En la boca del lobo.

Capítulo 7: Problemas familiares.

Antes de que Camila entrara a su nuevo trabajo, Román tuvo una reunión urgente con su padre. 

—¿A qué se debe esta reunión? —decía Román bastante molesto.

—Hijo, los convoqué a los dos porque quiero darles una noticia —el anciano detuvo sus palabras para tomar un poco de aire—. Debido a que mi estado de salud cada vez empeora más, he tomado la decisión de que Fidel sea el nuevo encargado de la empresa. Quiero reiterar que solo será temporalmente. 

Fidel, al escuchar la noticia, se emocionó mucho. Su rostro reflejaba toda la emoción que sentía. 

—¿Por qué él? —replicó Román.

—Román, llevas años fuera de esta empresa. Fidel ha estado aquí bastante tiempo; solo he sido congruente —decía su padre, a quien cada vez más le costaba hablar. 

—Román tiene razón, es su hijo y debería cederle el puesto a él. Agradezco su nobleza, pero no puedo aceptarlo —respondió Fidel bastante afligido. 

—No te preocupes, realmente no me importa ni un poco. Ustedes saben la razón por la que he regresado y, una vez que lo logre, me largaré de aquí. 

—Lo sé, Román. Ambos tenemos el mismo objetivo: la muerte de tu hermano no se puede quedar impune —de repente, el anciano empezó a toser sin detenerse—. Pero no seas impaciente, nos conviene tener al enemigo cerca. 

—Lo entiendo, pero ¿te encuentras bien?

—Vaya, hasta que por fin te preocupas por tu padre. Su estado de salud ha empeorado desde hace meses y tú ni en cuenta —dijo Fidel levanto la voz. 

Román se quedó totalmente callado, reconocía su indiferencia a su padre. 

—No discutan. No es nada grave, pronto mejoraré. 

—Es bueno escucharlo. Si no hay nada más que decir, entonces me retiraré. Fidel, no olvides el plan. 

Dichas estas palabras, Román abandonó la oficina.

—No lo culpo. Reconozco que no he sido el mejor padre ni mucho menos la mejor persona, pero todo esto lo hago por ellos. 

—Nadie es perfecto. Ni yo mismo, así que no se mortifique tanto —respondió Fidel—. Ahora mismo ordenaré que le preparen sus medicamentos. 

—Gracias Fidel. No sé qué haría sin ti. Eres como el hijo que siempre deseé tener. 

—No tiene por qué agradecerme.

—Aquí tienes las llaves de la oficina general. Son todas tuyas. Confío en que realmente harás un gran trabajo. 

Fidel tomó las llaves sin pensarlo dos veces; todos sus sueños se estaban haciendo realidad.

Camino a casa, Román se sintió apenado por ser tan indiferente con su padre, tanto, que pensó en llamarle y disculparse por su actitud.  Pero a su mente llegaron todos los recuerdos del pasado y recordó realmente quien es su padre. Tal vez el karma está cobrando factura en él. Durante el trayecto, decidió tomar un atajo y acudir al panteón para visitar la sepultura de su hermano. En el lugar, no pudo contener sus lágrimas y se sintió culpable. 

Del otro lado, pero no tan lejos de Román, se encontraba Camila, quien le llevaba flores a la sepultura de sus padres. Ambos se encontraban recordando a sus seres queridos, pero ninguno se daba cuenta de la presencia de otro. 



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En el texto hay: asesinato, secreto, policiaco

Editado: 14.09.2024

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