— ¿Acaso se conocen? — preguntó Helen mirándonos con una gran sonrisa.
Ninguna de las dos contestó.
Miré impactada a Karla. Su melena oscura era igual de larga que antes, excepto que ésta vez su cabello tenía un tono miel.
— Emma. — dijo de nuevo Karla mirándome y sus comisuras asomaban una sonrisa que se mezclaba con la impresión que reflejaban sus ojos.
No dije absolutamente nada. No sabía qué era lo correcto en contestar, pero sí tenía muchas preguntas en la punta de mi lengua.
La primera de todas:
— ¿Qué haces aquí? — pregunté de repente y sin poder contener mis palabras.
Las 5 chicas fijaron su mirada en mí a causa de mi pregunta tan poco cargada de vergüenza.
— Yo no sabía que estabas instalada aquí. — replicó Karla en tono de disculpa.
Negué y bajé mi mirada.
— Estás aquí. — afirmé con lágrimas llenando mis ojos. — No sabes cómo se puso Mason con tu caída...
Ella abrió los ojos como platos.
— ¿Mason...?
— Está aquí, en la tierra. — solté sin percatarme que 5 ojos aún curiosos de nuestra conversación intercalaban miradas.
— ¿A qué te refieres con tierra? — preguntó Zianya dejando su celular en la mesa.
— ¿Dónde? — interrumpió Karla.
— No tengo localizada su ubicación ahora mismo, pero me visita de vez en cuando. — dije viendo el dolor de Karla en sus ojos.
— Yo tengo que verlo. — le dijo a la mesa y después me miro a mí. — Emma, yo tengo que verlo.
— ¿Quién es ese tal Mason? — preguntó Helen con el ceño fruncido.
— Emma. — llamó Zianya mirando fijamente a Karla. La miré devuelta— ¿Puedo hablar contigo? — finalmente me miró. — A solas.
Asentí y salimos al patio donde todos los mortales que aun gozaban de su juventud se reunían a fumar.
— Karla me contó de su pasado. — explicó Zianya. — Sé lo que es, y también sé sobre tu hermano, Mason.
— ¿Todas lo saben?, a lo que es Karla me refiero.
— Sí, todas en la mesa lo sabemos, pero Helen y yo somos las que sabemos más del tema. Por eso Milton buscaba a Karla. — explicó Zianya con los brazos cruzados.
— ¿Qué es lo que sabes exactamente sobre Milton? — fruncí él entrecejo y la imite en su posición. — ¿Y por qué a Karla?
— Milton piensa que tiene una extraña conexión con tu hermano.
— Pues claro que la tiene. — repliqué. — Ella y Mason fueron prometidos allá, pero cuando fue su juicio no nos tenían permitidos a Mason y a mí.
— Yo cometí un grave error. — apareció de pronto Karla con la mirada perdida. — Y la verdad es que no me arrepiento. — sus ojos se llenaron de lágrimas. — Milton quería hacerme su esposa, y le di una buena cachetada seguido de unos cuantos insultos, y desde ese entonces Milton buscaba cualquier fallo mío para acusarme de algo. — me miró. — Él escuchó que tu hermano y yo teníamos relaciones fuera del matrimonio, y aunque fuera falso, todos los ángeles estuvieron de acuerdo en que era una falta al sacramento del matrimonio.
— No lo entiendo. — dije con el ceño fruncido. — ¿Por qué tú? Ya estabas comprometida.
— Karla piensa que Milton quería quitarle todo a tu hermano incluyéndote. — dice Helen detrás mío y con un semblante serio.
— Pero, ¿por qué? — pregunté confundida.
— Mason le contó a Karla la razón por la que expulsaron a tu mamá. — habló Helen. — Y se rumorea lo que le susurró Milton antes de expulsarla.
— Emma. — Karla se acercó a mí. — Tienes que esconderte, no puedes ir vagando así en la escuela sin protección.
Miré a la nada.
Así que Mason sabía sobre esto y a pesar de lo que había pasado no me había dicho nada.