En Algún Lugar Dentro de Mi Mismo

EL DESPERTAR 

Ángelo abrió los ojos, lentamente. De igual manera se levantó y se sentó en el sillón mismo en el que estaba acostado. Miró detenidamente a todas partes y notó que estaba solo. Miró el reloj que colgaba en la pared. 45 minutos pasaron desde que inició su terapia.

Luego, se colocó sobre sus pies y fue hacia la ventana. Miró, como de costumbre, por ella, y allí logró ver a todas esas personas que caminaban por las calles de la ciudad.

Unos segundos después fue a su escritorio y tomó en su mano el teléfono celular.

"¿Si? ¿Emmy? ¿Cómo estas amor?... ¿Puedes preparar a las niñas? Si, hoy llegaré más temprano y quiero que vayamos a cenar fuera.... no, no tengo un motivo especial, bueno, quizás si... me gustaría hablarte de un encuentro que tuve con un amigo... sí, me hizo ver algunas verdades... me hizo entender cuáles son los verdaderos valores, me abrió los ojos para aceptar que el problema más grande que tengo no es el mundo que me rodea, si no, yo mismo... pero eso es algo de lo que te hablaré esta noche, cuando cenemos juntos... ¿te parece...? Perfecto... besos, te quiero amor...."

Ángelo colgó el celular; luego buscó su maletín, se dirigió a la puerta, ya listo para marcharse, miró en todo el alrededor, sonrió, abrió la puerta y salió por ella.

Allí en el pasillo estaba haciendo sus labores la señora del servicio. Ángelo pasó por su lado y apenas la intento mirar. Pero pudo reconocerla. Recordó en ese instante aquel retrato en la pared que le sonrió y que le dijo adiós.

Entonces, sin pensarlo dos veces Ángelo se regresó para saludar.

"Disculpe que haya sido tan mal educado todo este tiempo, le paso por el lado y nunca le saludo, ¿cómo está usted hoy?"

La mujer sonrió al ver la actitud de Ángelo y dijo "Estoy bien doctor, gracias, ¿y usted?".

"¿Yo...? Mejor que nunca".

"Me alegro doctor... me alegro".

"Disculpe, ¿cómo fue que me dijo que se llama?" pregunto Ángelo con mucho interés.

"Lourdes", contestaba ella "Lourdes doctor, pero mis amigos me llaman Lumy"

"Gusto en conocerte de nuevo Lumy, usted llámame Ángelo"

Ambos sonrieron, Ángelo se despidió y siguió su camino, y doña Lourdes prosiguió con sus quehaceres, esta vez, con una sonrisa en sus labios.



#22356 en Fantasía
#8911 en Personajes sobrenaturales
#30987 en Otros
#4289 en Aventura

En el texto hay: intriga, reflexión familia , suspenso

Editado: 30.11.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.