AMARGAS VERDADES
JASON
La vida nos pone en juego en muchas ocasiones, en unas terminamos bien, en otras mal pero de todo aprendemos y se que esto terminará mal y aprenderé pero no querré aceptarlo, me duele se aleje de mi pero me aterrará más que descubra la verdad, no soportaría perder a la chica que amo.
Ya lleva un rato dormida en mi pecho y solo acaricio su espalda para que se relaje, mañana es el dia que más temo, le diré la verdad y no querrá verme nunca más cuando lo sepa, pero así es la vida, pasa lo que tenga que pasar. Con cuidado la tome entre mis brazos para llevarla a su habitación, la cual es algo obvia pues tiene su inicial, una vez termine de acomodarla y arroparla le di un beso en su frente para regresar a mi habitación.
—Te protegeré con mi vida mi amor, lo juro.
Una vez regresé me quedé observando el techo un largo rato, no soy idiota para no darme cuenta de que su padre me quiere tres metros bajo tierra y me asesina con la mirada, me analiza y sabe que escondo algo pero es mejor que salga de mi boca a que ella lo haga, y menos enfrente de Emily, con eso moriría en vida. Mis pensamientos empezaron a rodar en mi cabeza pero el sueño no tardó en llegar hasta que en un punto de la noche había caido.
Me desperté cuando senti algo suave en mi mejilla, abri los ojos acostumbrandome a la luz y era ella cerca con una pequeña sonrisa.
—Buenos dias bello durmiente— dijo burlonamente y suspire.
—¿No se supone que la princesa eres tu?— subió y bajo los hombros.
—Me considero más una guerrera, pero ya levantate— respondió —Ya están preparando el desayuno—
Muy apenas me levante de la cama –por no decir que me estaban jaloneando de mi brazo– y me cambié en el baño de la habitación, cuando estuve listo bajamos y sin querer Emily se tropezó pero logré sostenerla para que no cayera contra un mueble.
—¿Estas bien?— asintió.
—Hija, ¿que paso?— salió su madre de la cocina y estaba alarmada.
—Descuida, no me fije bien y casi me tropiezo pero Jason me agarro antes de caer— su madre me observo aliviada pero su padre me quemaba con la mirada y más por saber que la sostenia de la cintura, ignorando eso la ayude a tomar asiento y me puse a su lado pues su madre no queria que le ayudaramos. Después de un largo desayuno llrno de tensión nos preparabamos para salir, solo fui por mi mochila y regrese para irnos.
—¿A donde iremos?— pregunto su padre.
—Kevland— dije sin más. Suspiro y arranco su auto, el pueblo quedaba a tres horas aproximadamente y hoy era el ultimo dia para encontrarlos antes de que hagan algo, tardamos un poco pero logramos llegar y decidieron ir a una plaza para caminar un poco, ya que quedaba casi nada para encontrarlos. Sus padres fueron a preguntar si alguien igual les podría decir algo mientras yo me quedé con la rubia caminando alrededor de la plaza.
—¿Ya falta poco?— preguntó.
—Si— afirme —En unas horas estarán con ellos— seguiamos caminando hasta que rompí el silencio —Emily.
—¿Si?— hice que me observará a la cara y su rostro reflejaba bondad pura.
—Antes de decirte esto quiero que conserves esto— le tendí un pequeño pingüino de estambre, ella lo tomó y sonrió enternecida y luego lo guardó en su mochila que tenia consigo.
No la merezco en lo absoluto.
—¿Recuerdas que te habia querido hablar de algo pero luego aparecieron tus padres?— asintió —Quiero que sepas que pase lo que pase siempre te voy a amar princesa—
Su cara reflejaba curiosidad y algo de temor y no era para menos.
—He hecho muchas cosas en el pasado de las cuales no estoy orgulloso pero más sería no decirte la verdad.
—¿Que tratas de decir?— sus orbes oscuros esperaban respuestas y solo suspiré.
—Conozco a la persona que tiene a tus hermanos, pero no creas que estoy de acuerdo con eso, ese fue uno de los motivos principales por los que te busqué.
Su rostro estaba en shock, me observó y la tome de su rostro con ambas manos.
—¿Y otra razón?
—Porque moriría si te pasa algo.
—¿Y quien es esa persona?
Y justo cuando lo iba a decir sus padres caminaron a nosotros y nos habian dicho que observaron hace rato a unos chicos con esas caracteristicas en la vieja construcción de una fábrica. Nos dirigimos apresurados y esto me estaba matando le dije el 80% de la verdad pero el nombre no pude, al entrar empezamos a buscar hasta que observé una pequeña puerta abierta, los cuatro seguimos y ahí estaban ellos.
—Mis niños— dijo su madre y rapidamente rompieron las cuerdas que tenian y los abrazaron y revisaron que estuvieran bien.
—¡Emi!— dijeron los pequeños y ella los abrazo hasta que salimos todos de ahí, todo estaba muy tranquilo, de repente senti como si alguien estuviera y cuando volteé disimuladamente empujé a Emily para que no le pasará nada.
El látigo impacto en mi espalda y quede arrodillado y los demás observaban todo confundidos, los padres de la rubia tenian sus armas que no dudaron en sacar y la pelinegra atrás de mi rió malevolamente.
—Que predecibles Ritchers, ¿no pudieron ser más originales?
—¿Quien carajos eres y porque te robaste a mis hijos?— preguntó el castaño.
—¿No saludarás Damián? Pensé que te alegrarías al verme
Pasaron unos largos momentos hasta que...
—No...— dijeron ambos asombrados con furia —Hilary...
—Les dije que regresaría a arruinar sus vidas y con la ayuda de mi sobrino lo logré.
Todas las miradas se posaron en mi pero el padre de la rubia se quería venir enfrente de mi.
—¡¿PORQUE LO HICISTE?!— espetó furioso, no lo obsevé pues mi ojos se posaron en ella que me observaba con una lágrima rodando por su mejilla.
Lo que menos queria que pasará sucedio.
—Pero ya nada me detendrá para hacerles daño— dijo la desquiciada de mi tía cuando me puse otra vez para recibir el golpe en vez de ellos.