-Puedo llevarte a casa si quieres - Daniel nos alcanzó en el estacionamiento del establecimiento.
-Creo que ya tuve suficiente emoción por un día - señalé su motocicleta - pero gracias por ofrecerte.
-Quien diría que le tienes miedo a varias cosas - bromeó.
-No son varias, son muchas - reí siguiendo la broma, aunque era verdad, con el tiempo me había vuelto muy miedosa.
-Te propongo un trato - entrelazo sus manos - salgamos mañana por la noche.
-Suena tentador, pero se te olvida un pequeño detalle.
-¿Cuál es?
-Lo mío no son las motocicletas - susurré como si fuera el secreto más grande del mundo.
-Creo que eso no es un problema para mí - respondió de la misma manera - Mañana pasaré por tí.
Sonreí - ¿A las 7:00 te parece bien?
-Está más que perfecto - me sonrió de vuelta dejándome ver su hoyuelo izquierdo.
-Nos vemos, Daniel - besé su mejilla antes de subirme al auto.
***
-Así que saldrán en una cita - Eleanor sonrió emocionada.
-Eso parece - Ambas estábamos en mi habitación preparandonos para salir esta noche con las chicas.
-Eso significa que tenemos un motivo para celebrar esta noche.
-¿Celebraremos con sushi esta noche?
-Me conoces.
Al cabo de unos 30 minutos para que fueran las 7, ya me encontraba lista y esperando a Eleanor en la sala de estar, no sé cómo hicieron, pero la chicas me convencieron de ir a bailar un rato. Salir con mis amigas siempre era entretenido, nunca sabías con qué bobadas saldría Amelia o Allen y reír un rato no me vendría nada mal.
Llegamos a Novu y las chicas comenzaron a hablar entre ellas, yo sólo intervenía cuando era verdaderamente necesario. A unas cuantas mesas más alejadas me crucé con la mirada esmeralda de Alejandra, la ojiverde se quedó petrificada al notar mi existencia lo cual hizo que su acompañante se diera la vuelta para saber que tenía tan distraída a su compañía. Al ver a Daniel mi corazón comenzó a latir con fuerza y lo único que pude hacer fue esbozar una sonrisa en forma de saludo.
-¿Estás bien? – susurró Eleanor a mi lado. Al parecer era la única en notar lo distraída que estaba.
Al no tener respuesta miró en la dirección de la mesa de Alejandra y comprendió de qué se trataba todo.
-Emily, ¿Me acompañas al lavado? – Dijo para sacarme de aquella situación.
-Claro – dije mientras asentía – Volvemos en un rato – avisé a las chicas.
-¿Qué es lo que te pasa?- Dijo levantando la voz en un susurro.
-¿Qué hace aquí Daniel con Alejandra?
-Son amigos, no me parece raro que estén juntos.
-Sí, tienes razón - suspiré y me recosté al lavamanos - Ellos solo son amigos
-¿Estás celosa? - preguntó juguetona.
-Claro que no - aseguré - no tengo porque estarlo.
-No suenas muy segura - siguió molestando.
-Bueno, es una suerte que no esté pidiendo tu opinión - sonreí demostrando seguridad - Estoy perfec...
-Eleanor, Emily. Qué sorpresa encontrarlas aquí – dijo Alejandra con tono hipócrita interrumpiendo mis palabras
-Ha sido una sorpresa también para nosotras, la ciudad es demasiado pequeña - dije empujando a Eleanor fuera de aquel reducido espacio.
-Dentro de unos minutos traen la comida – Nos avisó Camille al llegar a la mesa.
- Emily, ¿Ya viste a Daniel? Esta por allá con Alejandra, Valentina y Cameron – comentó Sophie – es una pena que estén por irse y no nos puedan acompañar – se lamentó.
- Si lo vi hace unos minutos – me limite a responder. Mire en dirección a la mesa en la que se encontraba Daniel anteriormente y Sophie tenía razón, Daniel ya se había marchado. Crucé miradas con Eleanor y ella susurre un “te lo dije”
Nos quedamos riendo y hablando hasta que el restaurant cerró, dejamos los planes de ir a un club para otro día y nos dirigimos a mi casa. Nos reunimos en mi habitación, Eleanor y el resto trajeron algunos colchones y los acomodaron en el suelo de mi cuarto, el resto de la noche lo pasamos viendo películas.
***
-Solo veremos una película, chicas. No es para tanto - me encontraba ofuscada por tener a Anne y Eleanor encima en todo momento, hacían demasiado alboroto cuando sabían que solo era una pequeña salida de amigos.
-Es para mucho - me contradijo Anneliese - esta es tu primera cita real - chilló con emoción.
-Nuestra pequeña está creciendo - Eleanor se limpió una lágrima falsa.
-Solo no hagan tanto alboroto por esto - me levanté - tomaré una ducha.
La lluvia artificial empezó a recorrer cada parte de mi cuerpo, logrando quitar cada nervio que sentía, cada inseguridad se fue junto a la suciedad, relajo mi cuerpo de la tensión que sentía desde que volví de Milán, el volver a la rutina de jugar el papel de la hija perfecta era cansado, supongo que son las desventajas de ser hija única.