En deuda con el Diablo

Solange

Por un momento me quedé mirándole sin saber que decirle, hace mucho no venía aquí

 

—Evans: (mira la llave en su mano)

—Protector: (le sigue la mirada) ¡Solange Pegli! Sígueme

 

Seguí al protector hasta un pasillo con muchas cerraduras de cristal

 

—Protector: ¡Aquí está Solange Pegli!

 

El protector se fue y yo me quedé mirando la cerradura

 

Seguía pensando ¿por qué el Ángel del Señor se arriesgaba a darle al Ángel caído asceso al palacio del tiempo

 

De aquí podía robarme todas las cerraduras de los mortales

 

—Evans: (niega y susurra) primero debo encontrarla

 

Introduje la llave en la cerradura y está se abrió

 

Automáticamente fui trasladado a una celda olorosa y mugrienta

 

Solange estaba allí acurrucada en un rincón

 

Podía sentir su miedo y tristeza

 

—Evans: Niña?

—Solange: (mira para todos lados asustada) ¿Quién anda allí?

—Evans: (mueca) soy yo... Evans

—Solange: (se levanta) ¿Evans? ¿Vienes a buscarme? ¿Me sacarás de aquí? ¿Dónde estás? ¡No te veo!

—Evans: no estoy allí, estoy en el palacio del tiempo, digamos que un viejo conocido me ha ayudado para localizarte, no tengas miedo (duda) yo te protegeré

—Solange: (muestra una cara ilucionada) está bien, confío en ti Evans (duda) y perdón por no hacerte caso, en adelante seré obediente lo prometo

 

No pude evitar sonreír y cerre la cerradura

 

Ya sabia donde estaba y no tenia mucho tiempo para salvarla

 

Estaba caminando por el pasillo cuando una cerradura me llamó la atención

 

“Eva”

 

Yo antes era su Ángel guardián

 

Los recuerdos vienen a mi mente en cascada

 

—Eva: (corriendo por el jardín) a que no me atrapas Evans

—Evans: (haciéndose el que la busca) a ver... ¿En dónde está Eva que no la veo? (Corre a un árbol y la agarra en brazos) te encontré

—Eva: (se ríe a carcajadas) no es justo usaste la llave para encontrarme

—Evans: solo he usado mis recursos

—Eva: (se ríe y lo mira) ¿tú siempre me protegerás Evans?

—Evans: (sonríe) ¡Siempre estaré para ti!

 

Acerque mi mano a su cerradura y mis dedos se tornaron rojos, los alejé de inmediato agarrandome la mano

 

—Evans: (se mira la mano que había vuelto a su color pastel y mira el candado de Eva... niega) ya no es tiempo para pensar en el pasado, debo encontrar a la niña




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