Narra Axel
Mientras Mía disfrutaba de su día de chicas con Valentina, yo me preparaba para pasar un día especial con Manuel, mi pequeño cuñado de 7 años. Sabía que sería un día lleno de diversión y aventuras.
Comenzamos el día desayunando juntos en casa. Preparé su comida favorita y nos sentamos en la mesa, riendo y charlando mientras disfrutábamos de la comida.
- ¡Axel, este es el mejor desayuno de todos! - exclamó Manuel con entusiasmo.
- Me alegra que te guste, Manuel. Quiero que tengas mucha energía para nuestro día especial juntos - respondí con una sonrisa.
Después del desayuno, decidimos ir al parque. Manuel corría emocionado por los columpios y toboganes, mientras yo lo seguía de cerca, asegurándome de que estuviera seguro en todo momento.
- ¡Mira, Axel, puedo llegar hasta el cielo en este columpio! - gritó Manuel mientras se balanceaba.
- ¡Eres todo un aventurero, Manuel! Pero ten cuidado, no quiero que te lastimes - le advertí con una sonrisa.
Nos divertimos jugando al fútbol en el césped y explorando cada rincón del parque.
- Axel, ¿crees que algún día seré un futbolista famoso? - preguntó Manuel mientras pateaba el balón.
- Claro que sí, Manuel. Eres talentoso y dedicado. Si sigues practicando y siguiendo tus sueños, puedes lograr cualquier cosa - le aseguré con orgullo.
Después de un tiempo, nos dirigimos a una heladería cercana. Manuel estaba emocionado por elegir su sabor favorito y disfrutó cada cucharada con una sonrisa en su rostro.
- Axel, ¿cuál es tu sabor de helado favorito? - preguntó Manuel mientras saboreaba su helado de chocolate.
- Mi favorito es el de vainilla, pero también me gusta mucho el de fresa - respondí mientras probaba mi helado.
Charlamos sobre sus sueños y ambiciones mientras saboreábamos nuestros helados.
Decidimos terminar nuestro día especial con una visita al zoológico. Manuel estaba fascinado con los animales y no paraba de hacer preguntas sobre ellos.
- Axel, ¿sabías que los leones son los reyes de la selva? - preguntó Manuel emocionado.
- Sí, Manuel. Son animales majestuosos y poderosos. Cada uno tiene su propio papel en la naturaleza - le expliqué mientras observábamos a los leones desde una distancia segura.
Pasamos horas recorriendo cada exhibición, observando a los leones, jirafas, monos y muchos otros animales increíbles.
Al final del día, nos sentamos en un banco del parque y observamos el atardecer juntos. Manuel se recostó en mi hombro y suspiró de satisfacción.
- Axel, gracias por este día tan especial. Me divertí mucho contigo - dijo Manuel con gratitud.
- Yo también me divertí mucho, Manuel. Eres un niño increíble y estoy agradecido de tener momentos especiales contigo - le dije mientras le daba un abrazo.
Cuando llegó el momento de regresar a casa, nos despedimos con un abrazo cálido y promesas de repetir nuestros días especiales juntos.
- Axel, ¿podemos hacer esto de nuevo pronto? - preguntó Manuel con entusiasmo.
- Claro que sí, Manuel. Siempre tendremos días especiales juntos - le aseguré con una sonrisa.
Me sentí lleno de amor y gratitud por tener a Manuel en mi vida. Con una sonrisa en mi rostro, nos dirigimos hacia el auto, listos para reunirnos con Mía y compartir nuestras experiencias del día.