Ian.
No pude evitar quedarme viendo la espalda de Hana esperando a que se volteara de un momento a otro y me dijera que todo había sido una cruel broma, pero ella no se volvió ni una vez y en mi pecho pude sentir la sensación de que la misma mujer rompió mi corazón por segunda vez. Cuando la puerta del apartamento de Hana se cerró, sentí un vacío tan grande en mi interior que creí estar muriendo lentamente.
-¿Nos vamos o qué?
Tania estaba subiendo y bajando la punta del pie con ansiedad y sus brazos colocados en jarra me indicaban que estaba molesta por algo, pero ella no era la única en ese estado.
Nos subimos al ascensor y no le hable en todo el recorrido de este, ella en cambio, no paraba de parlotear todo el tiempo hasta llegar al auto. Mientras tanto mi cabeza estaba trabajando y me gritaba una y otra vez lo idiota que había sido al insinuar que Hana no se había molestado en buscarme y en su lugar ya estaba saliendo con otro e incluso estaban esperando un hijo. Aunque también sabía que debía parecer un hipócrita total al reclamarle eso, siendo que ella sabía que Tania era mi prometida. Entonces recordé su comportamiento y la cólera hizo su aparición y mis manos apretaron con fuerza el volante inmóvil del auto aún aparcado en el estacionamiento del edificio.
-¿Quieres explicarme que demonios fue eso de hace rato?
Mi voz fue tan fría que la boca de Tania se quedó a media frase y sus ojos redondos me miraron sorprendida como si no supiera a que me refería.
-No sé de qué estás hablando Ian.
Si voz ya no sonaba como la de una mocosa mal criada de papi, no, ahora ya no debía interpretar ese papel para ningún extraño por lo que podía ser ella misma; al igual que yo.
-Sabes a lo que me refiero Tania. ¿Qué fue esa escena de “la novia celosa”?
-¿Qué acaso no lo soy? Creí que estábamos comprometidos.
Ella revoleo los ojos al tiempo que sacaba un cigarro de su cartera para fumar dentro del coche, pero antes de que ella logré encontrar el encendedor, extiendo ni mano y le quitó el cigarro.
-Ya te he repetido que no quiero que fumes en mi auto, ni cuando estés conmigo.
-Ya tranquilo.
-¡No puedo estar tranquilo! ¿A casó tienes la menor idea de lo que acabas de hacer? ¡No! Sabes perfectamente bien como es nuestro trato.
-Si losé y por eso cumplí con mi parte.
-¡No, lo que hiciste fue propasarte! Sabes que nuestro compromiso es una farsa; ambos acordamos fingir estar comprometidos entre nosotros para quitarnos a nuestros molestos padres de en sima y luego lo dejaríamos.
-Si, ya se.
-¿Entonces porque actuaste así de posesiva ahí arriba?
-¿Tu realmente estás molesto no? Déjame decirte que no me iba a quedar viendo de brazos cruzados como me hacías quedar en ridículo frente a esos extraños, se supone que estamos comprometidos y nuestro compromiso es público.
-Pero acordamos que la actuación sería solo para las cámaras, no en nuestra vida personal.
Ella me miró como si me hubiera salido un tercer ojo y entonces pareció entender porque estaba tan enfadado. Su risa desdeñosa solo le agregó leña al fuego.
-No… no me digas que esa niñita fue la que rompió tu pobre e inocente corazón… hay pobre de ti. En fin, también cierto que Cindy mi mejor amiga me aconsejó no dejarte ir tan fácilmente, eres un buen candidato a esposo.
-¡Que lo nuestro no es real!
-Por ahora, quién sabe en un futuro.
Con esas últimas palabras ella se bajó del auto mientras mi cabeza seguía repasando una y otra vez el encuentro con Hana. Y el corazón aún dolía.
#2707 en Novela romántica
#965 en Otros
romance drama amor celos, compromiso arreglado, embarazo sorpresivo
Editado: 21.03.2024