Elyzeon y las 7 regiones

Capítulo 8:Aliados

La espesa nube verde comenzaba a disiparse lentamente en la selva. Entre los árboles, dos figuras avanzaban sigilosas. Eran criaturas parecidas a lobos, de un tono azulado brillante, con ojos rojos intensos como brasas y colmillos curvados que sobresalían de sus mandíbulas.

Kael, aún medio inmóvil, murmuró con dificultad:

—Mierda…

—¿Qué? ¿Qué son esas cosas? —preguntó Amelie, tratando de girar el cuello apenas unos centímetros.

Kael apretó los dientes.

Lobos Espora.

Las criaturas se acercaron sin titubear y, con sorprendente destreza, cargaron los cuerpos paralizados de los tres jóvenes sobre sus lomos. En cuestión de segundos, comenzaron a correr a toda velocidad, adentrándose en lo más profundo de la jungla.

—Creí que Sylvara solo era magia y criaturas lindas… —murmuró Tamara entre sacudidas.

—Claro que no —respondió Kael, con tono resignado—. También hay depredadores. Y ahora… somos sus presas.

Amelie intentaba mover sus brazos, desesperada.

—¿¡Qué vamos a hacer!?

Kael, ¿no puedes hacer magia? —preguntó Tamara, empezando a asustarse de verdad.

—No tengo suficiente energía… —respondió él, jadeando—.Y aunque la tuviera… sigo paralizado.

—¿¡Entonces estas bestias nos van a comer!? —gritó Amelie, con lo ojos desorbitados.

Kael esbozó una sonrisa irónica, aún atado al lomo de uno de los lobos.

—Sí, pero… la ventaja es que no será al mismo tiempo.

—¡Jódete, Kael! —gritó Amelie, al borde del llanto.

Finalmente, los lobos llegaron a una cueva rocosa, escondida bajo una cascada translúcida. Allí, tres pequeños lobeznos de pelaje esponjoso y ojos brillantes aguardaban jugando entre hojas y piedras.

Tamara, a pesar del miedo, soltó un suspiro de ternura.

—Aww… qué lindos lobitos.—¡Nos van a comer, Tamara! —exclamó Amelie, indignada.

Tamara, aún conmovida, murmuró:

—¡Ya sé!

Kael, levantando la cabeza apenas, soltó una risa.

—La verdad… sí son lindos. De niño, yo quería uno.

Amelie rompió en lágrimas.—¡Ustedes no lo entienden! ¡Bromean mientras estamos a punto de morir!

Ambos se callaron, sus rostros cambiaron al verla realmente afectada.

—Solo intento hacer esto más llevadero —dijo Kael en voz baja—.Los peores momentos se pasan mejor con una sonrisa.

—¿Una sonrisa? —replicó Amelie, con la voz quebrada—.¿Una sonrisa cuando casi me borran los sentimientos en Noxaria? ¿Cuándo estoy atrapada en un mundo que no entiendo? ¿Cuando caí del cielo encima de una criatura voladora?

Amelie se giró con esfuerzo hacia ellos, mientras las criaturas empezaban a rodearlos. Uno de los lobos parecía listo para entregar a uno de los tres a los pequeños.

—¿Y ahora nos van a comer? —susurró Amelie, sollozando—.¿Cómo se supone que voy a afrontar estas cosas con una maldita sonrisa?

—¡Amelie, perdóname! —gritó Tamara con desesperación.

Pero antes de que Amelie pudiera responder, un batir de alas potente llenó la cueva. Persy, el majestuoso animal alado, irrumpió por la entrada seguido de una ráfaga de viento, con Lyla montada firmemente sobre su lomo.

—¡Lyla! —gritó Tamara con el rostro iluminado.

Los Lobos Espora, alertados por la intrusión, comenzaron a agitar violentamente sus pelajes, liberando otra oleada de la densa niebla paralizante.

—¡Persy, agita más tus alas! —ordenó Lyla.

El enorme ser alado extendió sus alas con fuerza, creando una ráfaga que dispersó la niebla antes de que pudiera alcanzar al grupo nuevamente. Los lobeznos chillaban asustados, y los Lobos Espora se tensaron, listos para atacar… pero fue demasiado tarde.

Con una maniobra experta, Lyla y Persy se lanzaron hacia los tres jóvenes, tomándolos uno por uno y saliendo volando a toda velocidad de la cueva.

Unos minutos después, se detuvieron en lo alto de una montaña, donde el atardecer comenzaba a teñir el cielo con tonos naranjas y lilas.

Kael, aún parcialmente paralizado, murmuró:

—¿Cómo supiste que estábamos allí?

Lyla bajó de Persy, hablando rápido, como si temiera ser malinterpretada.

—Bueno, sé que me dijeron que no querían ser mis amigos, pero… en realidad los seguí. Van a pensar que soy una acosadora o algo así, pero no quería que les pasara nada y—




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