-Había olvidado lo incómodo que es esta perspectiva. Sé ve todo borroso y con más colores de lo normal -La sombra se quejó, quite los pepinos de mi rostro para sentarme mejor
-No te quejes.-Bufé-Tú fuiste el de la idea.
Él carcajeo.
-¿Disculpa? Tú fuiste quien me asesinó cuando dormía. Automáticamente desperté siendo tu sombra, cariño.-Blanquee mis ojos, que dramático. -Conocí personalmente a Travis y Austin, tienen la edad de los gemelos, supongo que crecerán a medida que los niños crezcan. Lo que no entendí es por qué al rededor de Amelie hay un aura tan resplandeciente, tranquilo y pacífico. Cada vez que estoy a su lado siento que me voy a dormir.
-Amelie extrañamente solo heredó un tipo de sangre, que es la Angélical. Es una niña milagro, según Johana; será una niña muy tranquila y hermosa pero un chico la destruira. Tendrá el mismo destino que el mío; un amor toxico.
-¿Eso no es peligroso? A medida que Amelie crezca querrá salir del castillo, en el escolar ¿Que hará? La civilización al enterarse que es un Ángel se aprovechará de ella. Es evidente, su sangre es curativa, celestial, consede deseos...Y las personas lo sabrán.
-Si crece a mi lado sabrá protegerse sola, aún que sea una persona inocente la ayudaré para que en el futuro no conozca a aquel chico que la acabará. Haré lo que sea para que ella no sufra, tranquilo.
-Dylan y Matthew ya lo sabían.-Frunci mi ceño.-Sabían que Amelie era Ángel desde hace mucho más tiempo que tú... Desde que nació para ser exactos, te lo ocultaron por que creyeron que no les ibas a creer. Lo contó Austin
-Sabés James, vine al spa para tranquilizarme, no para ésto.-Enojada volví a tirarme hacia atrás poniendo nuevamente los pepinos en mis ojos
¡Lo que me faltaba que mis propios hijos de ocho años comencen a ocultarme las cosas.
-¿Cómo harás con ellos? Te pidieron que prendas tu humanidad, ¿Lo harás?-En su tono apareció un destello de esperanza.
-No. Bueno, en realidad no lo sé. He visto y entendido la mirada de Matthew sobre mi; era suplicante, desesperada, llena de esperanza. Quizá, lo mejor que les puedo hacer es prender mi humanidad. Lloraré, gritaré, y hasta golpearé pero ellos estarán conformes conmigo. Creo que después de todo tendré que renunciar a mi fortaleza por ellos.
James no contestó, aún que sus palabras nunca salían de su boca, sabía que me había escuchado y sabía que se había quedado sin palabras algunas.
Después de todo, una madre está destinada a renunciar a todo por la felicidad de sus hijos.
ALEXANDER POV
-Está en el spa. La podemos encerrar en el sauna, se debilitará y cuando ya no tenga fuerzas para atacar entraras tú, William, y la apuñalaras.
La miré horrorizado-¿Porqué yo? Ustedes son los brujos acá.
-Porque tu vida es la que menos vale, así que por si llega a pasar algo irás tú.-Nick me apuntó con su dedo sonriendo con inocencia-Pero antes, ¿Me dejas de herencia por ser un amigo tan sexy todo tu oro? Prometo darles unas migajas a los niños.
-Ni me que me fuera a matar.-Arreglé mi saco mirándolo mal
Johana se encogió de hombros- Prácticamente ya lo hizo una vez. No veo razones al cuales no lo haría por segunda vez.
Malditos brujos, cuando salga de ese lugar sano, con Katherine inconsciente en mis brazos soñando con mi padre, les enrostrare mi éxito en sus caras.
Ahora que lo digo, es bastante turbio que mi esposa sueñe con mi padre.
¡Mierda, no, necesito sacar esa imagen de mi cabeza!
-Okey, a por ella.-Cogí la daga sonriendo
KATHERINE POV
Cuando iba al spa, me gustaba beber algo bien fuerte. Por ejemplo ahora estoy bebiendo un cóctel; licor de melón, Vodka y Ron. Llevaba mi segundo vaso y creía que ya estaba en otra dimensión. Había otras personas a mi alrededor, también compartiendo unas bebidas fuertes esperando su turno en la masajista.
Tomé mi tercer trago de un solo envión. Y me puse de pie, arreglé mi corto vestido verde agua y salí caminando hacia los baños. Amaba infinitamente el bar que había aquí.
Una vez que llegué al baño, me acerqué al espejo y comencé a arreglar mi vestido y mojar un poco mi rostro.
Tenía calor.
-Dios, Katherine, estoy súper mareado ¡Deja de tomar!-La sombra se quejó adolorido.
Me quise reír, aún faltaba la cuarta ronda.
Siento a alguien que me sujeta la boca a mis espaldas, abro bien los ojos como platos y observo atraves del espejo a Alexander sujetarme.
La sombra le intenta dar un golpe pero falla epicamente. Alexander aprovechando mi estado de embriaguez eleva su otra mano libre mostrando el gran rubí que tenía como anillo, hipnótizando a mi inocente sombra.
Comienza a arrastrarme hacia atrás mientras yo luchó para poder ver las cosas en color.
Veo que llegamos a un lado, no veo bien, él me deja de sujetar y me tira lejos de su cuerpo. Caigo de rodillas al suelo rompiendo un poco mi vestido. Enfadada me pongo de pie de nuevo sintiendo una ola de calor llegar a mi cuerpo