Jenna
No demore en empacar mis cosas e irme de viaje. Al principio Jasón, se puso con negativas al dejarme viajar sola y solo se pudo tranquilizar al ver que salía con Anna, unas de las mucamas y mi única amiga. Emprendimos un viaje por Europa, pero después de un tiempo nos aburrimos. Quisimos volver a New York, para empezar a trabajar en obras de caridad. No volví al ático de mi esposo, alquilé un pequeño departamento en Manhattan, a una cuadra del Central Park.
Empecé con mi labor de ayudar en varias fundaciones. Iba a los refugios o comedores a repartir comida, me encargaba de proveer algunos albergues. No tenía mucho dinero, solo lo que heredé de mi madre, un fideicomiso que me dieron cuando cumplí los 21. Como mi padre siempre me mantuvo y me dio mi dinero para gastos, no tuve que gastar nada de mi herencia hasta ahora. Fui ahorrando todo el peso que tenía y todo se fue acumulando en mi cuenta bancaria. Por eso jamás he tocado un peso del dinero de mi esposo.
En poco tiempo empecé a trabajar con unas de las más importantes fundaciones al cual es dirigida por las más ricas mujeres del país. Sus parejas, hombres fluyentes en la más alta sociedad. Mujeres por el cual solo les importaba la fundación por aparentar en ayudar al pobre. Aunque no me gustaba estar con estas personas, la labor que hacíamos ayudaba a muchos. Así que muchas veces tuve que tragar mi orgullo.
Al estar rodeada de estas mujeres empecé a aprender muchas cosas y a cambiar otras. Por ejemplo, mi forma de vestir, ellas tenían contacto con muchos diseñadores de ropa al cual me acogieron como su experimento por así decirlo. Pero después de unos días de tortura comencé a ver un enorme cambio de mi físico. Me operé los ojos para poder ver sin anteojos, empecé con una dura rutina de ejercicios y al poco tiempo había bajado de peso. Ellas me enseñaron todo lo relacionado con el glamour.
Me volví relacionista pública. Me encargaba de hacer los eventos y bailes benéficos para recaudar fondos. Siempre invité a mi esposo a los bailes que organizaba y él siempre rechazaba la invitación alegando estar muy ocupado, pero que me felicitaba por mi labor. Me sentía segura, me sentía feliz.
Hasta que lo volví a ver.
Jason
No lo podía creer. Mi cabeza daba vueltas y sentía que no podía respirar. Me levanté de mi silla quitando mi corbata seguida de mi chaqueta.
―¿Estás seguro de esto?― Le pregunto a Robert y este me mira con lástima.
―Lo siento amigo, sabes qué hiciste todo por salvarla― Me siento de nuevo y cierro los ojos.
―Te dije muy bien que no te metieras en esta maldita empresa― Me reprende John. –Debiste parar y venderla cuando había algo por hacer y ahora por imbécil te has quedado en la ruina―
―Deja John, es suficiente con todo para que tú vengas con tu mierda― Le dice Robert.
― ¡Que quieres! ¡Que lo felicite por ser tan estúpido! Él y su obsesión por tener esta empresa lo llevó a la ruina―
Mi padre siempre estuvo enamorado de esta empresa. Tanto así que hizo que me enamorara de ella y le prometiera que algún día iba a ser mía. Lo que no contaba es que el viejo Franco tendría la empresa en bancarrota.
Todos estos meses me dediqué día y noche a esta empresa tratando de salvarla, vendí mis activos y propiedades y comencé a pagar a los proveedores y saldar deudas, pero nada pude hacer. Había perdido todo lo que tenía y debía declararme en bancarrota.
― ¿Cómo ese maldito viejo terminó destruyendo su empresa? ― Pregunta mi amigo.
―Ni yo mismo sé― Conteste afligido.
―Ese maldito saco varios préstamos en los bancos, ese dinero debe de estar en algún lado, ya que jamás se vio― Suspiro. Ya no hay nada que hacer.
―Lo hecho, hecho está. Ya nada puedo hacer―
― ¿Será que el estorbo de su hija lo tendrá oculto? ― Miro John, irritado. Él alza sus manos en señal de rendición.
―Perdón, no me acordaba que no conscientes nada con esa mujer, a lo que voy debiste divorciarte de ella y que ella se encargará de las deudas de su padre― Ya me siento cansado de la actitud de John, nunca he entendido su odio por Jenna.
―Puedes dejarla en paz de una vez por todas― Mi voz cada vez sale más irritada.
―Ella debe de tener el dinero que su padre sacó, eso te lo puedo asegurar. O dime como ha hecho todo este tiempo para mantenerse, ya que como nos dijiste, ella no ha utilizado nada de lo que tú le has dado―
Mi cabeza es un lío, no puedo creer que Jenna sepa algo de ese dinero. Puede que John tenga razón, es hora de ver si mi querida esposa tiene algo que ver en esto.
―De todas formas tienes que hacerle una pequeña visita hermano – Robert palmea mi espalda. –Tienes que informarle a tu esposa que estás en bancarrota― Suspiro. Si ella no tiene nada que ver, tengo que dejarle el camino libre y no arrastrarla junto a mí.
―Si ya es hora de visitar a mi querida esposa―
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Editado: 06.09.2024