Emma, la caída de un ángel

0.3

Daide

Elián me ayudó a encubrir mi embarazo haciéndose el responsable de éste.

Mi pequeño Zayd nació, por fin tenía el ser que tano añoraba.

Un pequeño de cabello rubio al igual que el mío y con bonitos ojos miel, corría por mi habitación riendo y chillando mientras Elián lo perseguía haciéndome sonreír y mirarlo con ternura.

De repente un leve mareo se hizo presente en mi cuerpo.

Yo seguía viendo a Jonathan y él sabía lo del pequeño Zayd. También quiso hacerse cargo de él, pero yo aún no podía dejar el cielo. Al menos esperaría unos años para que no se hiciera tan sospechoso y los ángeles arrancaran mis alas.

Pero resultaba que el amor que tanto nos teníamos Jonathan y yo concibió un nuevo bebé a punto de nacer y por tanto Elián siguió fingiendo ser el padre de mis hijos.

Zayd al parecer le ganaba con tres años y siempre que veía mi panza con ocho meses de embarazo, mis ojos se nublaban con la idea de formar nuestra pequeña familia.

A juzgar por la forma de la panza, el nuevo ser que crecía en ella iba a ser varón como su hermano mayor.

Y todos estábamos muy emocionados por el pequeño que pronto se haría presente. Y con todos me refería a Jonathan, Elián y yo.

Elián alzó al pequeño Zayd en sus brazos y me miró.

— Eres un gran amigo, Elián. — le dije con una sonrisa y tomé a Zayd en mis brazos.

— No lo soy. — replicó. — Es parte de mí poder ayudarte, aún así el niño es un pequeño que necesita ayuda. No podrías tú sola.

— Gracias. — le sonreí y llevé a Zayd a su cuna. — no sé que habría hecho sin ti.

— Espero que entiendas que algún día tendrás que sacar a la luz lo del verdadero padre de Zayd y el pequeño que viene. Ellos necesitan a su verdadero padre. — me pasó un vaso con agua.

— No otra vez, Elián. — repliqué cansada. —  Tú sabes que no puedo desparecer solo así, solamente dejaré que crezcan los dos y me los llevaré conmigo después. —  le expliqué. — Formaremos una bonita familia.

— Como siempre quisiste. — susurró.

— Vamos, Elián. — me acerqué a él y toqué su mejilla. — No te pongas así, tú sabes que podrás visitarme.

Él asintió cabizbajo. Para animarlo un poco le di un besito en su mejilla.

— ¿Pero qué pasa sí te descubren, Daide? — me replicó preocupado. — ¿Qué pasaría sí descubren que yo no soy el verdadero padre de tus hijos?

Su voz se quebró.

Yo también había pensado en eso. No me gustaba imaginarlo y de solo hacerlo me daban nauseas.

Milton siempre sentía que yo le escondía algo y de vez en cuando me observaba sospechosamente. A Elián, a mi hijo y a mí.

Él nunca se tragaba nuestro cuento y siempre estaba en lo cierto. Cada vez más, insistía con la ceremonia de bodas entre Elián y yo.

Algo que no podía evitar era su mirada que quería excavar en lo más profundo de mi mente y encontrar la cosa que no encajaba en mi historia falsa.

Pero no estaba dispuesta a correr ese peligro. Dejaría todo antes de tener que abandonar a Jonathan.



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En el texto hay: angelescaidos, angeles y demonios, mortales

Editado: 04.04.2018

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