Capítulo 05:
29 de enero, 2015.
— ¿Me queda bien? — pregunto a Maddie mientras me miro en el espejo y me volteo para que pueda ver.
En este mismo instante, nos encontramos Maddie y yo en el Westfield de Belconnen comprando cosas de chicas, lo necesitábamos. También estamos viendo que más comprar para mañana. Yo por mi parte, no he comprado mucho. Solo compré unas botas al tobillo con tacón ancho, cerrados, negras con trenzas para sujetar en la parte delantera; compré dos pares más con exactamente las mismas características, pero diferentes colores, unos marrones y otro color piel. Compre unos jeans negros, varias blusas, accesorios, perfume, y otras cosas más. Realmente lo necesitaba.
Maddie parece que se va a llevar el centro comercial completo, es una caprichosa. Hemos ido varias veces al estacionamiento para poder guardar las cosas que hemos ido comprado.
— Te queda bien, pero creo que el color no te va. El amarillo es ridículamente chillón casi llegando a neón, sabes que hay amarillos que son lindos, pero este no. — dice haciendo una mueca mientras me observa lentamente.
Llevo puesto un vestido que me llega un poco arriba de la rodilla, es completamente en encaje y tiene poca espalda. Me gusta la tela, el diseño y en la forma que me queda y encaja completamente en mí, el problema es el color.
Y es el único color que queda.
Que tristeza, es como quitarle una paleta a un niño.
— Tienes razón, gracias por ser tan sincera conmigo. — digo dándole una pequeña sonrisa sarcástica.
— Siempre te tengo que dar mi opinión, porque sí no, sales como una vagabunda a la calle. — murmura lanzando un beso al aire.
Salimos de compras porque nuestros padres nos mandaron dinero para lo que nos haga falta. Le comenté a Maddie que no lo utilizaríamos y ella sólo dijo: “la vida es una sola” y aquí estamos, antes de salir le transferí el dinero de vuelta a mi mamá, luego estaba llamando, pero la ignoré porque sabía lo que iba a decir. Constantemente están pendientes de nosotras, algo que no reprocho, lo que no me gusta es que manden dinero a estas alturas del campeonato.
También salimos porque “el jefe mayor” me pagó una innecesaria cantidad de dinero, él dice que me lo merezco y si no lo hacía no estaría bien consigo mismo, y a Maddison también le efectuaron su pago, ella trabaja en un hospital como secretaria. Por cierto, su jefa le paga muy bien. Son muy amigas, así que no hay problema.
Salimos de esa tienda para entrar en otra, pero esta vez es de ropa interior.
Una vez que salimos de allí, nos dirigimos al auto de Maddie. El mío lo dejamos porque consideré que no estaba lo suficientemente limpio como para sacarlo, ya es hora de un lavado.
Yo, la mayor parte del tiempo, manejo. Cuando Maddison anda conmigo opta por manejar de día que de noche. En la noche, en casos que ande con otras personas en su coche, ella lo da y deja que lo manejen. Pero nunca sale en su coche de noche, prefiere no hacerlo, ya me imagino por qué. Ella es algo cerrada en ese tema.
— Muy bien, hemos terminado esta fase. Ahora viene la más difícil. — dice Maddison poniendo cara de tragedia y exagerando, algo que hace a menudo. Payasa.
— No puede ser, es cierto. Sí, es muy difícil. — Digo sarcásticamente — Es solo hacer mercado.
— Sí, lo sé. Solo es que me gusta cuando te pones sarcástica — ríe.
— Eres insoportable, uhgs. — pongo mi cara seria, pero a ver la de Maddie partiéndose de las risas, me río también.
Una vez que nos controlamos, Maddison se dirige al norte por Benjamín Way. Y en más o menos un minuto estamos en el supermercado Woolworths. Compramos todo lo necesario, lo que hace falta en la casa. Verduras, enlatados, postres, meriendas, bebidas, embutidos, artículos para la limpieza-tocador, carnes, entre otros. Del mismo modo, hacemos un recorrido por la parte de la higiene personal. Otra compra más.
Pues, casi nada.
***
— Al fin, estoy exhausta. — murmuro entrando en mi refugio. La palabra “cansancio” se queda pequeña para cómo me siento.
Ocho minutos después, ya hemos sacado todas las compras que hicimos y las pusimos en el medio de la sala.
Nuestra casa es clásico-moderno, es humilde. Tiene lo esencial para poder sobrevivir en ella.
Contiene dos garajes, al momento de hacer la compra de ella nos aseguramos que tuviese dos. La sala está en el lado izquierdo de la casa, en la entrada, al lado derecho está el comedor y nos guía hacia la cocina. Antes de llegar al comedor, en el medio, hay un pasillo espacioso, por el lado izquierdo de este hay tres habitaciones; la de Maddison, la mía y una para invitados; cada una contiene un armario. Y por el lado derecho, está una oficina, el baño y por último la lavandería. Al final del pasillo se encuentra una puerta que da hacia el patio trasero.
Los muebles, las alfombras, la decoración, las ventanas, todo es a nuestro gusto y me siento bien con ello. Es simple pero hermosa. Nosotras misma la remodelamos a nuestro gusto, con un poco de ayuda proveniente de mamá. La casa no es gigante como la de mis padres, esa sí que es grande.