendía vibras tan positivas, sintió sus ojos llenarse de lagrimas, pero no de tristeza, al contrario, luego de mucho tiempo, aquellas lagrimas eran de felicidad.
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Editado: 14.11.2020