"En la vida pasan cosas malas, es cierto. Pero la clave está en ver las cosas tal cual son y no peor de lo que realmente son."
Jordan Belfort.
Luego de seis largos años de puro trabajo y esfuerzo, logré conseguir una pequeña casa a las afueras del pueblo en la cual poder vivr. A mis quince años, me dispuse a adquirir un trabajo fijo para poder dejar las calles de una vez por todas y, aunque al principio me costó horrores, obtuve un buen puesto de trabajo en una vieja cafetería del pueblo llamada "Los Enamorados".
Y hoy llegó el tan esperado día, me mudaré a mi nuevo hogar, de la cual me pude adueñar a un buen precio por su antigua estructura. No era ni muy chica, como para no dejarme respirar, ni muy grande, como para hacerme sentir sola, perfecta para mí. Había dejado de dormir en las calles para pasar a la casa de mi mejor amiga, donde dormía un par de veces en la semana con ella en su habitación. Amiga que conocí en la cafetería y no se ha separado de mí desde entonces.
Mi nueva casa posee un dormitorio de paredes tintadas de color azul oscuro y unas diminutas guardas de barcos blancos lo adornan en la parte inferior. La cama estilo king se encuentra en el centro, el escritorio caoba en frente y al lado un hermoso ropero de madera blanca, en el que todavía tengo que llenar con la poca ropa que me regalaron.
Mi habitación se ubica al final de un extenso pasillo, el cual en una de sus paredes coloqué un extenso espejo de pie a cabeza que lo recorre en su totalidad. A mitad éste, se encuentra una puerta blanca, que da lugar al baño.
Al principio del pasillo se está la cocina, que es de un color crema, con una isla en el medio. En el otro extremo, dividida por una pared, coloqué una televisión junto con unos enormes parlantes, que fue regalo de mi mejor amiga por estrenar mi nueva casa, además de un juego de sillones negros y una mesa ratona.
Para ser sinceros, podría decir que también compré ésta casa por el enorme ventanal que daba una vista única del bosque, en el cual me detuve varias veces en el día para apreciarlo con cierta nostalgia, al recordar que iba cada mañana hacía allí. Pero no hay tiempo de ponerse tristes, por fin llegó el gran día que tanto esperaba y además también voy a cumplir años de cumplir años, los cuales voy a poder festejar por primera vez.
Yo había pensado organizar una pequeña reunión con mis amigos más íntimos pero Adara, mi mejor amiga, me lo impidió diciendo que ella se encargaría de todo, provocando que un escalofrío me recorriera por toda la culumna vertebral. No me malentiendan, la quiero a montones pero el problema es que ella es muy sociable y capaz de invitar a todo el pueblo si quisiera.
Adara la conocí con apenas quince años, había empezado a trabajar en la cafetería al mismo tiempo que yo y desde el primer momento que nos pusieron juntas para recoger los pedidos, nos volvimos inseparables, dependiendo tanto la una como de la otra para todo tipo de problemas.
Ella fue la que me ayudó a comprar mi casa, aportando un poco, y la que me ofreció un lugar en su casa para no pasar frío ni hambre. Sin importar de dónde venía, se mantuvo a mi lado hasta el día de la fecha, apoyándome incondicionalmente como una hermana. También no me podría olvidar de él, Logan Alvaro, mi mejor amigo y compañero. En simples palabras, el reemplazo de "mi amigo imaginario".
Hace años que se había ido, esfumado en el aire, dejándome en una completa agonía, donde me hundía cada vez más en un agujero de soledad y desesperación al no sentir su presencia, su protección. Pero antes de caer del todo, llegó ella, Adara, que con su luz y felicidad me ayudó a continuar mi camino y a conseguir todas mis metas. Ella fue la única que se quedó cuando todos se iban, pero como dije antes, no es momento para ponerme nostálgica. Necesito arreglarme para las ocho de la noche y recién son las siete , y yo aquí como tonta mirando el bosque, debería ir arreglarme para la "Gran Fiesta PADARA", termino no ideado por mi persona, si no por una persona con problemas serios de locura.
Aproveché el tiempo que me quedaba para darme una relajante ducha y pensar en todo lo que había vivido en estos últimos dieciocho años. Al terminar, me dirigí hacia el ropero envuelta en una toalla para elegir lo que me pondría esta noche, y después de varios minutos, decidiendo cual sería la mejor combinación, opté por una pollera que me llegaba hasta los pies de un color azul marino con una abertura en la pierna izquierda que le daba un detalle elegante y una remera blanca corta, ajustada. En los pies, me decidí por unos tacos aguja negros, para darle el toque final. Era una hermosa combinación, puesto que va a ser mi primer fiesta de cumpleaños necesitaba arreglarme para la ocasión.
Cerré la habitación con llave para evitar inconvenientes y me dirigí a la cocina para preparar la comida para la noche. El timbre de la casa retumbó en toda la habitación, impidiendo que pudiese seguir mi tarea pero el sonido de la puerta siendo abierta y cerrada de golpe me hizo rodar los ojos, sólo una persona tenía la llave de la casa y era...
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Editado: 16.03.2019