—Quedate aquí, si escuchas mucho alboroto entra. ¿De acuerdo? Pero si hay un absoluto silencio quédate aquí.—le pedí mientras agarraba el anillo de Alexander y me colocaba.
Alexander tuvo la genial idea de disimuladamente ponerme joyas brillantes y así unas cuentas de las cuatrocientas sombras no tendrán control en sí, al cual estoy protegida.
—De acuerdo, pero ten cuidado. Te metiste con su padre y el enojo nunca se detendrá—Me explicó, besó mi mejilla con timidez y me dió un empujón. Caminé hacia la puerta del departamento y la golpee tres veces
Nadie abría la puerta, pero aún así escuchaba un corazón latir. Fruncí el ceño y volví a golpear pero esta vez con más fuerza. La puerta se abre de golpe y puedo ver a Caleb, vestia casualmente mientras sostenía un bol de palomitas. Había olvidado que sus sábados son especial estrenos Netflix. Blanqueo mis ojos
—Caleb... Necesito hablar contigo.—Le digo apenas puedo. Él me mira de arriba a abajo con repugnancia.—Escuchame, por favor.
—¿Qué quieres, Katherine? No entiendo cómo puedes venir a mi departamento después de todo lo sucedido. Tienes quince segúndos antes que 250 te saqué por la fuerza.
Me gustaba este lado de mi hermano, el bruto, malvado, potente y amenazador. Casi podía honrar el apellido.
Aún que si ahora lo pienso, todos los del apellido Mclaren han deshonrado. Quizá, soy la única que no terminó muerta, cómo mi madre. en un calabozo, cómo mi padre o desquiciada cómo mi hermano.
Solo quizá.
—Veo qué te enteraste sobre mí... percance con Leah que ahora utilizas mis palabras, te recomiendo que cuando estés frente a tu víctima des una cifra menor; quince es mucho. A Leah le di cinco.—Camine hacia el sofá y tome asiento cómodamente—Dime, hermano mediocre. ¿Por qué me arrepiento tanto de haberte conocido?
Las luces se prenden y apagan constantemente; sonreí mostrando toda mi dentadura ante ello, es fácil con simples palabras encontrar el punto débil de mi hermanito y sus sombras.
—Antes de venir, analicé las palabras de Austin; la sombra de Matthew. Seguramente tus sombras deben conocerlo. —Mi hermano se acerca a mi lentamente con desconfianza—Me ha dicho madre. Me tomé el atrevimiento de investigar eso junto a mi marido. ¡Sorpresa; al dar vida sombría me convertí en una especie de... Mujer honrada, la única con el poder de crear sombras. Sin necesidad de quitárselas a Yheitor. Un don extraordinario que solo yo tengo.
—Yo también puedo. —Dudó.
—Solo una mujer Gwahanol puede.—Apreté mis labios entre si—Lamento confesarte que tu no eres una mujer —Me pongo de pie y camino hacia la barra—mis hijos tampoco pueden, y mi hija es un Ángel. Y piénsalo; de cuatro personas Gwahanol solo una es mujer y soy yo. El don se quedó solamente en mí.
—¿Y? ¿Qué quieres? ¿un aplauso?
Sirvo un poco de ron en un vaso, y al finalizar giro a mirarlo, con la vista clavada en su oscura mirada le di un trago para luego sentir mi garganta quemar.
—Lealtad, no me conformo solo con Lucas. Si bebes de mi sangre eres mi peón y nada malo te sucederá hermanito.—
—¿Encerio? Con cuatrocientas sombras de mi lado voy a querer tu ayuda?—Se ríe a escandalosas carcajadas.
«Vengan a mi, numeritos» Pensé.
Segundos después, la habitación se comienza a llenar de sombras por todo nuestro alrededor. Todos iban a mi dirección y se colocaban detrás de mi. Dejando solo a Caleb. Él frunció el ceño notoriamente mientras veía como sus cuatrocientas sombras lo habían abandonado
—Ya te dije hermano, soy como su madre.—Alce el vaso un poco y sonreí.
ALEXANDER
Mi celular suena y con frustración lo saco de mi bolsillo, atiendo luego de leer que era Alicia
—Hermanita, tienes un gran don para aparecer cuando estoy ocupado. Por favor, dime qué no es una estúpida pregunta como: de qué color te recomendaba pintar tus uñas, como me lo preguntaste la semana pasada cuando estaba en una escena comprometedora con Katherine.
—¡VINO UNA CASTAÑA OJOS MIEL Y PELO ALBOROTADO, JODIDAMENTE PARECIDA A MI A DECIR QUE SOY SU HERMANA!—Su gritó escandaloso hizo que la sangre deje de fuir por mi ecosistema.—¡DIME QUE NO LO SABÍAS, ALEXANDER!
Está mal. Tiene cuarenta años no puede recibir noticias fuertes, su corazón es muy débil.
—Espera, tranquilízate, lo supe hace unos días. Yo le he dado la dirección de tu hogar. No es una mentira, ya lo he comprobado; no eres una Williams, eres una Mejía.
—¡NO! ¡NO PUEDE SER...YO...YO...Yo...yo.—Su voz se comienza a detener, de repente escucho un golpe seco y la llamada finaliza.
Oh mierda.
Miré mi celular con miedo y luego al departamento de Caleb. Tenía que ir a socorrer a mi hermana pero no podía dejar sola a Katherine.
Cerré mis ojos. Katherine es fuerte ha podido luchar siempre sola. En cambio Alicia es una humana con problemas del corazón.