Al amanecer sonaba un gallo que despertaba a una joven recostada sobre una cama de heno, los quehaceres del día a día mantenían a su familia ocupada y bien ubicada entre la gente del pueblo en el que vivían.
“Arelie, despierta, es hora de preparar el desayuno, necesito que vayas al gallinero a buscar unos huevos y ordeñar la vaca del corral.”
“Sí madre, iré en cuanto me aliste para poder salir.”
La joven se levanta, se alista y sale en busca de lo encargado por su madre. Arelie Medeen es una joven campesina que vive con su madre y su padre en una cabaña de un pueblo escondido entre montañas al cual se dificultaba llegar, pero el cual era muy amistoso y recibía muy bien a los visitantes. El Pueblo tenía una familia que era la que había liderado el éxodo y en honor a esa familia se fundó el pueblo que llevaría su nombre y los respetaría como líderes mientras fueran líderes justos. Yeris fue fundada en un paisaje rodeado por montañas, árboles que de a poco sirvieron de material para las cabañas, una pequeña cantera de la cual extraían la piedra suficiente y algo de carbón que se usaba en los aniversarios del pueblo. Por alguna extraña razón el tiempo se volvía más lento durante el invierno, lo que hacía durar más el frío y los días más oscuros. Pero durante el resto del año pasaba a velocidad normal.
Arelie preparaba el desayuno con su madre mientras su padre atendía los animales. Al tener todo listo y llamar a su padre para desayunar en familia (como todas las mañanas) pensó en pedirles que le cuenten la historia del pueblo una vez más ya que era su historia favorita y siempre la oía con mucha atención y entusiasmo.
“Padre, ¿Podrías contarme una vez más la historia de nuestro pueblo? Por favor.”
“Está bien Arelie, contaré una parte ahora y otra cuando tengamos que almorzar porque sabes que es un poco larga. Comenzaré.”
“Se dice que muchos años antes de reunir familias para buscar un nuevo pueblo, la familia Yeris era de las más pobres e infelices de la ciudad de Yorli. Asediados por las familias fundadoras que los tenían de esclavos y los obligaban a pagar por su estadía en la ciudad, lo que no sucedía con otras porque pertenecían a diferentes zonas que eran manejadas por otras familias. El fundador de nuestro pueblo era Soajin Yeris, un hombre de familia, muy justo y disciplinado, pero que tuvo la mala suerte de ser elegido por las peores familias para trabajar y de allí comenzó su desgracia. Tenía una esposa, dos hermanas y una hija. Vivían en una choza en los límites de la ciudad donde se mandaban los desperdicios del resto de la zona, rodeada por pantanos, y un tétrico y oscuro bosque de donde llegaban animales salvajes atraídos por la comida en mal estado. Los días pasaban y la familia cada vez iba cansándose más y más de los maltratos y explotación que sufrían hasta que, cansado de tanto mal, Soajin decide hacer algo al respecto. Sin decir nada a su familia, sale una tarde a realizar los trabajos que le obligaban a realizar en la casa de la familia que manejaba esa zona de la ciudad, la familia Sterling. Como si hubiese sido ya planeado, al finalizar sus obligaciones y recibir la orden de retirarse, él sale de la casa pero no regresa con su familia sino que espera la medianoche para entrar nuevamente a la casa. Se escabulle por la puerta de servicio y avanza sigilosamente hacia el cuarto principal, lleva consigo un pequeño pero afilado puñal con el cual planea ponerle fin a la familia y liberar a todos los esclavos que sufren a mano de tal tirano. Comienza asesinando a los niños mientras duermen, luego a los fieles siervos, y por último a los líderes de la familia. Regresa a su casa, se recuesta y espera el amanecer sin dormir. La noticia no tarda en llegar en cuanto el sol se alza. “El Honorable Jay Sterling fue hallado muerto en su lecho al igual que toda su familia…” Pregoneros esparcían la noticia por toda la ciudad, incluyendo los límites y caminos que salían de ella. Cuando cambiaron la familia que se haría cargo de esa zona, mucha gente quería que se eligiera una familia de pocos recursos puesto que sería un trato más humilde e igualitario, pero como en toda decisión masiva, había acuerdos, desacuerdos, pleitos, discusiones y hasta estuvieron al borde del caos. Soajin, decidió que era hora de abandonar la ciudad y buscar un lugar mucho menos poblado y sin líderes que decidieran por el pueblo, él nunca quiso liderar a nadie, sólo quería vivir en paz y sin maltratos ni obligaciones más que para su familia. Así un día reunió a su familia y les comentó su decisión y quería que lo acompañaran, pero no les obligaba a sus hermanas a hacerlo, él quería un mejor lugar para que su hija creciera siendo libre de servir solo a su familia y a ella misma. Comenzaron a preparar el viaje pero sus hermanas decidieron quedarse en esa casa y seguir viviendo en la ciudad porque tenían esperanzas de que, el régimen bajo el que habían vivido tantos años, cambiara para bien. La voz comenzó a correrse de que una familia saldría en busca de un nuevo lugar en el que habitar y algunas se acercaron a hablar y proponer seguirlos, ayudarlos en el camino, y poder fundar un nuevo pueblo en el que no exista la tiranía ni la esclavitud.”
“Es todo lo que contaré por ahora Arelie, debemos terminar las tareas diarias, en la cena terminaré la historia.”
“Está bien padre, limpiaré la casa y luego saldré a ayudarte con los animales.”
“Muy bien hija, estaré fuera.”
Al finalizar la limpieza, Arelie sale a ayudar a su padre, tenían una pequeña granja en la que había un pequeño corral con un par de vacas, un gallinero chico, un techo poco amplio en el que había dos caballos y una huerta en la que plantaban lo necesario para el día a día. Luego de terminar lo quehaceres, Arelie va con su madre para preparar la cena y terminar de oír el resto de la historia.
“Siéntate padre, serviré la cena, dice Arelie. Me gustaría terminar de oír la historia.”
Editado: 29.03.2024