En busca del Amor

Capítulo XV

La tarde estaba muy calurosa. Me paso una mano por la frente quitando cualquier resto de sudor. Estoy concentrada en cortar la cebolla en pequeñas tiras.

 —Te agradezco un montón que me ayudes. —La observo secarse las manos.

—No te preocupes, además no tengo nada que hacer en mi hogar y Roderick está distrayéndose con tu hija.

Miranda se apoya de un lado en la mesada.

—Sobre eso, creo que mi hija y tu hijo harían una bonita pareja.

La miro confundida. —No creo. Además, aún están pequeños como para pensar en un noviazgo.

—Lo sé, solo que quiero lo mejor para mi pequeña —bufa, me pone una mano sobre el hombro —tú me entiendes, como madre quieres lo mejor para tu hijo.

Sonrió.

Aunque Roderick no sea mi hijo de sangre, lo quiero mucho. Y legalmente soy su madre y daría lo que fuera para que sea feliz.

—Claro te entiendo.

—Bien. —Da un pequeño aplauso— creo que me has ayudado mucho, yo me encargo del resto.

—¿Estas segura?

—Segurísima.

 

 

Observo a Roderick y Annie ver como cabalgan a los caballos, el día a pesar de que estaba caluroso estaba agradable, me agradaba porque disfrutaba el aire libre del paisaje, más la belleza de aquellos caballos que se resguardaban en el establo.

Sin poder evitarlo me acerque a uno de ellos con un poco de miedo, temía que sea igual a Galán, pero este caballo se veía tranquilo. Acaricie despacio el lomo del caballo viendo lo precioso que era, seguro que era uno de razas.

—Acaba de llegar —contestaron provocando que girara mi rostro. Roderick estaba a un lado de mí. —¿Puedo hacerte una pregunta? —añadió dejando sus brazos sobre el corral.

—Claro.

—¿Estas comprometida?

Lo miro confundida.

—No, ¿por qué lo preguntas?

—Lo dijiste en el comedor —apretó sus labios y dudo un poco antes de decirme —Si lo estás, ¿él está de acuerdo con que me adoptaras?

—¡Claro que no! Ni un millón de años me comprometería de nuevo —me quejo incrédula, tomo un respiro. —Lo dije solo para que Tyler no se sintiera incómodo. Nada más.

—Mhm.

—Te lo prometo.

—Okay. ¿Quieres montarte a uno? —pregunto con una sonrisa amable.

—No, ni loca. —Me echo para atrás. —No creo que vuelva a montar a uno.

—Vamos, yo te ayudare —señalo a un caballo que tenía manchas en el hocico. —Este se ve tranquilo.

—¿Se ve? —Miro con temor aquel caballo. —No, no me da confianza, paso.

Me doy la vuelta, pero Roderick se pone delante mío.

—Por favor —ruega poniendo sus manos juntas —no te pasara nada, yo estaré a tu lado.

Lo medito varios segundos, no tenía nada de valentía para subirse a un caballo después de todo, ya había aprendido de la última vez. Sin embargo, ver a Roderick diciéndole que lo intente, que estará a su lado, le daban ganas de hacerlo.

—Bien, intentémoslo —respondo, me repito a mí misma que todo estará bien. Que aquel caballo es tranquilo.

Roderick se encarga de preparar al caballo, me sorprende verlo hacer sin ninguna duda. Parece que se ha adaptado muy rápido.

—¿Dónde has aprendido a ensillar un caballo? —le pregunto siguiéndolo, ya que está sacando al caballo del establo. Afuera se encuentra el caballo que estaba montando anteriormente, se encuentra quieto y cuando lo ve con una de sus patas empieza a moverla.

—Annie me enseño.

Me quedo callada, pensando las palabras de Miranda. Sera posible que Roderick llegue a sentir algo por Annie…. Pero no quiero que pase algo entre ellos, ya que será difícil después cuando nos tendremos que ir.

—Antes de montarlo, no debes tenerle miedo, ellos lo huelen. Debes confiar en él para que el confié en ti. —Me explica, coge una de mis manos y la pone en el lomo del caballo —acarícialo despacio. Hago lo que me dijo con un poco de temor. El caballo se queda quieto recibiendo mis caricias.

—Bien, iré por un banquillo.

Roderick no tarda mucho, cuando regresa tiene el banquillo en sus manos, el cual deja en a un lado mío y cerca del caballo.

—Te subirás aquí, colocaras tu pie izquierdo sobre el estribillo izquierdo. Luego cogerás las riendas con la mano izquierda para que puedas impulsarte y poder pasar la pierna derecha en el estribillo. ¿Entendiste?

—Si…creo —lo miro, aunque estoy confundida. —La última vez nadie me dijo que tenía que hacer esto.

—Aunque odio decírtelo, pero fue planeado para que el caballo te bote. —Hace una mueca al decirme aquello.

Para que pregunte si ya lo sabía.

Me acerco al pequeño banquillo para hacer lo que me dijo. Una vez que lo hice, sentí como el caballo se movió. Me aferre muy fuerte a las riendas.

—Relájate. Si estas tensa el caballo lo siente y el estará tenso igual —intento relajarme un poco mientras Roderick lo tiene agarrado del hocico para calmarlo. —Ya ves, se está relajando.

Ni me había dado cuenta.

—Bien, ahora iré a subirme a mi caballo, estate relajada. Recuerda, el sentirá lo que tú le transmites.

—Okay, ve.

Roderick se aleja, se sube con una agilidad sorprendente al caballo y con calma se posiciona a lado mío.

—Bien, no debes de preocuparte, Forky se encargará que nos siga.

—¿Forky?

Me sonrió. —Sí, así lo llame. —Hace un pequeño movimiento y el caballo relinchó y empezó despacio a moverse. Al segundo mi caballo empezó hacerlo, siguiéndolo.

Intento relajarme, me agarro fuerte de las riendas. Estoy mirando al suelo, concentrada de no caerme.

—Hey, Ángela —levanto mi mirada y la enfoco en Roderick. —Confía en él, además te estás perdiendo de la vista.

—Está bien.

Estábamos cabalgando por el grande campo, los nervios y el miedo fueron disminuyendo.

Sentía en mi cuerpo que quería ir más rápido, quería sentir el aire golpeando mi cara.

Así que le di un pequeño golpe para que avanzara un poco más.



#30877 en Novela romántica
#5109 en Chick lit

En el texto hay: adopcion, romance, vaquero

Editado: 13.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.