Eidan y su madre caminaron durante horas, dejando atrás la tranquilidad de la aldea. Mientras avanzaban hacia la capital, Eidan no podía dejar de pensar en lo que había sucedido. El poder que había desatado lo asombraba y, al mismo tiempo, lo llenaba de incertidumbre.
—¿Estás bien, hijo? —preguntó su madre, preocupada.
—No lo sé, mamá. Todo esto es tan extraño —respondió Eidan, mirando sus manos—. Nunca había sentido algo así antes.
—Quizá encontremos respuestas en el castillo. El rey debe saber algo sobre esto —dijo su madre, tratando de tranquilizarlo.
Mientras tanto, en la Academia Real de Magia, Aria estaba ocupada organizando a los estudiantes y preparando defensas mágicas. Había una sensación de urgencia en el aire, y todos sabían que no podían permitirse ningún error.
—¡Mantened la formación! —ordenó Aria a un grupo de estudiantes que practicaban hechizos defensivos—. Necesitamos estar listos para cualquier cosa.
En el castillo, Selene se encontraba en la sala de estrategia con el rey y sus hermanos, discutiendo los próximos pasos a seguir. La noticia de la perturbación mágica se había extendido rápidamente, y la preocupación era palpable.
—Padre, debemos fortalecer las defensas de la ciudad —dijo Selene, mirando al rey con determinación—. No podemos arriesgarnos a ser tomados por sorpresa.
—Estoy de acuerdo, Selene —respondió el rey—. Pero también debemos descubrir la fuente de esta perturbación. Algo poderoso está en juego.
De repente, un mensajero irrumpió en la sala.
—¡Majestad! —dijo, jadeando—. Hemos encontrado a un joven en la aldea al norte. Posee un poder increíble. Los soldados no pudieron capturarlo.
Selene frunció el ceño.
—¿Un joven? —preguntó, intrigada—. ¿Qué más sabes de él?
—Dijo que su nombre es Eidan —respondió el mensajero—. Está en camino hacia aquí, junto con su madre.
—Debemos recibirlo en cuanto llegue —ordenó el rey—. Podría ser la clave para entender lo que está ocurriendo.
Horas más tarde, Eidan y su madre finalmente llegaron a la capital. Fueron recibidos por guardias que los escoltaron directamente al castillo. Eidan se sentía nervioso pero decidido a obtener respuestas.
Al entrar en el gran salón, Eidan se encontró cara a cara con el rey, Aria y Selene. La tensión en el aire era palpable, y todos los ojos estaban puestos en él.
—Bienvenido, Eidan —dijo el rey, con una voz firme pero amable—. Hemos escuchado sobre tu encuentro con nuestros soldados. Por favor, cuéntanos qué ha sucedido.
Eidan respiró hondo y relató todo lo que había experimentado: el sueño, la cueva, la piedra mágica y el poder que había desatado. Cuando terminó, la sala quedó en silencio.
—Esto es extraordinario —dijo Aria, rompiendo el silencio—. Una magia tan poderosa y antigua... debe estar relacionada con la perturbación que sentimos.
Selene miró a Eidan con curiosidad.
—Debemos investigar más sobre esa cueva y la piedra que encontraste. Puede que contengan las respuestas que necesitamos.
El rey asintió.
—Eidan, necesitamos tu ayuda para proteger el reino. No sé por qué has sido bendecido con este poder, pero está claro que juegas un papel crucial en lo que está por venir.
Eidan asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.
—Haré lo que sea necesario para ayudar —dijo, con determinación.
Con una mezcla de esperanza y preocupación, el grupo comenzó a planear su siguiente movimiento. Sabían que el tiempo era esencial, y que las fuerzas oscuras no esperarían. Juntos, Eidan, Aria y Selene se embarcarían en una misión que no solo determinaría el destino del reino, sino también el de ellos mismos. El aire estaba cargado de expectativa, y la determinación en los rostros de todos era palpable.
—Nuestra primera prioridad es investigar la cueva y la piedra mágica que Eidan encontró —dijo el rey, señalando un mapa extendido sobre la mesa—. Si hay más secretos ocultos allí, debemos descubrirlos antes de que lo haga cualquier enemigo.
—Estoy de acuerdo —respondió Aria—. Necesitamos entender el origen de este poder y cómo puede ayudarnos a enfrentar la amenaza que se avecina.
Selene asintió, su mirada fija en el mapa.
—Llevaré un pequeño grupo de élite para asegurar la cueva y proteger a Eidan mientras investigamos. No podemos permitirnos ser sorprendidos.
—Selene, tú liderarás la expedición —ordenó el rey—. Eidan, Aria, ustedes irán con ella. Confío en sus habilidades para manejar esta misión.
Con el plan establecido, se pusieron en marcha. Selene seleccionó a un grupo de los mejores guardias del reino, y junto a Eidan y Aria, partieron hacia la cueva. Mientras cabalgaban a través de los densos bosques que rodeaban la capital, Eidan no podía evitar sentir una mezcla de nerviosismo y emoción. (Esto es más grande de lo que jamás imaginé).
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Editado: 18.08.2024