En busca del amor

1. La boda de mi prima

Miré con ansias el reloj de oro de mi muñeca. No era mi boda, pero sabía que toda mi familia me miraría si aparecía sola en la boda de mi prima segunda Charlotte.

La madre de Charlotte y mi madre eran primas hermanas. Por eso, Charlotte y yo siempre fuimos comparadas. Aunque ella era delgada y preciosa y yo gorda y fea. Bueno, al menos así me veía.

Iba a darles a todos una bofetada sin mano al aparecer en la boda con mi compañero de trabajo. O se suponía que eso iba a hacer.

— ¡Lidia! — Hablé al teléfono con mi mejor amiga. — No ha venido, ¿qué se supone que debo hacer? No puedo faltar a la boda de Charlotte, pero no quiero aparecer sola y sentí todas esas miradas.

— Estás de suerte. — Lidia se rió y me preguntó. — ¿Te acuerdas de mi hermano Carson? Pues… está justo delante de mí.

— ¿Qué insinuas? — Le pregunté.

— Va para allá. Dale quince minutos.

— ¡Lidia, no tengo quince minutos!

— Qué sean diez.

Antes de que Lidia me colgara el teléfono, la oí alentar a su hermano Carson a irse.

Suspiré pesadamente.

No veía a Carson desde que íbamos al instituto. Antes de que yo me mudara de ciudad por el trabajo de mis padres. Con Lidia recuperé el contacto años después, cuando las dos empezamos a estudiar en la misma universidad.

Estaba a punto de entrar sola al hotel donde se celebraba la boda, cuando dijeron mi nombre y me giré. Un apuesto hombre se acercó a mí, poniéndose bien el cuello de su camisa.

— ¿Eres Ramona, verdad? — Me preguntó. — Soy Carson.

— ¿Carson? — Dije.

Mi voz sonó como, «no puede ser».

— He cambiado bastante desde la última vez. — Sonrió.

Los dos habíamos cambiado desde la última vez, no solo porque ahora éramos adultos. Él antes era un adolescente con sobrepeso que recibía bullying, y yo era una chica bonita y delgada.

— Siento que Lidia te haya obligado a venir. — Dije.

— No te preocupes por eso. Charlotte siempre me cayó mal.

Sabía que eso no era así, él siempre la miró y actuó con ella con devoción.

— Deberíamos entrar antes de que empiece la boda. No quiero hacer una entrada triunfar y que todos se giren a mirarnos.

— Claro.

Carson me ofreció su brazo derecho y me agarré a él. Mi mano palpo de inmediato su fuerte musculatura y me ruboricé. Se había convertido en un hombre muy atractivo.

Después de hacer una entrada discreta en la sala donde se celebraría la ceremonia, dejé a Carson solo para ir a saludar a Charlotte antes de su gran momento.

Se encontraba en una sala privada adyacente a la sala de fiestas, con varías amigas vestidas de damas de honor y algunas de nuestras primas.

— Felicidades, Charlotte. — La felicité y le di un breve abrazo. — Estás muy bella. — Le sonreí.

— Tú también. — Me contestó y me sostuvo la cara con sus manos. — Hasta te has maquillado.

— Es un día especial… — Dije tímida y ella sonrió aún más.

— Y qué verdad.

Me soltó para regresar al tocador donde se había arreglado y respiré aliviada de haber terminado con el encuentro.

— Ramona. — Mi prima Melody me agarró del brazo, interrogándome. — Me han dicho que no has venido sola. ¿Es cierto?

— Sí.

— ¿Cómo? — Charlotte incluso levantó un poco la voz.

— Me dijiste que podía traer a alguien. — Me excusé.

— Sí, sí, sé lo que dije. — Charlotte se acercó, con sus manos entrelazadas y una mirada curiosa. — ¿A quién has traído?

— ¡Yo lo sé! — Se rió Melody. — Es Carson Reyes. El hijo de…

— Ya sé de quién es hijo. — Charlotte le respondió para que se callara y me miró con una sonrisa. — Me alegro mucho, Mona, seguro que los dos hacéis una pareja muy linda.

Se rió un poco y regresó a lo suyo. Me solté entonces de Melody y me dirigí a la puerta. Tenía en el paladar el sabor amargo de haber recibido una burla.

Me reuní con Carson en la sala de fiestas, él se bebía una copa y sonrió al verme acercarme.

— ¿Por qué esa cara? — Me preguntó a tenerme cerca.

— Nada. — Dije y miré su vaso. — ¿Te lo vas a acabar?

Carson miró el vaso y luego a mí.

— ¿Lo quieres?

— Gracias. — Se lo arrebaté de las manos y me bebí la bebida alcohólica de un trago.

— Oye, ¿te sientes bien?

— Sí. — Afirmé secándome los labios. — ¿Nos sentamos?

Carson asintió, quitándome el vaso vacío y dejándolo en la bandeja de un camarero que pasó cerca. Luego, los dos fuimos a tomar asiento como estaban haciendo el resto de los invitados.

— Ramona, querida. — Me llamó mi tía Laura desde la silla de delante, era la madre de Melody. Ella miró con sorpresa a Carson. — ¿Carson? Que alegría verte después de tantos años. — Mi tía me sonrió y colocó una mano encima de la mía en mi regazo. — Qué bien que tu amigo te haya acompañado.

— Soy su novio, no su amigo. — Cuando Carson respondió, las voces de nuestro alrededor se callaron de repente y todas las miradas se posaron en nosotros.

Carson me rodeó con su brazo por la espalda y sonrió antes de besarme en la sien.

«¡Qué vergüenza!», pensé y deseé reiniciar el día.

Cómo iba a mirar a mi familia a la cara cuando se descubriera que no era cierto. Que Carson solo había mentido para ayudarme.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 23.06.2025

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