TERCERA PERSONA
Sus párpados se abren lentamente, mientras que sus pulmones se llenan de aire de forma brusca e incontrolable comienza a toser mientras mueve su cuerpo bruscamente pero en el pequeño lugar donde se encontraba no le permitía hacer movimientos. Él pone las manos frente a la madera que estaba contra su rostro y comienza a alejarla a tal punto de escuchar un “click” y sentir que el peso de la madera se alivio.
Lanzó la madera lejos levantando su cabeza al mismo tiempo, se encontraba en un lugar vacío y sentado en un ataud. Su seño se frunce notoriamente sin entender absolutamente nada.
—Bienvenido.—La voz gruesa de Ashic sonó a su derecha, él lo miro intrigado e incluso asustado.—Tranquilo, te he ayudado a venir.
—¿Qué hago aquí?—Desesperado comenzó a mirar a todos lados en busca de otra persona pero se encontraba lejos de signos de civilización
—Te he ayudado a venir, pero claro está que no podrás quedarte por mucho tiempo.—Le extendió la mano para que se pueda poner de pie. Él la aceptó y al ponerse de pie pudo ver su ropa anticuada e arrugada. —Debes beber de la sangre de Katherine.
—Ya te he dicho que no quería volver si ella no quería hacerlo. ¿Acaso no me escuchas? ¡No debiste traerme!—Le gritó. Ashic blanqueo los ojos y lo miro con aburrimiento
—Necesitaba arreglar las cosas con ella, si te entrego claramente está que estará agradecida y no querrá matarme por haberla manipulado para traer a Emily.
—¡La estaba ayudando desde el cielo! Aquí no soy más que un miserable humano. —Tiró bruscamente de su castaño cabello
—Y con tu presencia la harás mas fuerte.—Insistió elevando la voz—Estas vivo, temporalmente, pero vivo.
Lo miro cansado, no quería volver si Katherine no estaba de acuerdo. Ashic tenía el poder de traerlo a la vida temporariamente, en cambio Katherine tenía el poder de que sea para siempre con tan solo darle su sangre de tomar. Una simple gota y podía revivir al ser más débil o poderoso de la tierra.
—Vamos, deseabas volver a la vida.
Él suspiro, era verdad. Deseaba volver a la vida todos los días desde que murió. Deseaba volver con su mujer, su hija, su mejor amigo, sus amigos, su poder, su vida. Lo deseaba desde lo más fondo de su corazón.
—¿Qué quieres a cambio, Ashic?—Le pregunto.
—Nada. Solo quédate con Katherine y ayudala a ser feliz, yo ya he perdido su confianza.—Baja la mirada.
Frunció el ceño notoriamente.
—No necesito que me lo digas, yo lo haría siempre. Después de todo, me asesinaron por enfrentarme a un imbécil junto a ella.
—Tú sabes que hacer, Cunningham. No la defraudes.—Desapareció en el aire dejando a tío acondicionador solo, confundido y con un corazón latiente en el pecho.
Levantó la mirada e hizo el primer paso en dirección al gran castillo.
Sin embargo no sabía que Katherine estaba por canalizar a Emily, que Alexander estaba despertando y que un portal a otra dimensión estaba abierto.
Pero lo que no sabía y que era lo más desesperante e incluso aterrorizante -para él-, que... Ya se habían acabado los acondicionadores.
Lucas sonrió mostrando toda su dentadura imaginandose cómo será su presentación a sus amigos. Y que lo más épico se aproximaba.