En libertad [#e3]

Capitulo 28

—Puedo darte lo que sea, lo que las deseé tu corazón, Katherine. —Insistió forcejeando contra las cadenas—Podemos ser felices. Podemos hacer equipo y gobernar todo lo que queramos.

La ignore, seguía atando bien las cadenas contra su cuerpo apegada a la silla de madera. No me interesaba en lo absoluto sus propuestas.

—No podemos hacer equipo, Emily.—Repeti aburrida—Lo sabés perfectamente. Te conozco, me conozco. Lo dices para salvarte el trasero pero hallarás la manera de apuñalarme en la espalda. Y sabés, tengo toda una lista de personas que quieren hacerlo, no me quiero arriesgar que la inservible humana con poderes de dioses se sume a mi lista.

—No puedes canalizarme, si obtienes todo ese poder colapsaras por la mezcla de especie. Tu cuerpo no resistirá tal poder, morirás o peor, vivirás pero con todo el cerebro colapsando.

—¿Quién dijo que yo obtendre el poder?—Me reí—Al contrario, lo quiero canalizar hacia otra cosa.

—Katherine, te lo advierto. Buscaré la forma de volver y conseguir mi poder de nuevo, si no vuelvo hoy, volveré mañana y probablemente pueda conocer a tu hijita con más intensidad.—Su tono alarmante pero desesperante sonó tan ronca que podría creer que está apunto de llorar.

Ajusto aún más fuerte la cadena contra su mano amarrada al apoya brazos de la silla y acerco mi rostro al de ella para mirarla con una sonrisa

—Mira como me cago de miedo.—

Me alejo bruscamente de ella y busco en mi bolsillo los artefactos indicados, una vez que lo encontré lo saqué y lo puse en la mesa frente suyo.

—Tres brazaletes que se unen mutuamente.—Emily se ríe—No me digas qué quieres canalizar mi poder a un brazalete para los tres príncipes.

Había acertado, los brazaletes tenían un rubí quebrado que hacia que cada brazalete encastre como si fuera un rompecabezas. Evidentemente para mis pequeños lagartos super desarrollados. Cuando volvamos por Amelie, ella sabrá que pertenece al reinado viendo como su brazalete se une con los de los príncipes.

—Antes que esto termine para tí, y comience para mí. Quiero preguntarte algo, ¿Porqué la evolución de mi poder no acaba con mi cuerpo? He hecho Pyrokinesis y no me ha debilitado parte de mi cuerpo, en absoluto.

—La evolución del poder siempre se basa en tu debilidad, tu demonio interior debe haber sabido que tu gran debilidad es el fuego y evolucionó tu Cryokinesis para que al estar rodeada de fuego no sientas debilidad. Qué puedas utilizar Pyrokinesis al igual que Cryokinesis. Las evoluciones son así, el cuerpo cambia mediante ellas, debes acostumbrarte.

—Mi cuerpo era de hielo, mis órganos, huesos, piel se derretía al estar junto al fuego. Si ahora lo soporto, ¿De qué está hecho mi cuerpo?

Ella se mantiene en silencio, aprieta su mandíbula y me mira con la cabeza en alto.—No lo sé.—Sus palabras suenas sinceras y llena impotencia. —No lo sé. —Repite esta vez para ella misma en un susurro disminuto—Pero puedo ayudarte, si me sueltas...

—No gracias—Sonrei forzadamente—Prefiero quedarme con la duda.

Bajo la mirada a su mano y veo que estaba sacando algo de su manga, ella notando que la había visto saca rápidamente una daga y me la lanza, está cae en mi pierna y gimo con dolor. Retrocedo enfocando mi total vista en la daga, el dolor era más profundo de lo normal. Me saqué la daga de un brusco jalón, y pude ver cómo la tela de mi vestido teñia de rojo.

Me establezco bien y miro hacia Emily, se había soltado y corría en busca de la puerta. Me lancé sobre ella haciendo que ambas caigamos al suelo rodando, me siento sobre su abdomen y sostengo de ambas de sus muñecas. Ella gime mientras intenta sacarme de encima pero al darse cuenta que no lo logra descansa su cuerpo y apoya la cabeza contra el suelo con la respiración agitada.

—Uy pelea de gatas.—Una voz conocida suena desde la puerta. Emily gira bruscamente a verlo pero yo frunzo el ceño. ¿Emily puede ver a Lucas?

Le doy un puñetazo y ella se desmaya, tiro de mi cuerpo hacia un lado y me dejó descansar toda desparramada. Cierro mis ojos y doy una profunda respiración

—¿Qué haces aquí, Lucas?—Pregunto aún con los ojos cerrados—Desde que no está Derek en el cielo ahora puedes venir a la tierra cuando se te plazca ¿Ugh?

Se ríe.

—Claro, creo que son las ventajas de que la líder sea mi mejor amiga.

—Supongo, aparte...—Me cayó al momento que abro los ojos, alzó ambas cejas incrédula mirando como él no tenía sus alas—¿Qué demonios haces sin tus alas, Cunningham?

Su sonrisa se estira más y mira el suelo con tanta ilusión que en sus mejillas pude ver sus notorios hoyuelos.

Me senté y puse una mano en mi pierna que sangraba sin despegar mi vista de él, ya no estaba brillando, ni tampoco estaba con sus alas. Su piel estaba tomando color y... Parecía como si fuera un... Ay no.

—Volví, mocosa.

Mis cejas vayan lentamente y siento mis brazos decaer a mi alrededor.

—¿C-como?—Mi corazón se estruja, lentamente en silencio, abrumandome con emociones fuertes, dolorosas e inmensas. Negué con la cabeza—No puedes estar aquí.




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