Tomé la bolsa y la abrí para encontrar un suave peluche de oso, con una pequeña manta adjunta. En la manta, había bordadas las palabras "Amor y esperanza".
—Para el bebé —dijo Laura—. Para que siempre recuerde cuánto lo queremos.
La abracé con fuerza, sintiendo una profunda gratitud.
—Gracias, Laura. Por todo. Eres la mejor amiga que alguien podría pedir.
Después de despedirme de Laura, me quedé de pie en la entrada de mi casa, sintiendo una paz profunda. Sabía que, con el apoyo de mis amigos y mi familia, podía enfrentar cualquier cosa.
Me dirigí a mi habitación, respirando hondo, me quede quieta para peinar mi cabello.
La noche estaba tranquila, y el silencio en mi habitación era casi absoluto. Había sido un día lleno de emociones, y estaba agotada. Me acomodé en mi cama, sosteniendo el pequeño peluche que Laura me había regalado. Cerré los ojos, dejando que el cansancio me llevara lentamente al sueño.
De repente, escuché un leve crujido. Abrí los ojos, sintiendo una presencia en la habitación. Antes de poder reaccionar, vi una sombra moverse sigilosamente hacia mi cama. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, pero en cuanto mis ojos se ajustaron a la oscuridad, reconocí la figura de Alejandro.
—¿Alejandro? —susurré, sorprendida y confundida—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Él se acercó, su rostro iluminado apenas por la luz de la luna que entraba por la ventana. Había una mezcla de determinación y vulnerabilidad en su expresión que me dejó sin aliento.
—Valeria, sé que debería respetar tu decisión, pero no puedo alejarme sin decirte esto —dijo en un susurro urgente, tomando asiento al borde de mi cama—. No puedo seguir viviendo esta mentira. Necesito que sepas la verdad.
Me incorporé, apoyándome en los codos, tratando de entender lo que estaba pasando.
—Alejandro, no puedes estar aquí. Eres un hombre casado ahora. Tienes responsabilidades y promesas que cumplir —le recordé, aunque mi corazón latía con fuerza al verlo tan cerca.
Alejandro me miró con intensidad, sus ojos brillando en la penumbra.
—Valeria, mi matrimonio es una farsa. Me casé porque mi madre me obligó, pero no amo a esa mujer. Nunca lo haré. Tú eres la única a quien amo, y no puedo seguir adelante sin luchar por nosotros.
Sentí una oleada de emociones conflictivas. Parte de mí quería creerle, pero otra parte sabía que la situación era mucho más complicada.
—Alejandro, incluso si eso es cierto, no podemos seguir viéndonos. No es justo para ninguno de nosotros, y mucho menos para tu esposa —dije, tratando de mantener la calma.
Él se acercó más, tomando mis manos entre las suyas.
—Valeria, no puedo vivir sin ti. Sé que he cometido errores, pero quiero enmendarlos. Quiero estar contigo pero para siempre . No puedo perderte.
Miré sus ojos llenos de desesperación y amor. Era difícil resistir a sus palabras, pero sabía que debía ser fuerte.
—Alejandro, tienes que entender que esto no es solo acerca de nosotros. Hay muchas personas involucradas, y debemos hacer lo correcto por todos ellos. No podemos seguir lastimándonos así.
Sus manos temblaron un poco mientras apretaba las mías con más fuerza.
—Valeria, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario. Quiero dejar a mi esposa, darle el divorcio a esa loca y empezar una vida contigo. Sé que no será fácil, pero estoy dispuesto a luchar por ti, por nosotros, por nuestro futuro.
Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. No podía negar que lo amaba, pero también sabía que esta situación requería más que solo amor.
—Alejandro, si realmente quieres estar conmigo, debes demostrarlo con acciones, no solo con palabras. Necesitas resolver tus asuntos antes de que podamos siquiera considerar estar juntos. No puedo permitir que este caos afecte todo, tienes apenas pocas semanas no te puedes divorciar no te lo permitirán.
Alejandro asintió, sus ojos llenos de determinación y dolor.
—Haré lo que sea necesario, Valeria. Solo necesito que me des una oportunidad para demostrarte que estoy hablando en serio.
Me quedé en silencio por un momento, sintiendo el peso de sus palabras y la profundidad de sus sentimientos. Finalmente, respiré hondo y asentí lentamente.
—Está bien, Alejandro. Pero hasta que hayas resuelto todo, debemos mantener la distancia. No quiero complicar aún más nuestras vidas. Si de verdad nos amamos, encontraremos la manera de estar juntos, pero debe ser de la manera correcta.
Alejandro me miró con agradecimiento y una renovada esperanza.
—Lo haré, Valeria. Te lo prometo. No te defraudaré.
Se levantó lentamente, y antes de irse, se inclinó hacia mí y dejó un suave beso en mi frente.
—Huiremos juntos veras que sí, ya les expliqué a tus padres todos en dos días nos iremos, yo ide un plan que espero que funcione —me dice.
Levanto la mirada sorprendida.
—¿Enserio? —Me pregunta.
—Si, por amor yo miento a mis padres, solo porque no encontraron evidencia que les demuestre que vives en una mansión por eso no les caes bien, pero luchare por ti —me dice.
Lo mire a los ojos y santo cielo yo solo pensaba en besarlo y tengo tantas ganas de él, que no puedo resistirlo.
Alejandro dio un paso adelante, y sin pensarlo dos veces, lo atraje hacia mí. Sus labios encontraron los míos en un beso desesperado, lleno de pasión y anhelo reprimido. Todo lo que habíamos guardado dentro durante tanto tiempo salió a la superficie en ese momento.
—Tócame despacito te lo imploro, y si me hagas el amor quiero que lo hagas con calma —le dije suspirando.
—Claro —añadió
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Editado: 14.06.2024