Capítulo 1

“El corazón pesa el triple cuando está vacío". 
 

— Olga González.
 

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Depresión una palabra, nueve letras. Quien diría que una simple enfermedad podría acabar con nuestras vidas, si, una enfermedad. La depresión es una enfermedad la cual es más común en nosotros los adolescentes, a nuestra edad solemos recibir comentarios que pueden destruirnos y acabar con nuestra estabilidad emocional, es sorprendente como el mínimo comentario de una persona puede destruirte, ojalá los adolescentes pudiésemos vivir felices sin importarnos lo que los demás opinen sobre nuestra vida, y sobre todo sobre nuestro cuerpo, me parece tan estúpido que tengamos que vivir a base de la opiniones de los demás para sentirnos bien con nosotros mismos. 

Y luego está lo otro, posiblemente has escuchado comentarios de los adultos que dicen que la vida de un adolescente es la mejor, pero déjame decirte que es una mentira, así que si aún eres joven te lo diré así sin tanta palabrería, la adolescencia puede acabar con tu vida, no, corrijo, la sociedad, así que no dejes que opinen de ti. Ahora mismo estás apunto de leer mi historia, mi vida en la adolescencia para saber si sobreviví a la adolescencia, a la sociedad o simplemente deje que acabarán conmigo, así que sin más que decir te pido que continúes.

Ser un adolescente es la etapa más feliz de tu vida esas palabras siempre las dicen los adultos y cuando era pequeña anhelaba ser una adolescente, sin embargo, ahora que soy una me arrepiento de anhelar tal cosa, de pequeños deseamos ser jóvenes hasta que por fin lo somos y solo deseamos volver hacer aquellos niños que su única preocupación era que su compañero o amigo no te atrapará mientras jugaban.

Sin embargo, yo no puedo decir que extraño  mi niñez ya que no fue tan linda como me hubiese gustado, me aterraba ir a la escuela porque no tenía amigos y siempre tenía esa sensación en el pecho, aquella cuando te sientes triste por estar sola y no tienes con quien hablar o jugar en la hora del receso ¿Te ha pasado? Espero que no, puede parecer algo sin mucha importancia, claro, para aquellos que tienen amigos pero para nosotros quienes estamos solos no, es aterrador sentir ese vacío. El hecho es que añoraba con que mi adolescencia fuese mejor que mi niñez aunque mi vida social siempre ha sido la misma lo único bueno en mi vida es John, por él trato de sobrevivir.

El problema comienza con la depresión y la ansiedad ¿Alguna vez has visto como luce tal enfermedad? Yo si, ahora mismo estoy viendo el rostro de la depresión y la ansiedad en frente del espejo, exacto, ese rostro es el mío. Mi rostro pálido, mis ojos marrones cansados y con unas ojeras grandes de bajo de ellos, mis labios agrietados por morderlos cada que estoy nerviosa. Hay días en los que me odio cuando me veo en el espejo, no me gusta ver qué me estoy destruyendo yo misma con mis problemas.

Suspiro con cansancio y paso el cepillo por mi cabello sin despegar mi vista de enfrente, el levantar mi brazo para cepillar mi cabello me hace soltar un gemido porque me duele todo el cuerpo, pueden llamarlo flojera si ustedes quieren pero yo lo llamaré cansada de seguir siendo una sobreviviente, muchos creen que el cansancio solo es mental, sin embargo, no es así ya que cuando dejas de verle el sentido a la vida todo se vuelve cansado, incluso el cuerpo se cansa. Cuando retiro el cepillo notó como un royo de cabello se encuentra en el.

Maldito estrés.

También se debe a mi falta de alimentación pero eso no importa, al menos para mí no. No es que no crea que es importante el tema pero creo que es delicado y no sé como explicarlo ya que para mí es algo normal, todo comienza con un “Hoy no hoy a comer, ¿Qué es lo peor que puede pasar?” Eso fue lo que dije y ahora no puedo comer como debería.

Volviendo a la caída del cabello, temo que algún día quede sin cabello, suele caerse mucho por mi estrés. Lo bueno de esto, es que cada que se me cae un poco de cabello, lo guardo para aquellas personas que sufren de cáncer, estoy aportando un poco de mi a esas personas que necesitan cabello. Después de todo no soy tan mala persona, me preocupo por los demás, ojalá algún día pueda preocuparme por mi misma.

—Otro día más, Chloe — me digo a mi misma frente al espejo—. Se fuerte.

Cojo mi mochila y salgo de mi habitación con gran pereza sosteniendo me de las paredes porque siento que me voy a caer.  Las voces de mis padres se escuchan en la cocina así que con pasos silenciosos camino a la salida, lo que menos quiero es que mi madre me obligue a desayunar pero mi huida es detenida cuando escucho la voz femenina, parece que la he invocado.

—Chloe, ¿A dónde vas?

No tengo que voltear para ver el rostro de mi madre que seguramente está serio y que tiene una ceja alzada y está de brazos cruzados.

—No es obvio, voy a la escuela —respondo con obviedad.

—¡No me hables de esa manera!

—Lo siento —digo, cansada.

—No has desayunado —reclama.

—No quiero —digo y salgo corriendo hacia la puerta mientras escucho los gritos de mi madre que me dice que vuelva, sin embargo, para ese entonces yo ya estoy en la calle caminando hacia la escuela.

Lovely de Billie Eilish Khalid  Suena por mis audífonos, camino por la calle con mi mirada fija enfrente, sin mirar a los lados para no tener que cruzar miradas con las personas y llevarme con la grata sorpresa de que me han estado observando con el seño fruncido. Mi apariencia no es la mejor, parezco un muerto viviente con ropa negra, mi ansiedad me hace sentir insegura caminando sola por las calles, imagino que todos me juzgan con la mirada y tal vez si.

Mi caminata termina cuando me doy cuenta que ya he llegado a la escuela, las personas avanzaban a paso rápido para entrar, sin embargo, yo camino lento como si no quisiese entrar, la verdad es que no quiero. Los pasillos están vacíos y tranquilos, respiro hondo y sigo caminando, con tan solo pensar que tengo que estar en el salón con chicos hormonales y chicas con voces chillonas me da dolor de cabeza, a veces creo que no pertenezco a este lugar, los chicos de mi edad disfrutan de ser jóvenes y yo simplemente trato de sobrevivir.