Oh, oh...
Mierda, ¿Por que siempre las cosas se tienen que salir de mis manos? ¡Estaba todo calculado! ¡Yo no puedo morir! Menos si ni siquiera sé dónde pertenezco
—¡Katherine!—Derek se acerca a mí corriendo, asustada hago pasos hacia atrás rápidamente. Él se sorprende al verme retroceder y hace una cara de pocos amigos—¡Oh, Dios, Kathy!
—¡Ni te atrevas a hacer un diminutivo de mi nombre! —Mis ojos se llenan de lágrimas, replimi la acción de liberarlas—¡Eres un monstruo! No entiendo como una persona como tú es un líder, ¡y de Ángeles! Oh, Dios, eres tan manipulador...
—Te lo puedo explicar, Katherine...
—¡Me utilizaste, me manipulaste! Me utilizaste haciéndote la víctima por qué sabías que si tú trasero se pone en peligro yo te iba a salvar. ¡Que estúpida fuí!
Cubrí el rostro con mis manos, jale de mi cabello y también grite. Estaba furiosa ¡Golpeaba a mi madre!
—¿Lo hacías también con Caleb? ¿Lo golpeabas? ¿Eh?—Comencé a hacer pasos hacia él, mis ojos se oscurecieron, una vez al frente de él pude ver como sus alas blancas se extendieron dando a entender que si hacía un movimiento más me iba a atacar—Anda Derek, golpeame. Golpea al igual que hiciste con mi hermano y mi madre. Anda...¡HAZLO!—Mi grito se escuchó por todos lados haciendo eco
—por favor, no compliques las cosas, soy un ángel no puedo atacar a nadie..
Auch.
Mis hombros cayeron y lo miré fijamente a los ojos.—¿Eso te detiene, Que seas un ángel?...¿No te detiene que sea tu hija? ¿No? —Él no dice nada—Wow, ¿Tan mala hija soy?—Eso susurre para mí misma.
—Eres un Demonio. Nunca estaría feliz de tener a un Demonio como hija.—Su voz fría fue como mil puñales al corazón. Cerré mis ojos con fuerza mientras hacia pasos atrás...
¿Con que eso... Derek? Bien, vamos a jugar a que soy un Demonio.
Alce mis manos y apunte a su dirección, con un rápido movimiento lancé una daga a sus preciadas alas. Él grita de dolor cayendo de rodillas, camine hacia frente a él y tome de su cabeza para que me miré a los ojos.
Sonreí mostrando toda mi dentadura poniendo mis ojos en negro—Si te agrada más tus alas de angelito que tu hija, tendré que deshacerme de ellas.
Alexander POV
No despertaba, me desesperaba demaciado. Ya le habíamos la poción para que despertara, no entiendo por qué no lo hizo. ¡La poción estaba perfecta!
Veo como una lágrimas escapan por el ojo cerrado de mi castaña, me alarmo al instante llamando la atención de todos a mi alrededor. Sus puños se cierran y tira un poco de su cuerpo hacia adelante
¡Está despertando!
Finalmente abre los ojos, sus ojos negros me impresionan, pestañea repetidas veces para luego que sus ojos esmeraldas aparezcan. Ella se sienta y hace contacto visual conmigo, le sonrió ligeramente, ella copia mi acción
—Alex...—Susurrando envuelve los brazos en mi cuello y me da un fuerte abrazo, la siento temblar demasiado y aún sus manos estaban hechas puños. Mi corazón se encoge y la aprieto aún más con fuerza en mi pecho.
—¡La poción funcionó!—Nick se acercó con alta alegría
—¿Por qué te has tardado?—Dylan corre a abrazarla, ella se separa de mi para abrazar a sus tres bebés.
—El destino quería que haga una última cosa en el cielo.—Murmura, se separa de los gemelos y Amelie y mira a Nick, luego a mí—El destino quería que acabará con las alas de un ángel
Abre su mano deshaciendo el puño y puedo ver plumas blancas cubiertas de sangre, me impresionó liberando un suspiro, ¿Ella le cortó las alas a un ángel?
—Y me traje un recuerdito...—Continuo hablando mirando susodichas plumas
(...)
—Buenas noches, príncipes.—Les lanzó un beso y salgo de la habitación. Antes que pueda salir del todo de la habitación una voz me detiene
—¿Papá?—Pregunta uno de los gemelos, la verdad que aún no lo sé distinguirlos cuando se ponen el mismo pijama—Cuida a mamá, ha estado rara desde que despertó.
—Lo haré.
Salgo de la habitación y comienzo a caminar hacia la mía. "cuida a mamá ha estado rara desde que despertó" era verdad, ella había estado un poco distraída, le hablaba y hablaba sobre distintas cosas y ella no prestaba atención, que es raro de ella siempre analizaba todo conmigo, pero extrañamente hoy ni me quiso escuchar.
Al entrar a la habitación, la encuentro sentada en su escritorio cepillando su pelo como habitualmente lo suele hacer antes de dormir, me ve entrar a la habitación y oculta un poco su rostro mirando a otro lado.
Sonreí con ternura
—Sabes, no es necesario ocultar tu rostro, me doy cuenta cuando lloras.—Camino hacia ella y le quito el peine, ella deja caer sus manos y cierra sus mojados ojos con rendición. Comienzo a cepillar su pelo lentamente —Te conozco amor, sé que te sientes mal pero no puedo obligarte a decirmelo.