Path mantenía una mirada juiciosa contra Alexi, quien conversaba amenamente con su amiga Grace sobre los últimos casos de asesinatos que oyeron en la ciudad.
Alexi no era solo amiga de ese grupo desagradable. Era la amiga en común de todo primer año. Congeniaba con los demás de manera muy fácil, prestaba y pedía tareas como cualquier otro estudiante. Era una de las preferidas cuando hacían grupos de exposición. No era extraño que no tuviera un grupo definido ya que se llevaba bien con la mayoría. No es que fuera popular por ser bonita o tener una gran presencia, era conocida por su buena personalidad.
Sin embargo, la única persona a la que Alexi realmente buscaba, era Grace. Venía en sus momentos libres al mismo banco donde Grace se sentaba. Para suerte de Path, no era tan seguido, ya que en los ratos libres de ella, Grace tenía clases, tenía un horario más parecido al de él, por eso pasaban más tiempo juntos sin, según Path, esa tercera rueda podrida.
La tercera rueda se levantó, lista para ir a su clase.
Path no entendía su moda ¿qué quería aparentar? Usaba como hoy faldas largas o a veces pantalones holgados, zapatillas, una trenza de lado y un bolso donde no le cabían todos sus libros, así que llevaba un par en las manos. Esa chica sabía bien la imagen que quería dar a los demás. Para Path, era una actuación de primera. Y él sabía lo que era actuar para pasar por un estudiante de universidad promedio. Ni tan desapercibido, ni tan notorio. Justo el punto medio.
Cuando eres el punto medio, nadie te sobre-analiza. No hay suposiciones a tu personalidad porque no te conozcan, ni tampoco eres un tema candente en la boca de ninguno de tus compañeros. Eres simplemente ese estudiante agradable que puedes saludar de vez en cuando. Nada más, ni nada menos.
Alexi, de alguna manera, logró equilibrar eso también.
Está con ese grupo de chicas populares, pero no es considerada realmente como una más de ellas. Simplemente la llaman para salir o hacer tareas porque les parece un apoyo.
Grace, por su parte, no le interesaba estar en ningún punto medio. Era del grupo de los desapercibidos. Algunos no sabían que la tenían en su clase. Asiste, hace las tareas, y la mayor parte del tiempo la pasa en las bancas de piedra, mirando sus shows de música asiática y las mismas series que la pequeña hermana de Path.
Pero es que Grace no parece estar interesada en ser reconocida por los demás. Tampoco en pasar desapercibida. Ella se ocupa de ser ella sin reprimirse, por eso era fácil para un Empath estar a su alrededor. Porque su inteligencia emocional, era alta, tal vez incluso un poco más alta que la de su madre.
Por eso y más, Path quería ser su amigo. Si pudiera tener a alguien a su lado con quien no necesitara los audífonos, sería un poco más feliz.
Grace bajó su tablet, dirigiéndose al chico sentado frente a ella.
- ¿Hasta cuándo vas a estar con esa fea mirada pegada en la espalda de Alexi? Ya se fue.
Path se inclinó hacia Grace.
- No me agrada. No seas su amiga.
Su comentario, causó un rechazo en su intento de amiga.
- Oh, tienes razón gran Path – exclamó con ironía -. Ahora que lo has dicho, te haré caso.
- No estoy diciéndolo porque no sea de mi agrado personal ¿no has pensado que ella es rara?
Grace dejó su queja de lado, tenía que preguntar.
- ¿Rara en qué sentido?
- Como... - Path observó las hojas que caían del árbol junto a ellos, en busca de la palabra correcta -. ¿Va…
Antes de que pudiera terminar su oración, ambos fueron sorprendidos por el griterío de unas chicas.
- ¡Vino hoy otra vez! – dijo una de ellas. Un grupo de alumnos la siguieron hacia el tumulto.
Path volvió a ponerse los audífonos, junto a Grace decidieron dejar de discutir para dirigirse a ver qué sucedía.
Mientras se acercaban, veían a dos guardias dirigirse a la entrada de la facultad, algunos profesores murmuraban entre ellos y otros les pedían a los estudiantes que no se conglomeraran.
Y ahí estaba, una señora en sus 60 años, con el cabello recogido en una alborotada cola, tenía las ojeras muy acentuadas y una mirada humilde. Le rogaba al profesor frente a ella algunas indicaciones que por estar muy lejos de él y junto a la música de los audífonos no lo dejaba escuchar con claridad.
Otro profesor se acercó a tratar de apaciguar la situación.
Path no entendía qué situación trataban de evitar, la señora no lucía molesta ni hostil a lo lejos. Grace preguntó a una compañera junto a ella si sabía qué sucedía.
- Es la mamá de la profesora, ya sabes.
Aquel comentario atrajo la atención de ambos, otro estudiante detrás de ellos prosiguió:
- Está tratando de hablar con los profesores, no cree que haya sido un suicidio.
- Ya que es su madre, está delirando.
Path le susurró un “vámonos” a Grace y se alejaron de la situación. Grace miraba curiosa a la gente amontonada y de vuelta a su amigo acosador. Se adelantó para alcanzarle el paso. Su amigo bajó el volumen de su música por si ella hablaba. No le molestaba su voz
- ¿No te da curiosidad? Siempre que leemos un caso en las noticias te pones a instigar más ¿y ahora simplemente te vas?
Tenía razón.
Normalmente, Path estuviera ansioso de buscar más allá. Pero esta vez, deseaba que no hubiera un “más allá” por su bien, por el bien de su madre.
- ¿Tú qué piensas al respecto? – dijo sin mirarla.
Grace volvió a su vista al frente mientras seguían caminando. Habían salido del campus y cruzaban el puente de ladrillos frente a él. Debajo, se podía ver lo que quedaba de la corriente del río en invierno.
- Pues… No lo había pensado. Para ser sincera, no me he detenido a pensar en lo sucedido. La profesora era muy cálida.
Path se detuvo en medio del puente. Giró hacia la facultad una vez más. Los árboles en la entrada dejaban sus hojas caer por la rudeza del viento del verano. En otros países el verano significaba calor, pero en Cuenca, simplemente significa que no está lloviendo. Ya que el clima no varía mucho.