Emma: Escuela de Magia (crónicas de la Maga Silenciosa #1).

La jornada de esoterismo, parte 2.

La JORNADA DE ESOTERISMO, PARTE 2.

Era Viernes. Era el último día lectivo de esa semana, lo que suponía que solo quedaría por aguantar una semana más. Al menos, para todos los de primero excepto para Leyla, Vanesa y Emma, cuyo destino sería uno muy distinto. Porque sí, aquel viernes era también el día de antes de su partida, la cual era llevada de manera muy diferente por cada una de las tres. Pero en aquel momento, ese acontecimiento estaba lejos de sus mentes, ahora concentradas en una conversación no muy sustancial que se mantenía en la gran pradera entre los habituales, incluyendo también a Timmy e Ethan, que por tener otros grupos de amigos, era bastante lógica su constante ausencia. Pero aquella tarde, por algún motivo, ahí estaban, con tantas ganas de meterse con sus pequeños amigos como siempre tenían. Por su parte, aquella pareja de amigos, ya en vacaciones, habían hecho de todo menos pisar el suelo de Eythera, por sus múltiples excursiones a Elde, por lo cual ahora trataban de animarles a apuntarse a una, y de que les acompañasen para la próxima vez que quisieran ir, con la intención de enseñarles el lugar. Y estos, que por apuntarse se apuntaban a lo que fuera, aún si eso supusiera ir a recoger fresas con tal de salir un poco, asintieron con la habitual energía que siempre mostraban. Además, el tiempo, aunque frío, era agradable, y acompañaba. Y todo el mundo sabe que, con mejor tiempo, mejor se hacen los planes.

-Pero, ¿los de primero no necesitamos permiso para salir a las afueras?- preguntó Arthur, que como siempre tenía las reglas muy en cuenta.

Timmy sonrió.

-En general sí, necesitáis permiso, salvo si vais con alguien mayor de edad. Es decir, de tercero o más.

-Buah, ya estoy deseando que lleguen las vacaciones. No sabéis qué ganas tengo, de verdad.- aseguró Doyle, dejándose caer sobre la hierba con los brazos muy abiertos.

-Bueno, ya no os queda nada, chaval.- respondió Ethan con una de sus medias sonrisas.- Además, vosotras ya no tendréis más clase en este ciclo.- dijo, volviéndose hacia las tres chicas.

-Pff, pues yo preferiría quedarme, casi que si quieres te cambio el puesto.- contestó Vanesa, haciendo una mueca.

Ethan sacudió la cabeza.

-Lo siento, pero la jornada esa solo la preparan para los de primero. Para que se interesen un poco más por la asignatura y eso.- dijo sonriente.

Vanesa bufó.

-Pues yo tengo la impresión de que voy a salir huyendo. Solo de pensar en lo que me encontraré allí...- Vanesa fingió tener un escalofrío.

Emma la miró.

-Venga, puede que no sea tan malo al fin y al cabo.

Vanesa se volvió hacia ella, incrédula.

-Claro que lo va a ser. Si no fuera culpa tuya que vayamos ahora estarías quejándote a todo el mundo y despotricando sobre lo horrible que es Urraca Tina y su esoterismo del demonio.

Leyla miró a Vanesa, algo asustada, sabiendo bien dónde acabaría eso si su amiga no se tomaba bien sus palabras, lo que pareció ser así.

Emma frunció el entrecejo.

-Lo siento, se ve que no me conoces bien, porque por mucho que odie algo no lo iré despotricando por ahí, y menos más allá de mi círculo más cercano.- respondió mordaz.

Vanesa la miró, dolida.

-Sí, puede que no te conozca bien, porque cada vez me sorprendes más, Emma. Cada vez eres más distinta a lo que pensaba, y no tengo por qué cargar yo con la culpa de tu mal comportamiento.

Emma sonrió irónicamente.

-Sí, bueno, por eso quizá la gente no debería hacer retratos idealizados de las personas con el fin de engañar a su propio subconsciente. Además, no creo que tú ni nadie tenga derecho a juzgar si mi comportamiento es bueno o malo sin saber nada más, ni mucho menos a pedirme explicaciones. ¿Mi culpa? Muy bien, si tan furiosa y frustrada estás por tener que cargar con las consecuencias de mi "mal comportamiento", puedes empezar alguna sucia maniobra contra mí si quieres, ni si quiera me apartaré.- la miró.- Pero tendrás que asegurarme que te sentirás mejor después de hacerlo.

Vanesa, que la miraba entre asombrada y furiosa, le dedicó la mirada más dañina que pudo dedicar en aquel momento, y se apresuró a decirle algo, pero otra voz, que no era Leyla, intervino.

-Parad ya, las dos.- ordenó, templada, pero terriblemente firme.- No sé qué demonios ha pasado para que digas semejantes estupideces entre vosotras y para que os comportéis como más niñas de lo que ya sois, pero ya basta. Ninguno de los aquí presentes tienes ganas, ni razones para sentirse incómodos ni para ver como discutís entre las dos, diciéndoos cosas con ganas de hacer daño. Es cierto, no ha pasado el tiempo necesario para que os conozcáis bien, ni entre ninguno de nosotros, pero es realmente muy decepcionante si lo máximo que tenéis para enseñarnos es esto.

El silencio que reinó a continuación, tras las palabras de Timmy, no fue para nada agradable. La tensión acumulada hasta el momento, pareció alcanzar su apogeo para luego explotar en mil pedazos, y quedar después la angustia y la vergüenza. Era incómodo, muy incómodo, sobre todo porque ninguno sabía cómo actuar a continuación, nadie tenía la suficiente experiencia para romper el silencio sin hacerse daño. Y así fue, el silencio se rompió de una forma aún menos agradable cuando Leyla se levantó, agarró a Emma del brazo y, como si de repente hubiera adoptado un papel muy diferente, con una seriedad casi irónica para tratarse de ella, dijo con una voz firme y algo enfadada:



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En el texto hay: secretos, aventura, amor

Editado: 15.07.2020

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