-Buenos días Diana, cómo te sientes?
-Hola Naz, creo que bien, un poco desorientada. Qué día es hoy?
-Es normal amiga, hace siete días que estás acá. El no se despegó en ningún momento de tu lado, mira esta durmiendo en el sillón
-No recuerdo mucho de lo que pasó. No comprendo porque él está acá.
-No quiso dejarte sola ni un instante, creo que se quedó dormido por el cansancio. Quieres que lo despierte?
-No déjalo descansar. Me podrías dar agua.
-Si, ya te la traigo y también voy a avisarle a todos que estas despierta.
Paul
Escucho que la puerta se cierra y me despierto. Cuando miro en dirección a Diana, unos hermoso ojos celestes me miran. Me acercó a ella y con suavidad tomó su rostro entre mis manos.
-Gracias a Dios despertaste amor. Me haces mucha falta corazón.
-Perdón, no quise ponerte mal. Pero pensé que ya no querías saber más nada de mi.
-Por qué pensaste eso Diana, yo no podría vivir sin ti a mi lado. Tu eres la persona más importante de mi vida. Desde ese día vivo en una noche eterna.
-Porque es lo que sentí ese día. Hay tantas mujeres más lindas que yo y estaba segura de que alguna vez te darías cuenta.
-Creo que te he dicho más de una vez que no hay ninguna que sea como vos. Qué fue lo que te hizo pensar que yo no te quería ver más?
-Ese día fui a buscarte, quería darte una linda sorpresa, pero fui yo la sorprendida. Cuando llegue estabas con una hermosa mujer. Los vi abrazados, se reían, creí observar que se despedían con un beso. Entonces me di cuenta que había alguien más que te podía hacer feliz. Al ver eso corrí, cruce la calle sin mirar, sentí el golpe del auto y no recuerdo nada más.
Diana
Recordar lo sucedido me entristece mucho, siento que por mi culpa estamos acá en este momento. Noto como las lágrimas corren por mis mejillas, Paul me abraza y con ternura me acaricia.
-No llores amor. Solo tu me das toda la felicidad que necesito, nadie podrá jamás reemplazarte.
Paul
No dice nada, la dejo que llore porque creo que recién se da cuenta de todo lo que le ha pasado. Tengo que buscar la manera de que ella entienda que a su lado volví a sentir el amor.
-Por favor ya no sigas, no puedo seguir escuchando. Ahora necesito pensar en todo lo que pasó. Siento vergüenza por haber pensado mal de vos.
Diana
En ese momento entra Naz que me trae el agua. Por suerte interrumpe nuestra conversación. Me cuesta poder creer lo que dice, aunque sienta que es sincero.
-Acá tenes el agua Diana, tómala despacio.
-Muchas gracias Naz.
-Me gustaría revisarte para saber cómo estás. Paul puedes salir para que lo haga.
-Si, estaré afuera. Le voy a avisar a mis padres que despertaste.
-Diana dime si te duele dónde te tocó.
-No, solo siento un poco de molestia cuando tocas en la parte del bajo vientre.
-Lo que sentís es la cicatriz que tienes ahora, hubo que abrir para cauterizar un pequeño derrama por el accidente. Pero no te preocupes que con el tiempo desaparecerá.
-Eso espero amiga. Si mi cuerpo era feo ahora con la cicatriz se verá peor.
-No exageres amiga. No tienes un cuerpo feo, tienes curvas que a mucho hombres les gustan. Sobre todo al que está afuera.
-Puede que sea así amiga. Pero a veces pienso que esta conmigo para no estar solo, que soy alguien con quien compartir tiempo, ya que yo lo saque de su encierro.
-Si fuera así el no hubiese estado todo el tiempo a tu lado, no hubo manera de que te dejará para nada. Te dejó pensando en esto. Si sigues así en dos días te daríamos el alta, eso sí tendrás que hacer reposo por un tiempo.
-Muchas gracias amiga. Pensaré en lo que me dijiste.
Diana
Naz se va y vuelve a entrar Paul. Detrás de él viene una enfermera.
-Buenos días Diana, soy su enfermera Silvina. Quiere comer algo?
-Buenos días Silvina. Para ser sincera tengo bastante hambre.
-Muy bien, en un rato le traigo comida.
-Muchas gracias.
Paul se acerca para saber que me dijo Naz.
-Cómo te encontró la doctora?
Editado: 05.06.2019