Todas íbamos camino a mi casa para la noche de chicas que ya estaba planeada, el camino fue corto mientras escuchábamos la radio.
Al llegar a casa, las chicas dejaron sus cosas en mi habitación y nos quedamos en la sala de estar - ¡Maldita sea! – exclamó Anne desde la cocina. No era de extrañar que alguna grosería salía de su boca.
-Sucedió algo –llegue a su lado.
-Mamá, acaba de decirme que James se transferirá el próximo periodo escolar, que vivirá con nosotras – dijo molesta. James Stone, era el primo de Anne, tenían la misma edad, nos conocimos cuando éramos niños, aunque si me lo encontrará en la calle ahora, probablemente no lo reconocería había pasado mucho tiempo.
-¿Por qué es malo? – según lo que recuerdo a Anne le encantaba pasar tiempo con James, eran primos pero se habían criado como hermanos.
-El ya no es el James que recuerdas, estoy tan segura de que me arruinará las cosas – suspiro.
-No puede ser tan malo.
-Créeme, lo es – salió de la cocina.
Me quede en la cocina un rato, tratando de pensar que cocinaría para no morir de hambre, dadas mis experiencias culinarias, por el bien de las chicas – y por mi bien propio – decidí pedir unas pizzas.
La chicas se encontraban riendo en la sala cuando entre – Buenas noticias – dije cuando Amelia volteo para verme, sus padres le habían cancelado la cena luego de que ocurriera un problema de negocios.
-Convenciste a mamá para que James se quedará lejos – gruño Lis.
-Ehm, no. Pedí pizza para la cena.
-Eso es genial, no quiero morir intoxicada – bromeo Eleanor – Espera, acabas de decir que James va a estar aquí, ¿Cuándo? – le pregunto a Lis. Reconocí la mirada en su rostro y al parecer Lis igual.
-Definitivamente no, vas a quedarte lejos de James – le respondió mi molesta mejor amiga.
-No planeaba hacer algo con James - me dio una mirada picara.
-Claro que sí, y no tendrás nada con mi primo, es asqueroso siquiera pensar eso.
-¿Cuál es el problema con James? De todas maneras, te encantaba estar con él – le dije.
-El problema no es por James, es por ustedes. Él ya no es el James que solían conocer, ahora es el idiota número 1 y no quiero que alguna de ustedes se enrollé con él – suspiro.
-No es algo por lo que tengas que preocuparte, no lo haremos si te molesta – dijo Eleanor.
-De acuerdo, James está fuera de sus ligues – nos miró a todas.
Mis recuerdos viajaron a través del tiempo, era el cumpleaños número 6 de Anne, estábamos jugando a las escondidas, esta vez era el turno de James de buscarnos, y cuando me encontró en vez de tocarme, me dio un beso en los labios, y así hizo cada vez que le tocaba buscarnos. James fue mi primer beso.
Eso jamás se lo conté a ella y espero que James tampoco le dijera, era mejor si lo manteníamos en secreto.
Ese recuerdo logro sacarme una sonrisa y me pregunté ¿Qué tanto habrá crecido el pequeño James?
-¿Qué sucede? – me saco Camille de mis pensamientos.
-Solo recordaba – le respondí. No tenía ganas de hablar.
-Oh, deberíamos recordar. ¿Recuerdan la primera vez que Emily se embriago? – Anne se unió animada a la conversación. Esta era una de las razones por la cual no me gustaba recordar con las chicas, siempre sacaban eso a colación.
-¿Otra vez? Comienzo a pensar que te gusta mucho esa noche – le recordé. No estaba bien sacarle los trapitos al sol en este momento, especialmente si solo yo lo sabía.
-Oh, vamos. Es jodidamente divertido recordarlo – interrumpió Eleanor – Eres malditamente graciosa cuando esta ebria.
-No todas las noches metes el cabello en los cócteles – río Amelia.
-Solo fue una vez – balbucee – creo que es el momento de superarlo, en serio. Ni Siquiera lo recuerdo.
-Por supuesto que no lo haces– hablo Sophie. Esta vez, todas rieron.
-Pero qué me dicen de la vez que a Camille la persiguió una vaca – Anne cambio el tema.
Estábamos de vacaciones en el campo, recuerdo haber planeado un picnic cerca de los corrales, todas estábamos bromeando. Camille se levantó y comenzó a hacer piruetas, lo que sucedió después fue que una de las puertas del corral quedó abierta y una de las vacas escapó, Camille se asustó tanto que comenzó a correr haciendo que la vaca la persiguiera por todo el lugar.
-Eso fue malditamente gracioso – Sophie estaba que se hacía pis encima.
-Pude haber muerto, no hay nada de gracioso en eso – Camille se cruzó de brazos.
-Claro que lo es – coreamos todas, volviendo a reír.-No es tan gracioso como el ganso – dijo Camille logrando que olvidaramos su historia para recordar la de Amelia.
La familia de Amelia nos había invitado a su casa de campo para un fin de semana, el sábado por la mañana Amelia nos dio un recorrido por los alrededores hasta llegar al lago, ahí nos quedamos un rato viendo a los patos y gansos en la laguna. Las chicas y yo a excepción de Amelia, estábamos tan asustadas de estos animales que cuando alguno intentaba acercarse a nosotras, retrocedemos. Amelia tratando de hacerse la valiente se acercó a un ganso para acariciarlo, pero al agacharse otro se le acercó por detrás y le mordió el trasero.