En las llamas del arcángel (elemental School 3)

capítulo 20: la luz del mañana

Muy temprano al día siguiente, en el aula de clases se hacía relajo mientras esperaban al profesor de turno. Unos platicaban y otros jugaban, pero Wyatt y Luna permanecían con los ojos abiertos, como buscando a alguien.

—¿Y dónde se habrán metido? —preguntó Luna mirando hacia todos lados— Ya casi es hora de que empiece la clase y ellos ni sus luces.

—Ni idea —respondió Wyatt—, ni siquiera los ví en el desayuno.

En aquel momento, cierta risa se escuchó cerca de la puerta. Ambos voltearon a ver y observaron a Ryan, quien emitía más bien una carcajada burlesca.

—¿Y a tí qué te sucede? —le preguntó Luna tras acercarse a él junto con Wyatt.

—¿Saben dónde están los otros dos idiotas? —dijo Ryan con una sonrisa producto a las carcajadas de hace rato y un tono como si les fuera a decir algo relacionado.

—Aquí está uno, y es todo lo que sabemos hasta ahora —lo señaló Wyatt, enojando al castaño.

—No haces gracia, imbécil, y estoy hablando de la amenaza esa y del otro baboso.

Ambos cayeron en cuenta que se refería a Sun-Shin y a Sebástian, mismos que ellos estaban buscando y les interesaba saber si Ryan conocía el paradero de ambos.

—¿Sabes dónde están? —preguntó Wyatt.

—Ya vienen en camino… oigan, sus amigos son unos ridículos —se rió, para luego caminar hasta su silla y sentarse.

Wyatt y Luna se quedaron viendo uno al otro con el entrecejo fruncido, y no es hasta que escucharon la puerta abrirse tras de ellos cuando la verdad les cayó como una bomba: Sebástian y Sun-Shin habían entrado uno a la par del otro, y ambos no hubieran dicho nada de no ser porque vieron que ambos estaban tomados del dedo meñique y algo sonrojados.

Los ojos de ambos se pusieron como platos, y casi corriendo, se acercaron hasta ellos.

—¡¿Cuándo?! —preguntó Wyatt.

—¡Cuéntenos cómo! —dijo Luna.

Sebástian, algo nervioso y más sonrojado, volteó a ver Sun-Shin, quien había bajado la cabeza y tapado su cara con su otra mano producto de la pena que sentía. Sebástian se dirigió a sus amigos y les dijo:

—Más tarde les contamos, ahorita vamos a clases.

Wyatt y Luna no insistieron (aunque ganas no les faltaban), y fueron a sentarse mirándose entre ellos con una sonrisa ganadora en el camino. Sebástian se volteó hacia Sun-Shin, quien había vuelto a recomponerse y lo vió a los ojos al percatarse que su ahora novio la observaba, y enrolló sus brazos alrededor de ella, y aunque algo apenada, correspondió aquel abrazo haciendo lo mismo. Sebástian tomó a Sun-Shin por la barbilla y acercó su boca a la de ella, siendo rápidamente evitado por la coreana.

—En público no —le dijo aún abrazada—, no es que no me gusten o que me avergüence de tí, es solo que no puedo con gente alrededor.

—Entiendo —respondió Sebástian con una voz cariñosa y acariciándole el cabello—, si no puedes entonces no voy a insistir.

Ambos entonces se fueron a sus respectivos asientos, mientras que desde el otro lado del salón, Wyatt golpeó el pupitre de su silla al ver que no se besaron.

En el recreo, tanto Cha como Sebástian les pudieron contar a sus amigos cómo había escalado la relación entre ambos y lo ocurrido la noche anterior en el mirador Ruoma.

—Y entonces nos dimos nuestro primer beso —terminó de decir Cha.

—¡Dense uno para probarlo! —dijo Luna como un reto, aunque parecía más que quería verlos.

—En público no puede —le explicó Sebástian—, pero créanme que es verdad.

—Estoy feliz por ustedes —comentó Wyatt—, seguro que van a llegar lejos juntos. La verdad no me sorprende que después de todo lo que han vivido entre ustedes hayan terminado así.

 

Tras todo lo ocurrido con el arcángel infernal, los dos meses y algo restantes del año escolar pasaron con suma rapidez, tanta que hasta los alumnos miraban el calendario de sus teléfonos mientras se rascaban la cabeza.

—¿Y a qué hora pasó tanto tiempo?... —se preguntaban varios.

Los exámenes finales, aunque no eran tan diferentes en cuanto a dificultad comparado con los de los demás semestres, sí tenían esa pesadez de nostalgia y miedo en el ambiente al realizarlos. Matemáticas era, tal y como lo es en el mundo humano, de las menos favoritas de los estudiantes, y el examen no podía ser ajeno a la regla. Biología era sin dudas de las favoritas en la academia, por lo que gustosos los estudiantes podían estudiar hasta cuarenta temas distintos, lo que ayudaba mucho en las notas tan altas que sacaban. Educación elemental, aunque la clase más importante de la Ee y de los elementales, era de las que menos emocionaba recibir gracias a Azariel, quien aunque explicaba bien lo que debía enseñar, la forma en que actúa y califica es la de esos profesores que recordarás toda tu vida retorciendo los ojos. Valores elementales era la clase más sencilla, literalmente podrías poner «ser bueno» como respuesta en absolutamente todo y aprobarías. Ciencias era de aquellas que sentías que solo estaba para rellenar el horario, y tanto educación física como entrenamiento eran actividades físicas que, aunque cansaban, eran gustosas de realizar.

También, durante el tiempo restante del año escolar, Sebástian y Sun-Shin vivieron algunos momentos peculiares como pareja, como el que veintidós días después de iniciada la relación, Sun-Shin le dió un origami en forma de corazón.

—¡Felices veintidós días! —le dijo Sun-Shin pasándole el papelito.

Sebástian se quedó extrañado por aquello, y con el ceño fruncido, tomó el papelito.

—¿Gracias?

—¡Ábrelo! —le indicó emocionada.

Sebástian la obedeció, y cuando desplegó el papel, vió un dibujito de ambos al estilo chibi con las palabras «te quiero, "felises" veintidós días» en lo alto.

—¿Ahí quiere decir "felices"? —se rió señalando el error ortográfico.

—¿No se escribe así? —se rascó la cabeza— pero así recuerdo que salía en el traductor…



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En el texto hay: juvenil, romance, ficcion

Editado: 09.01.2023

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